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Un avance contra el hambre
por Jeffrey D. Sachs
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NUEVA YORK – La crisis de hambre que sufre el mundo hoy nunca fue tan severa y requiere de medidas urgentes. Casi mil millones de personas están atrapadas en una situación de hambre crónica -quizá 100 millones más que hace dos años-. España está asumiendo el liderazgo global en la lucha contra el hambre invitando a los líderes mundiales a Madrid a fines de enero para avanzar más allá de las palabras y pasar a la acción. Con el liderazgo de España y la participación del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, varios gobiernos donantes están proponiendo aunar sus recursos financieros para que los agricultores más pobres del mundo puedan cultivar más alimentos y escapar de la trampa de la pobreza.
Los beneficios de parte de la ayuda de los donantes pueden ser considerables. Los agricultores campesinos en África, Haití y otras regiones empobrecidas hoy en día siembran sus cultivos sin el beneficio de las variedades de semillas de alto rendimiento y los fertilizantes. El resultado es un rendimiento de los granos (por ejemplo, maíz) que es aproximadamente un tercio menos de lo que se podría obtener con mejores insumos agrícolas. Los agricultores africanos producen alrededor de una tonelada de granos por hectárea, comparado con más de cuatro toneladas por hectárea en China, donde los agricultores utilizan fertilizantes en abundancia.
Los agricultores africanos saben que necesitan fertilizantes; sólo que no pueden pagarlos. Con la ayuda de los donantes, sí pueden. Estos agricultores entonces no sólo están en condiciones de alimentar a sus familias, sino que también pueden empezar a generar ingresos en el mercado y ahorrar para el futuro. Con un nivel creciente de ahorros en pocos años, los agricultores finalmente pueden calificar para un crédito o tener suficiente efectivo como para comprar por cuenta propia insumos vitalmente importantes.
Hoy existe un consenso generalizado sobre la necesidad de un mayor financiamiento de parte de los donantes para los pequeños agricultores (aquellos que tienen dos hectáreas o menos de tierra, o pastores empobrecidos), lo cual es especialmente urgente en África. El secretario general de la ONU lideró un grupo directivo el año pasado que determinó que la agricultura africana necesita alrededor de 8.000 millones de dólares por año en financiamiento de parte de los donantes -aproximadamente cuatro veces el total actual-, con un fuerte énfasis en mejores semillas, fertilizantes, sistemas de irrigación y capacitación extensiva.
Además de la ayuda directa para los pequeños agricultores, los donantes deberían brindar una mayor ayuda para la investigación y el desarrollo necesarios para identificar nuevas variedades de semillas de alto rendimiento, especialmente para cultivar plantas que puedan soportar inundaciones temporarias, exceso de nitrógeno, suelos salitrosos, pestes de los cultivos y otros desafíos para la producción sustentable de alimentos. Ayudar a los pobres con las tecnologías de hoy, al mismo tiempo que se invierte en futuras tecnologías mejoradas, es la división óptima del trabajo.
La amortización de esta inversión es maravillosa, con centros de investigación como el Instituto Internacional de Investigación del Arroz y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo que ofrecen semillas de alto rendimiento y estrategias de agricultura innovadoras que, en conjunto, dieron origen a la Revolución Verde Asiática. Estos centros no son nombres conocidos por todos, pero merecen serlo. Sus avances científicos ayudaron a alimentar al mundo, y necesitaremos más como ellos.
Decenas de países de bajos ingresos y déficit alimentario, tal vez incluso hasta 40-50, han elaborado programas urgentes para una mayor producción de alimentos por parte de los pequeños agricultores, pero actualmente se ven impedidos por la falta de financiamiento de los donantes. Estos países recurrieron al Banco Mundial en busca de financiamiento, y el Banco hizo un valioso esfuerzo de ayuda en 2008 a través de su Programa de Respuesta a la Crisis Alimenticia Global (GFCRP, tal su sigla en inglés). Pero el Banco aún no tiene fondos suficientes para satisfacer las necesidades urgentes de estos países, y tuvo que racionar la ayuda a una pequeña fracción de los flujos que se pueden usar de manera efectiva y confiable. Cientos de millones de personas, mientras tanto, siguen atrapadas en el hambre.
Muchos países donantes individuales declararon que ya están en condiciones de aumentar su respaldo financiero para la agricultura minifundista, pero están buscando los mecanismos apropiados para hacerlo. Las estructuras de ayuda actuales son inadecuadas. Las más de 20 agencias donantes bilaterales y multilaterales para la agricultura están muy fragmentadas y tienen una escala insuficiente a nivel individual y colectivo.
A pesar de los esfuerzos dedicados de muchos profesionales, la respuesta a la crisis del hambre sigue siendo totalmente inadecuada. Las temporadas de siembra de 2008 llegaron y se fueron con una ayuda adicional demasiado escasa para los pequeños agricultores empobrecidos. Los países africanos buscan interminablemente, y la mayoría de las veces infructuosamente, los pequeños financiamientos necesarios para sus compras de fertilizantes y semillas mejoradas.
Como miembros del comité asesor para la iniciativa española, mis colegas y yo recomendamos que los donantes aúnen sus fondos en una única cuenta internacional, que llamamos el Mecanismo de Coordinación Financiera (FCM, tal su sigla en inglés). Estos fondos en conjunto les permitirían a los agricultores en los países pobres obtener los fertilizantes, las variedades de semillas mejoradas y el equipo de irrigación de pequeña escala que necesitan con urgencia.
Los países pobres recibirían un financiamiento rápido y predecible para los insumos agrícolas de una única cuenta, y no de decenas de donantes distintos y fragmentados. Al reunir los recursos financieros en un único donante, el Mecanismo de Coordinación Financiera, los costos administrativos de los programas de ayuda podrían mantenerse bajos, se podría asegurar la disponibilidad de flujos de ayuda y los países pobres no tendrían que negociar 25 veces para recibir ayuda.
El tiempo de hacer negocios como habitualmente terminó. Los donantes prometieron duplicar la ayuda a África para 2010, pero todavía están muy retrasados. De hecho, en los últimos 20 años, en realidad redujeron la ayuda para los programas agrícolas, y recién ahora está revirtiendo el curso de acción.
Mientras tanto, mil millones de personas pasan hambre cada día. Necesitamos un avance que sea demostrable, público, claro y convincente, que pueda movilizar los corazones y las mentes de la gente, y que pueda demostrar éxito. En Madrid se puede hacer historia a fines de enero, cuando los países más ricos y más pobres del mundo converjan en la búsqueda de soluciones para la crisis de hambre mundial. Las vidas de los mil millones de personas más pobres del mundo dependen de ello.
Jeffrey D. Sachs es profesor de Economía y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia.
© Project Syndicate, 2008. www.project-syndicate.org Traducción de Claudia Martínez
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