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El fin de una etapa
por Luis Alberto Lacalle Herrera
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Cuando el Presidente Vázquez inició la práctica de reunir el Consejo de Ministros en distintas ciudades del interior del país, incorporó una novedad al funcionamiento del Poder Ejecutivo. Para hacerlo, tuvo que forzar bastante el concepto jurídico de lo que es como órgano de gobierno el propio Consejo de Ministros que regula la Constitución en su artículo 160 y concordantes, la que establece para el mismo competencias muy claras.
De todas maneras el traslado hacia las pequeñas localidades del elenco gobernante se cumplió dentro de ese estilo muy frentista de informalidad más o menos legal y de poca preocupación por la normativa. Al principio, comenzando por Zapicán, se trató de una especie de audiencia pública en la que el conjunto de los Ministros, encabezados por el Presidente, recibían petitorios y escuchaban quejas y reclamos de los vecinos.
Todo ello muy simpático y abierto, dando una imagen “participativa”, vocablo de preferencia de nuestros gobernantes. Así fue que las carpetas de cada secretario de Estado se llenaron de notas y memorandos pues mucho hay para pedir, reclamar y protestar.
La primera falla fue el seguimiento. Poco o nada se contestó y menos se hizo de lo pedido, que era mucho. Luego las reuniones fueron cambiando de formato. Se hacía muy largo el escuchar y también largas las explicaciones de todos los ministros. Comenzó a separarse en grupos que trabajaron contemporáneamente a cada ministro con sus asesores.
De esa manera cada vecino sabía a que sector acudir. También varió la participación del Presidente. Según iban los asuntos nacionales, el primer mandatario dedicaba mayor o menor tiempo a lo del pago y a los acontecimientos propios de todo el país. Así se escucharon intervenciones más o menos serenas y con mayor o menor tinte político .
Otra iniciativa del Dr. Vázquez fue la de ir “pueblo a pueblo” explicando los logros de su gobierno. Fue allí que nos “enganchamos” para seguirle y contestarle, o por lo menos mostrar la otra faceta, el ángulo diferente de las cosas. Repitámoslo una vez más: fue ejemplar el desarrollo de todas y cada una de las reuniones. Ni un grito destemplado, ni una grosería, la agente que asistió dio pruebas de la buena educación que conservamos los uruguayos y del nivel político que ya querrían más de cuatro naciones del continente. Bella Unión, Tomas Gomensoro, Sarandí Grande, “5 de agosto, Santa Lucía , Rosario dieron el lindo estilo del respeto y la civilización.
Por nuestra parte hicimos siempre hincapié en reconocer algo bueno de este gobierno, en destacar que no veníamos a ver todo lo malo de un lado y todo lo bueno del otro. Creemos que a la gente le gustó esa actitud, compartió ese criterio.
Al respecto sigue en deuda con nosotros el Presidente Vázquez a quien reiteradamente pedimos que tuviera el gesto equivalente de recordar que durante nuestro gobierno se hicieron cosas buenas pero no nos hizo el gusto. Lo sentimos pues hubiera dado la imagen equilibrada que creo que ambos, desde ángulos muy distintos, tenemos de nuestra patria.
Se ha anunciado que la de San Carlos, la semana pasada, fue la última de las salidas del primer mandatario. Se cierra así una etapa peculiar de la vida del Uruguay que esperamos haya servido para mostrar que se puede discrepar sin pelear, criticar sin insultar.
Lo que viene ahora es campaña electoral y el interlocutor será el Cr. Danilo Astori. Hacia ella vamos son serenidad, firmeza y alegría…
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