" Haz de Internet una gran plataforma de comunicación, no la conviertas en una cloaca de maldad" preHacker.Hacker Digital.
Año I - Nº 48 - Uruguay, 17 de octubre del 2003

Mujeres Desbancadas
Panorama Australiano
Ojos Uruguayos en Brasil
Dos Modelos de País
Ley de Derechos y Libertades de los Extranjeros en España
Cuando Tarzán estuvo en la frontera
Hurgando en la Web
Recuerdos del Ayer
Sucedió en España
Comunicados Políticos
El Interior También Existe
Rincón de Sentimientos
Olvidémonos de las Pálidas
Correo de Lectores
El Marinero
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

Dos modelos de país
DANIEL OLESKER

Hoy, a fin del peor año de la historia reciente de la economía uruguaya, es un buen momento para reflexionar sobre el largo plazo.

Sí, aunque parezca paradójico, aunque haya quienes digan que hay que discutir y acordar como enfrentar el hambre, y más allá que, desde el punto de vista político, esas acciones sobre la emergencia son imprescindibles, los intelectuales tenemos la obligación de levantar la mira para el largo plazo y debatir con la sociedad qué modelo de desarrollo queremos para el largo plazo.

Más aún si, como yo, estamos convencidos de que la crisis actual y la emergencia en la que vivimos no vino de la nada, ni fue sólo el resultado de un shock externo, sino que fue el resultado inevitable de un modelo de crecimiento excluyente que se impuso en la región a través del llamado Consenso de Washington en los años 90. Y por ello no queremos para el país salir de esta crisis con un nuevo modelo excluyente que beneficie a unos pocos y de una ficticia y transitoria mejora a la gente.

Y la teoría tiene una larga tradición de debate sobre si el crecimiento y la distribución deben ser simultáneas o primero crecer para después distribuir.

En el Uruguay desde el tristemente famoso discurso el entonces ministro de Economía (1976) Valentín Arismendi ante el Consejo de Estado donde justificó la política de reducción salarial en la necesidad de concentrar el ingreso para que los más ricos dispongan de dinero para invertir, la idea de que la torta crezca para después repartirla es la dominante. ¿Como nos dicen los liberales que opera esta fórmula mágica?

Concentrar el ingreso lleva a que los ricos dispongan de más dinero y éstos ahorran más que los pobres. Ese ahorro luego se transforma en inversión que genera empleo y mejora la productividad y esta mejora se transforma en mayores salarios para los trabajadores. Y por ende el crecimiento inicial basado en la concentración del ingreso se transforma luego en mayores empleos y más altos salarios y comienza la redistribución de la riqueza.

2) La experiencia uruguaya
Un reciente libro del profesor Luis Bértola, actual decano de la Facultad de Ciencias Sociales, nos ilustra sobre el largo plazo de la historia económica y social de Uruguay. La evolución del producto refleja el crecimiento económico, mientras que un país cuyas tres cuartas partes de la fuerza de trabajo son asalariadas, la evolución del salario real es un buen indicador de la distribución.

Podemos señalar dos períodos:
a) Un período en que la economía uruguaya empezó a crecer en el año 1943 en el marco del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones o mirado desde el ángulo político el período del neobatllismo.
b) Un segundo período (previa transición del estancamiento en los 60) que se inicia a comienzos de los 70 y que también se caracteriza tendencialmente por el crecimiento económico.

En el primer período la economía crecía y distribuía al mismo tiempo. Es claro que la evolución de producto y salarios es muy pareja durante todo el tiempo e incluso en ciertos momentos corren los salarios por encima del producto.

En cambio en el segundo período la brecha entre crecimiento y distribución es apabullante. Ello con un primer período que es al que hacíamos referencia en el discurso del ministro de la época, en que el crecimiento fue a costa de la reducción sustantiva de salarios y el porvenir de más empleos y mejores salarios no sólo no vino, sino que terminado el crecimiento en 1981 sobrevino la recesión de 1982 que llevó el salario a su nivel más bajo de la historia moderna y el desempleo llegó a un récord sólo superado por la crisis actual. O sea que allí la historia de crecer y después distribuir fue eso: una historia.

Y luego un segundo subperíodo donde hay crecimiento económico muy por encima del de los salarios.

Y además siempre es bueno recordar que lo recuperado en democracia, pone al salario real al nivel de 1982, es decir sólo se recupera lo perdido en la crisis del 82, pero lo perdido durante la dictadura pasó al olvido o mejor dicho a la acumulación de capital.

Por lo tanto en la democracia y en particular en los 90 tampoco operó la ley de "crecer primero para distribuir después" Y eso que el discurso del ministro Arismendi se lo escuchamos luego a los ministros Zerbino, Davrieux, De Posadas, Mosca y Bensión.

Pero la realidad es más fuerte que los discursos y crecer primero para distribuir después de transformó en un CUENTO.

3) ¿Qué expresaba cada modelo de país?
La historia de la segunda mitad del siglo XX en el país nos muestra entonces dos modelos de país: por un lado un modelo que crece y distribuye al mismo tiempo y otro que, a cuento de distribuir después, crece concentrando la riqueza.

Y he aquí la diferencia entre ambos modelos:
El primero se caracterizaba por:
* Un Estado fuertemente regulador de la actividad productiva, de los precios y de los mercados
* Una determinación negociada de los salarios a través de los Consejos de Salarios creados en 1943
* Un conjunto de ingresos adicionales a los trabajadores como asignaciones familiares (verdaderas no yutas como las de ahora) creadas por ley en ese mismo período
* Una protección del Estado a la producción nacional.
* Empresas públicas potenciadas que al mismo tiempo que desarrollaban producciones estratégicas universalizaban los servicios públicos.
* Todo lo anterior potenciaba el mercado interno y permitía un desarrollo social equilibrado.

El segundo, el de los 70 para acá que hemos llamado en nuestros trabajos modelo LACE (liberal, aperturista, concentrador y excluyente):
se ha caracterizado por
* Un Estado que ha desregulado la actividad productiva, liberalizado los mercados y permitido un mayor dominio de los oligopolios nacionales e internacionales
* Una desregulación laboral creciente sin convocatoria a Consejos de Salarios y con tolerancia a la represión sindical.
* Una pérdida de valor real para los beneficios sociales creados en aquella época a través de la reducción sustantiva del salario mínimo nacional respecto al cual se fijan dichos beneficios.
* Empresas públicas que se las debilita y se las pretende privatizar de hecho o de derecho.

Por todo ello es que el debate de hoy no es reactivación sí o no, sino cómo reactivamos. El gobierno en la soledad de sus ideas en el foro organizado por ACDE, nos habló de profundizar el modelo de los 90, pues nos planteó más desregulaciones y más contracción del mercado interno en un marco de un modelo de crecimiento cuya única tabla de salvación son las exportaciones que crecerán a costa de bajar más los salarios.

En cambio desde el movimiento sindical y más allá de las propuestas de emergencia que hemos planteado, proponemos un modelo en donde EL CRECIMIENTO Y LA DISTRIBUCIÓN se den simultáneamente, donde EL MERCADO INTERNO Y EL EXTERNO SE COMPLEMENTEN Y DONDE EL ESTADO ASUMA EL ROL ESTRATEGICO DE ARTICULACION ECONOMICA Y DE FACTOR DE REDISTRIBUCION DE LA RIQUEZA.

Imprimir Artículo