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Año V Nro. 360 - Uruguay, 16 de octubre del 2009
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Barack Obama sigue recibiendo reveses pero también premios. Reveses por lo que hace, y premios por lo que no hizo. Viajó a Copenhague pensando que con su presencia, más su mujer y Oprah Winfrey, a quien nadie conoce fuera de Estados Unidos, lograría hacer de Chicago la sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Resultado: lo sacaron olímpicamente de la contienda en el primer round. Tal vez debió agregar en su delegación a Tiger Woods, Eddie Murphy, Aretha Franklin, algunos raperos y otros negros famosos. Según BO volvimos a la época de “Black is beautiful”. Para Obama todo es apariencia. No le fue mal, llegó a presidente de los Estados Unidos después de apenas dos años de ser un mediocre y desconocido congresal. Al lograr juntar una muchedumbre frente a la Puerta de Brandemburgo durante su campaña, vio que la Europa progresista estaba a sus pies y cualquier cosa que pidiera del Viejo Continente le sería concedida. Mucho no se equivocó, le vetaron la sede olímpica pero le dieron el Premio Nobel de La Paz sólo por leer discursos en el teleprompter. Siendo un narcisista, está convencido de que desde que él apareció, el mundo adora a los Estados Unidos y que su pretenciosa imagen es digna de veneración. El hombre está completamente desconectado de la realidad. Sin embargo los noruegos le inducirán a mantener esa perspectiva, otorgándole el máximo galardón internacional. Los otros presidentes norteamericanos que recibieron el Nobel, fueron Theodore Roosevelt en 1906, Woodrow Wilson en 1919 y Jimmy Carter en 2002. Todos ellos progresistas. El Comité Nobel no tuvo la decencia de darle el premio a Ronald Reagan que puso fin a la guerra fría, porque era de derecha. Desde que asumió el poder, BO no ha logrado que se apruebe ni se implemente ni una sola de sus proposiciones, y eso que goza de un congreso mayoritariamente demócrata. Entró en la contienda por el Nobel --¡Sin haber hecho absolutamente nada!-- apenas 12 días después de que fue elegido presidente, bordeando el término para que cerraran la lista de candidatos. Otra muestra más de la obstinación izquierdista y carencia de principios éticos del Comité Nobel. El premio le fue otorgado por “promover la diplomacia”. ¿Y qué hacen todos los embajadores y presidentes democráticos? Acaso no buscan lo mismo, y prácticamente todos tienen mayores créditos que Obama. Darle el Nobel a BO, es alimentarle sus ínfulas de grandeza, que ya están en niveles estratosféricos. Con la presea su política exterior se volverá más radical, en detrimento de Occidente. La meta internacional de BO es lograr la paz en el Medio Oriente a expensas de Israel. Pero las condiciones pueden cambiar abruptamente, ya que lo más probable es que se verá envuelto en una guerra con Irán. Para combatirla necesitará del apoyo de Israel y Europa, que no tienen obstáculo en cooperar. Hasta Arabia Saudí está dispuesta a dar una mano. El problema es que BO no la quiere pelear. En un escenario colateral, BO prometió repatriar las tropas en Irak, sin embargo está revisando esa decisión para desplazarlas a Afganistán. La guerra en Afganistán está en un punto extremo. BO finalmente se reunió por primera vez con el Gral. Stanley McChrystal, comandante de las operaciones militares. El encuentro que duró 25 minutos, se efectuó antes de decolar a Dinamarca para su importante disertación acerca de cuál debía ser la sede de las Olimpiadas. McChrystal exige 40.000 tropas adicionales. Obama se comprometió a enviarle 21.000 a comienzos de año, pero se resiste a aumentar el número. Cree que le hace un favor. Ahora que es emisario de la paz mundial, posiblemente se endurecerá en su postura. El número de soldados estadounidenses en Afganistán es de aproximadamente 68.000, más 39.000 aliados y 175.000 afganos. BO dijo que piensa mantener la lucha con Al Qaeda, pero que aceptaría que se establezca un cogobierno con los Talibanes, con quienes está dispuesto a dialogar. Parece que Obama es el único individuo en el planeta, que tiene la fórmula secreta para confraternizar con los fanáticos religiosos que ansían matar a todos los cristianos. Particularmente si son norteamericanos. Los talibanes reciben miles de millones de dólares de ayuda. Sus principales financiadores son de Pakistán, Arabia Saudí, y los Emiratos. También obtienen alrededor de 3.000 millones anuales de la venta de Opio. Se estima que 2.9 millones de afganos se dedican al cultivo de la amapola. Políticamente su apoyo viene de Al Qaeda, y el ISI (Inter Services Intelligence), el servicio de inteligencia pakistaní, que juega a dos puntas. El presupuesto norteamericano para defensa aprobado para 2009, que incluye el combate en Irak y Afganistán, fue de 864 mil millones. Con los gastos suplementarios llegará a 941 mil millones. Afganistán se está convirtiendo en el nuevo Vietnam de los Estados Unidos. El conflicto irá en aumento, ya que los musulmanes consideran al galardonado Obama, un líder débil. © José Brechner
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