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El agua del Carnaval uruguayo
por Raúl Seoane
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La noticia dio la vuelta al mundo. A un candidato del Frente Amplio le tiraron un balde de agua en pleno acto político. La noticia la tomó The Associated Press y a partir de allí corrió como un reguero de pólvora. Con decir que hasta Yahoo y Terra Noticias la publicaron con grandes titulares.
Alfonso, héroe o villano de esta historia, según con el ojo con que se mire – izquierdo o derecho- fue el autor de este atropello al ex ministro Danilo Astori.
Según cuentan las crónicas de esas fechas, Alfonso también sacó al balcón dos feroces perros que comenzaron a ladrar insistentemente a los escasos 200 participantes del acto de inauguración de una sede partidaria de Astori. Esto contagió a los perros del vecindario que acompañaron con sus ladridos a los amigos del susodicho. Qué le habrán gritado los perros al candidato es algo que no podremos saber porque el único idioma que apenas entiendo es el castellano, por lo que nos quedaremos con la duda de si fueron insultos o vivas.
No contento con toda esta parafernalia carnavalesca, Don Alfonso puso al máximo su equipo de música con la banda de rock La Polla Records, para acallar la batahola frentista que rompía estridentemente la paz del vecindario.
Héroe o Villano
Más allá de las opiniones sobre si Alfonso es un héroe o un villano, la violencia generada en este hecho no puede ser justificada. El viejo dicho de que la violencia genera la violencia tiene plena vigencia, pero las diferencias no pueden ser solucionadas mediante el ímpetu o la furia porque vamos a generar un espiral de muy difícil control.
También es violencia las declaraciones posteriores de Danilo Astori cuando dijo "quienes levantan el volumen de la radio y la música le tienen mucho miedo a los cambios". "Como no hay argumentos se apela al ruido", o las de uno de los organizadores que despectivamente dijo "Son lumpen, son lumpen. Los vemos todos los días, mejor no meterse con ellos".
Lumpen, según la Wikipedia “(algunas veces escrito lumpenproletariado) es un término de origen marxista, con el que se designa a la población situada socialmente por debajo del proletariado, desde el punto de vista de sus condiciones de trabajo y de vida, formado por los elementos degradados, desclasados y no organizados del proletariado urbano, así como aquella parte de la población que para su subsistencia desarrolla actividades al margen de la legalidad o en la marginación social (delincuencia, prostitución, etc.)”. El diccionario Espasa-Calpe lo define como “Grupo social formado por las personas social y económicamente marginadas en ambientes urbanos: los mendigos forman parte del lumpen”. En tanto el Diccionario Jurídico lo atribuye a “elementos degradados, que atentan sin ningún tipo de principios, contra la seguridad de los individuos o colectividades, bajo un ánimo rapaz y delincuencial.”
Ni lo uno ni lo otro. Un simple ciudadano hastiado de las continuas molestias y abusos a los que es sometido. Un ciudadano que impotente, sin armas legales que pueda utilizar para parar el atropello al que es sometido, responde con la violencia, única forma que encontró para hacer valer sus derechos pisoteados continuamente por las mini-hordas progresistas.
Ilógicamente, y demostrando la falta de política que generará si es ungido presidente del país, Danilo Astori dijo a los medios que "quienes levantan el volumen de la radio y la música le tienen mucho miedo a los cambios". "Como no hay argumentos se apela al ruido". Entonces cabe preguntarse: ¿Qué cambios?, ¿el IRPF que sigue violentando los bolsillos del pueblo?, ¿el reconocimiento a las tomas de fábricas y a la usurpación de las mismas?, ¿el intento de desoír las decisiones del pueblo queriendo derogar la Ley de Caducidad? ¿A la decisión que les abrió las puertas de las cárceles a los delincuentes incrementando la inseguridad en todo el país? ¿A qué cambios y a qué argumentos se refiere el ex Ministro?, ¿estos pocos (porque hay muchos más) no son suficientes?
Si hay algo que reprocharle a Alfonso es el uso de la violencia, pero también el derroche de agua en momentos en que el monopolio del Estado, O.S.E., restringe el uso de tan vital elemento. Podría, al menos, haberle tirado con una gaseosa, teniendo cuidado, previamente, de quitarle la botella para no herir al candidato. Sé que algunos piensan que habría que haberle tirado con ese líquido de color ámbar que se almacena en un recipiente bajo la cama cuando sentimos ganas por la noche, pero probablemente no lo tendría a mano el agresor.
Algunas conclusiones se pueden sacar de esta agresión, porque la violencia no soluciona nada y genera más violencia, pero a su vez debemos agradecerle al partido gobernante y a Alfonso -el agresor- que Uruguay, por este acto, está en todos los diarios del mundo. Eso es publicidad gratis, pero debemos reflexionar en que el gobierno, con sus actos desmedidos y sus errores políticos, genera impotencia y la impotencia genera violencia. ¿Quién es el culpable primigenio? Ud. decida, pero léalo con los dos ojos. Ni con el izquierdo, ni con el derecho. Con los dos.
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