|
Cuando la ideología
es más importante que el país
por Raúl Seoane
|
|
|
A estas alturas de los acontecimientos creo que a nadie le cabe la menor duda de que el manejo que hizo el Fondo Monetario Internacional (F.M.I) en la región no fue todo lo saludable que debió ser. Políticas ortodoxas, que fueron exitosas en otros países o regiones no lo fueron en América Latina, ya sea por la propia idiosincrasia de los pueblos, o por la apatía o negligencia en su implementación por los propios gobernantes.
En la realidad, el FMI, con su gran burocracia y sus “tira y afloje” políticos internos ha sido un “pelotazo en contra” para las decisiones económicas imprescindibles en los países en los que operó, incluyendo algunos del tan mentado primer mundo. Siempre llegaba tarde, cuando el incendio había arrasado con todo, y sus políticas económicas han sido nefastas en muchos países que las siguieron. Tanto es así que en la última reunión del G7 (los siete países más industrializados del mundo) se apuntó a un FMI reformado, con "más recursos" para "responder" de manera efectiva y flexible a la crisis económica.
Cuando a fines del pasado siglo y a principios del actual los partidos de izquierda -y lo que es mucho peor los populistas- accedieron al poder, la muletilla de barricada “Fuera el FMI” tomó cuerpo y Brasil tiró la primera piedra; de su superávit fiscal pagó al contado toda su deuda con el Fondo. Lo siguió Argentina hipotecándose con los dinerillos de Hugo Chávez y rascando el fondo de sus arcas, y por supuesto el gobierno retrogresista uruguayo, fiel a los principios que imperaban en la región en esos momentos, con parte de dinero propio y con parte de dinero prestado a intereses superiores a los que pagaba al FMI, también canceló totalmente su deuda.
A diferencia de una Argentina llena de la soberbia de los Kirchner, quienes fueron aislando al país del contexto internacional a tal punto de que el único dinero que pueden pedir es al dictador bolivariano, los casos de Brasil y de nuestro país corrieron por carriles muy diferentes. Brasil por su potencialidad económica y Uruguay por continuar con las políticas ortodoxas que aún hoy permiten suponer que nuestro país no se verá gravemente afectado por la actual crisis económica mundial.
Hay un viejo dicho popular que dice que “hay que arrimarse al sol que más calienta”, y en esta crisis mundial, de la que no se salvará nadie, si no nos arrimamos por lo menos dejemos abierta una pequeña puerta por la que podamos salir a buscar refugio.
Ese no parece ser el pensamiento del soberbio ex ministro de Economía, don Danilo Astori, cuando dijo "Después del sacrificio que hizo el Uruguay para salirse de la dependencia del FMI, volver a proponer esto me parece un disparate, un grave error de política en relación al futuro", pero como a mí me apodaron “Juan el preguntón” no puedo menos que preguntar: ¿Con qué sacrificio, con el del pueblo uruguayo que paga más intereses por la deuda que el que le pagaba al FMI?, porque con el sacrificio de la ideología retrogresista de continuar en el Fondo para bien del país, no fue.
En esta crisis mundial que, según algunos todavía no llegó a lo peor, el tener un respaldo por si las cosas se ponen feas puede ser un reaseguro importante para el país. En este contexto, se conoció la decisión del FMI y de otros organismos bilaterales de inyectar un paquete de 600.000 millones de dólares en ayudas de emergencia a los países en desarrollo.
El gobierno argentino, uno de los primeros en renegar del FMI y tratar a sus emisarios con cajas destempladas, está desesperado por encontrar algún medio que le permita volver sobre sus pasos para poder ser elegible cuando se comiencen a otorgar esos préstamos.
A diferencia del gobierno argentino, probablemente tratando de diferenciarse, Astori, imitando pero no diferenciándose de la soberbia de los Kirchner, habla de sacrificio, de dependencia, de disparate, de error, y de todos los epítetos que pudo encontrar. ¿Será que quiere disimular el error que cometió su gobierno al salirse del FMI?, ¿o acaso interpone su retrogresista ideología ante la seguridad y beneficio del país y de todos los uruguayos?
Escupir para el cielo es algo muy peligroso y ojalá, si tiene la suerte de ser ungido presidente de la Nación, no le caiga en la cara, porque de lo contrario seguiremos teniendo más deuda y más onerosa.
Comentarios en este artículo |
|
» Arriba
|