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Año V Nro. 390 - Uruguay, 14 de mayo del 2010    
 
 
 
 
 
 
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El secretario general imaginario
de un organismo que no existe

por Sergio P. Luís

 
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         Las agencias de noticias han informado que el ex presidente argentino, Néstor  Kirchner, que es diputado en su país, acaba de ser elegido como Secretario General de la Unión de Naciones Sudamericanas, UNASUR. La reunión en la que se le eligió se celebró en Buenos Aires, con la asistencia de los presidentes –no todos– de los países miembros de esta organización.  El gobierno argentino de su cónyuge, Cristina Fernández, se había empeñado a fondo, con todos los recursos su diplomacia, para lograr este nombramiento.

El veto uruguayo

         Habrá que recordar que el gobierno del uruguayo Tabaré Vásquez, con el apoyo de todos los partidos e instituciones de su país, en un anterior intento de la cumbre de UNASUR de elegir a Kirchner, bloqueó ese nombramiento votando en contra. El tratado de creación de UNASUR, establece que todas las resoluciones requieren del voto unánime de los países miembros.

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         El gobierno de Vásquez, fundaba su oposición, en el ilegal e inexplicable aliento y apoyo que el ex mandatario argentino dio a los piqueteros extremistas, supuestamente ambientalistas, que bloqueaban el puente internacional –han pasado casi cinco años y aun sigue cerrado el paso- que une a la Argentina y Uruguay, en  protesta por la supuesta contaminación que produciría la planta de papel de la empresa finlandesa Botnia, levantada en la margen uruguaya del río que separa a los dos países. Mientras tanto, el gobierno conyugal de los Kirchner, presentó una demanda ante la Corte el Internacional de Justicia de La Haya, para que ordene el desmantelamiento de la planta y que Uruguay pague a la Argentina por supuestos daños.

         Los perjuicios ocasionados por el  bloqueo al Uruguay fueron inmensos, y la pasividad –para decir lo menos– de Kirchner fue francamente  ilegal, arbitraria, abusiva y prepotente. Una medida de fuerza de agitadores, no merecía el respaldo de un gobierno que dice regirse por las leyes y la moderación, lo que era de esperar especialmente en su trato exterior, más aun con un país del que pretende ser hermano, unido por la historia y la tradición.

         Todas las instituciones y los partidos políticos oficialistas y de oposición uruguayos, respaldaron la firme decisión del presidente Vásquez de oponerse al  nombramiento del agresivo Néstor Kirchner, como Secretario General de UNASUR.

José Mujica,  presidente del Uruguay

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         El ex guerrillero tupamaro José Mujica, se postuló como candidato a la presidencia del Uruguay por el Frente Amplio, la coalición oficial del médico socialista Tabaré Vásquez. Desde el momento en que se abrió la campaña electoral uruguaya, José Mujica, cabildeó en Buenos Aires ante el gobierno conyugal argentino, buscando el apoyo de los Kirchner, tomando en cuenta el gran número de uruguayos que residen  en  la Argentina y que, en los comicios, regresan a su país para votar. También afloraron las coincidencias populistas entre el candidato y la mandataria argentina y su marido, el diputado Néstor Kirchner.

         La espera del fallo de la corte internacional de La Haya fue tensa, cargada de incertidumbre, aunque se sabía, por testimonios técnicos, que la papelera de Botnia, no contaminaba las aguas del río Uruguay. Y, en efecto, el fallo fue favorable a la posición uruguaya: la planta no causa contaminación y, por tanto, no se ordenó su traslado, añadiendo que no corresponde ninguna reparación del Uruguay a la Argentina. Casi como una compensación, o por el afán de ser salomónica, la corte afirmó que el gobierno uruguayo no cumplió con  el deber de informar a la Argentina sobre el proyecto de la planta papelera, aunque esto no alteraba la esencia de la sentencia: la negativa a las pretensiones del gobierno de los Kirchner.

         Sin embargo, el bloqueo persistía –sigue hasta ahora- y los piqueteros de Gualeguaychú relanzaban su campaña para continuar con  la protesta hasta que se cierre la planta; pretensión obviamente sustentada en la intimidación y la fuerza tolerada por un gobierno, que sabe se ejercita en actitudes que violentan las leyes argentinas y las normas de convivencia internacional.

         Los uruguayos recibieron con satisfacción y serenidad el fallo de la Corte. Había la esperanza de que, zanjado el pleito, en adelante podría restablecerse la amistad en el Río de la Plata; que los piqueteros, al fin, entrarían en razón y abandonarían el irracional bloqueo que no solamente dividía a las dos  naciones, sino que perjudicaba el turismo y el comercio uruguayo.

         Probablemente, Mujica compartía la satisfacción de los uruguayos por este fallo. Sin embargo, seguía el bloqueo con la impavidez del gobierno argentino. Y persistirían, entonces, las tensiones diplomáticas con el Uruguay. Pero muy pronto, antes de la reunión de UNASUR, Mujica viajó a Buenos Aires para conversar con Cristina Kirchner y marido, sobre la manera de solucionar la resistencia a levantar el infame bloqueo. En esto, que se parecía a una capitulación ante el poderoso, quizá contaron otras consideraciones: la influencia de Hugo Chávez en el régimen argentino y, de alguna manera, en sectores del gobierno uruguayo, al que el sátrapa venezolano prometió todo el petróleo que necesite. Habrá que recordar también la ayuda que el populismo “bolivariano” dio a la campaña electoral de Cristina Fernández de Kirchner, descubierta por el escándalo del maletín con 800.000 dólares, que Chávez enviara con  este propósito desde Caracas.

La elección en UNASUR

         El nuevo cabildeo de Mujica a Buenos Aires, seguramente estaba motivado por la inquietud argentina sobre la actitud uruguaya ante la nueva postulación de Néstor Kirchner. Pero ya circulaba el rumor de que el gobierno de Mujica no se opondría a la elección del candidato de Buenos Aires. Y, en efecto,  no se opuso. No estaba inicialmente muy claro si Mujica se abstuvo o votó en blanco para salvar la cara. Pero esto se aclaró cuando “Mujica remarcó que Uruguay decidió levantar el veto que impuso en 2008 su antecesor en el cargo, Tabaré Vázquez, a la nominación de Kirchner, para acompañar "el consenso por la unidad de América Latina". Esto es contundente: Mujica voto en favor de quien dañó la amistad argentino-uruguaya con reprobable prepotencia.

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         Claro está que los uruguayos ya reaccionaron con amargura y vigor contra la inconsecuencia, lindante con la traición, del presidente tupamaro.

         Lo que resulta de la cumbre de UNASUR es que hoy, 4 de mayo de 2010, el ex presidente de la Argentina, diputado y cónyuge de la presidente actual, Cristina Fernández, fue elegido como el primer secretario general de UNASUR. En verdad, el gobierno de los Kirchner siempre apoyó a esta organización y se banderizó con las iniciativas populistas como en el caso de la matanza de Pando en Bolivia, cuando puso a disposición de la presidente pro tempore de UNASUR, Michelle Bachelet, a Rodolfo Mattorollo que fuera miembro del Ejército Revolucionario de Pueblo, una organización guerrillera argentina,  para que investigue lo sucedido, lo que hizo en infame y parcializado informe.

         Pero ¿qué impulsó al esposo Kirchner a presentar nuevamente su candidatura, antes rechazada por el veto uruguayo? ¿Cómo se justifica este empeño, cuando se sabe que se propone ser candidato presidencial en las elecciones de 2011, lo que le impondría un muy temprano alejamiento de su función  en el organismo regional? Hay muchas suposiciones. Una es que “El encumbramiento de Kirchner como el funcionario ejecutivo de la UNASUR le permite, para empezar, escapar de su condición de ñoqui de la Cámara de Diputados en la que, estaría convencido, si se presenta en una sesión sería objeto de más de un reproche de la oposición. Pero también mudarse a Quito -sede del organismo- le daría inmunidad, por lo menos relativa, ante las denuncias judiciales (en su contra) que se aproximan”. El objetivo, entonces sería,  más bien, objetable, muy cerca de la inmoralidad y la cobardía. Otra probable motivación: “…su futuro rol (como secretario general de UNASUR) le permitiría esquivar el desgaste de esta etapa preelectoral, por su situación de semi candidato a presidente. Las encuestas difieren sobre los votos de Kirchner, pero todas coinciden en que, en segunda vuelta, perdería casi con cualquiera”.

La vigencia de UNASUR

         Aunque sabido por muchos, el tema de la falta de vigencia de UNASUR se soslaya constantemente. En verdad, de los países que suscribieron el tratado constitutivo, sólo cuatro lo ratificaron, lo que determina a que el organismo aún no ha nacido. El congreso paraguayo, por ejemplo, no ha aprobado su ratificación, y resulta una incongruencia que su presidente, Fernando Lugo,  siga asistiendo a unas sesiones de un organismo que no existe y votando resoluciones que, por ello, no son vinculantes.

         Esto, se agrava en el caso de la Argentina. El congreso de este país tampoco ha aprobado la ratificación del tratado constitutivo de UNASUR y, pese a este antecedente, el gobierno de la esposa del interesado, lo ha postulado – y ya fue elegido- a una una posición imaginaria de un organismo que no existe.

         Estas son algunas de las curiosidades del populismo.

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© Sergio P. Luís para Informe Uruguay

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