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Los hombres grises (bolche tupa)
Comunistas y Tupamaros en Uruguay
Capítulo IV
por Prof. Antonio Romero Piriz (Perfil)
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Memorias de un joven comunista uruguayo integrante de la “Orquesta Roja”, clandestino, preso y exiliado durante la dictadura cívico-militar de 1973 a 1985. La militancia clandestina, la tortura, los cuarteles, el penal de Libertad, el exilio en Suecia, el accionar de las fuerzas de choque. ¿Qué sabe Ud. Sobre la Orquesta Roja y el aparato arpado del Partido Comunista Uruguayo?
Guerra y prisión en el ‘72
En el verano del 72, Jorge Seines, que conocía mi casa, llegó un día hasta ella para proponerme algo que había estado esperando con ansias: incorporarme al MLN –T (Movimiento de Liberación Nacional, Tupamaros), la guerrilla urbana clandestina. Mi corazón me saltó en el pecho: iba a ser de los soldados del Che, de la columna invencible de la revolución del hombre nuevo, y a poder ayudar a que ese movimiento nacionalista fuera comunista.
Me llevó a un lugar que luego sabría que era su casa, y antes de llegar me hizo ir mirando al piso para no reconocer el lugar. Adentro estaban Carlos Percovich y su novia Ana Travieso. Carlos nos hizo un discurso diciendo que desde ese momento éramos guerrilleros del MLN y que teníamos que estar dispuestos a luchar hasta la muerte por la revolución. Nos anunció que iba a haber guerra contra los milicos y nos instó a elegir un “nombre de guerra”. El suyo era “Federico”. Yo elegí el de “Ismael” pensando en el libro de Eduardo Acevedo Díaz en el que un centinela de un campamento artiguista le pregunta a Ismael: “¿quién vive?” y éste responde: “tupamaro”. El centinela le contesta :"Pase, hermano".
A los pocos días, en uno de los salones de la Facultad de Medicina tuvimos un encuentro con una tupamara responsable de nuestro grupo (que era el CAT de Magisterio), una bonita joven de la que nunca supe más que su seudónimo, que los años me han hecho olvidar. Nos invitó a participar en atentados contra clubes blancos y colorados esa misma noche. Nos instruyó también en cómo hacer seguimiento de autos, anotando la hora en que entraran y salieran de las casas, así como horas de pasaje de vehículos militares. Toda esa información debíamos pasarla en hojillas de papel de fumar con letra minúscula, escondidas en doble fondo de cajas de fósforos, bolígrafos, y otros escondites (“berretines”).
También había que tener bolsillos ocultos en la ropa. Nuestra vinculación iba a ser en contactos callejeros, que debían hacerse con extrema puntualidad, y si el otro no aparecía ir horas más tarde a un lugar fijo llamado “recule”. Hoy veo con claridad que los datos de autos era para “expropiarlos” para acciones, y los de los vehículos militares para atacarlos. Más adelante se nos incorporó Julio Sande, viejo militante del gremio de Magisterio. Todos los que actuábamos en el CAT estábamos también en la agrupación 26 de Magisterio. Casi todos en el “grupo chico” donde también estaban Fernando Vázquez y María de los Angeles Balparda, hoy dirigentes del 26 seispuntista. Un día Fernando me invitó a integrarme a un UGAF (Unión de Grupos Antifascistas) organización fantasma inventada por el MLN para hacer atentados con bombas molotov y de alquitrán contra clubes blancos y colorados. Decliné la oferta dándole a entender que “estaba en otra cosa”. Años después, al abrazarlo cuando nos encontramos en la cárcel de Libertad, le dije: “¿Viste por qué no pude aceptar tu oferta?”.
14 de abril de 1972: el MLN mata a varios policías y a un capitán de navío y emite un comunicado llamado “Aviso a la población” en el que los acusa de ser integrantes del “Escuadrón de la Muerte” (Comando Caza Tupamaros, CCT) . Los muertos están en la lista de condenados a muerte en la que también figura el Inspector Castiglioni de la DNI I (Dirección Nacional de Información e Inteligencia, policía política). El comunicado concluye diciendo: “se faculta a todos los revolucionarios a cumplir esta sentencia dónde y cómo puedan.”
En una asamblea de Magisterio Rodolfito le da lectura, alguien avisa al Ejército y éste entra al instituto. Yo tenía una mesa de venta de artículos escolares y frente a ella había enormes dibujos hechos por Rodolfito de encapuchados. Los soldados al verlos rieron pensando en los torturados que tenían en los cuarteles. Estábamos descolgados al perder contacto con el MLN debido a la salida del país de nuestros contactos.
Seguimos en el 26 y el partido me indicaba que discrepara con la línea de hostigamiento que llevaba adelante el MLN, que estaba poniendo en aprietos a toda la izquierda. Así lo hice y tuve una fuerte discusión con “el canario” que decía que a los milicos había que matarlos a todos, no importaba si fueran vecinos, amigos o parientes.
El frente estudiantil del 26 se embarcó en una serie de manifestaciones violentas, bajo el nombre de “estudiantes del pueblo”. Un antecedente había sido el “Tejazo” cuando realizamos una verdadera insurrección en La Teja en plena campaña electoral, que luego sabríamos que era para distraer a la policía (“Operación Tero”) y facilitar la fuga de Punta Carretas (“el abuso”). Pero estos nuevos “azos” eran para denunciar las torturas a los presos en los cuarteles. Ya como CAT habíamos hecho muchas pintadas que decían “las fuerzas conjuntas torturan y mienten” acompañadas de la estrella con la T, además de colocar en el instituto carteleras con el “correo tupamaro” y “el chasque oriental”, publicaciones del MLN. Lo hacíamos al amanecer con las caras tapadas con pañuelos. A las manifestaciones de los “estudiantes del pueblo” íbamos vestidos de fiesta para disimular, los muchachos de traje y las chicas de largo. Las molotov iban envueltas en papel de regalo. Luego de la manifestación la policía no nos detenía porque pensaba que íbamos a una fiesta o baile. En el momento indicado aparecían motos con llantas para ser quemadas. También autos eran incendiados. Se coreaba “la guerra es contra el pueblo, no nos detendrán” y “escuadrón, escuadrón, la policía te ampara, el pueblo te responde con balas tupamaras”. También hicimos una desde la facultad de veterinaria, en la que estábamos todos los militantes del 26 con las caras tapadas con pañuelos. Los vecinos salían y veían venir una multitud al grito de “MLN, Tupamaros”. Lo mismo que habíamos gritado en el primer acto del "26", mientras hablaba Sassano con Arismendi a su lado.
Cientos de tupamaros comenzaron a ser detenidos y sus rostros desfilaban en la pantalla de la TV, en la “cadena de las Fuerzas Conjuntas”. En agosto fue asesinado el estudiante Santiago Rodríguez Muela, maoísta. En su entierro se coreaba: "Luchar, vivir, para al pueblo servir. Vivir como Santiago dispuestos a morir", haciendo referencia a una frase de Mao: "servir al pueblo". También se gritaba: "El pueblo, armado, jamás será derrotado."
A principios de setiembre fue detenido Jorge Seines, “el ciruela”. Estaba fichado por participar en el Comité de Familiares de los Presos Políticos (otro organismo del MLN) pero por las dudas los demás del grupo resolvimos abandonar nuestras casas. Anduve una semana clandestino, durmiendo en casas amigas, y haciendo contactos callejeros con los demás del grupo. Al cabo de una semana resolvimos volver a nuestras casas. Al segundo día, en horas de la madrugada, golpearon a la puerta de mi casa (13 de setiembre de 1972) y al preguntar quién era, la respuesta fue “las Fuerzas Armadas”. Diez días antes había sido capturado Raúl Sendic.
En la próxima edición:
- La detención
- El 6º de Caballería
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