|
|
|||||||
|
Año V Nro. 360 - Uruguay, 16 de octubre del 2009
|
|
Es posible que el hombre otorgue prioridad a la crisis económica que soporta actualmente la humanidad sin tener en cuenta la dimensión mundial que vienen alcanzando los problemas relacionados con el medio ambiente. Hace algunas décadas los daños causados a la naturaleza estaban limitados al ámbito local y en pocos años eran superados por un enorme poder de recuperación. Sin embargo el crecimiento poblacional ha generado una acentuada demanda de alimentos, agua, combustibles y otros artículos que se han transformado de primera necesidad. Las aglomeraciones urbanas con sus necesidades y demandas insatisfechas van deteriorando las cualidades del medio ambiente. De esta manera los pueblos y ciudades que por lo general no están preparados para recibir esta emigración están sufriendo las consecuencias de tener que vivir en barrios sin los servicios públicos requeridos y en condiciones insalubres debido a las grandes aglomeraciones. Hace muchos años Paul Leyhausen , profesor de sicología comparada de la Universidad de Bonn (Alemania) señalaba que “suele suponerse que el hombre es un animal adaptable a toda clase de circunstancias. Sin embargo, es cada vez mayor el número de psicólogos y de sociólogos ocupados en el tratamiento, y de ser posible en la cura de la creciente cantidad de personas mal adaptadas a la sociedad en que viven. También suele creerse que el hombre es, por esencia, un animal social. En cambio, varían mucho las opiniones sobre la forma en que ese animal social debería comportarse”. Debemos coincidir en que se está comportando muy mal y tarde o temprano lo pagará muy caro. La basura generada por nuestra “civilización” sigue envenenando y contaminando los arroyos, ríos y lagunas del planeta, mientras la erosión, el deterioro de la tierra y los daños causados, amenazan como nunca la vida animal y vegetal. Existe además otro enemigo más poderoso que muchas veces “vestido de remedio” amenaza la humanidad y bajo el rótulo de productos químicos son utilizados por diversas industrias. De poco han servido las rigurosas normas del Parlamento Europeo pretendiendo limitar y desactivar industrias que desde el siglo pasado vienen contaminando el ambiente con la fabricación, transporte y utilización de productos químicos, amenazando la salud y la vida de millones de trabajadores. Hace algunos años el gobierno brasileño puso en práctica una campaña denominada el Derecho de Saber para que los trabajadores se pudieran informar sobre la naturaleza de los productos utilizados. Se ha demostrado que los productos químicos no tienen fronteras y mientras son prohibidos en Europa, son utilizados libremente en los países del Tercer Mundo, marcando su presencia en el trabajo, la alimentación y la higiene de sus habitantes. En la actualidad no es solamente el individuo que está amenazado sino la especie, lo que representa un gran desafío para la clase política de estos países. En próximas ediciones ofreceremos un listado de los productos químicos cuya comercialización está prohibida en varios países pero que siguen ingresando libremente a los establecimientos agrícolas de esta frontera. Es fácil advertir que las multinacionales dinamizan su producción incrementando sus ganancias con la comercialización de estos productos, no considerando en ningún momento la reducción de su producción en beneficio de la salud. Otro tema ha considerar está relacionado con la poca información que ofrecen algunos medios que ceden en algunas oportunidades a las presiones de los sistemas económicos de estas empresas.© Julio Dornel para Informe Uruguay
|