Crisis Del Estatismo Global
por Pierre Lemieux
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En estas épocas donde nuestra presidenta [en Argentina] pontifica sobre el Capitalismo mirando solo al Norte (porque si mirara dentro de su propio país no podría abrir la boca) y donde a nivel internacional se incurre en los mismos errores, aún en ámbitos de los que se esperaría otro nivel de análisis, recibo este articulo que creo resume muy acertadamente el origen de los problemas. Luis Salmain
El actual desorden financiero es una “crisis del capitalismo”, dijo un vocero del Partido Laborista Británico, del mismo modo que lo han venido repitiendo por más de una centuria los buenos marxistas.
“Un sistema financiero no regulado es un desastre”, dijo Sheila Rowbotham, profesora de historia de la Universidad de Manchester. Un candidato izquierdista a la alcaldía de Londres agregó: “el Capitalismo tuvo su oportunidad y falló; ahora es el turno del socialismo.”
Me pregunto qué habrán estado fumando.
Hay que recordar que la crisis financiera se inició el año pasado con la caída del mercado americano de hipotecas subprime. En esa época, la mitad de las hipotecas residenciales en EEUU era mantenidas o garantizadas por Fannie Mae y Freddy Mac, dos de las llamadas “empresas fomentadas por el gobierno” (GSE por Government Sponsored Enterprises).
Durante el pasado año las dos GSE financiaron cuatro de cada cinco hipotecas. Fannie Mae fue creada a raíz de la Gran Depresión por Franklin D. Roosevelt; Freddy Mac por el Congreso en 1970.
Los inversores privados compraron alegremente valores emitido por las dos GSE porque sabían que el gobierno federal nunca dejaría caer a estas compañías, lo que se demostró ser cierto la semana pasada cuando Washington las tomó a su cargo. Antes que la crisis comenzara, el mercado americano de hipotecas era un modelo de socialismo, no igualado en ningún otro país occidental.
El Community Reinvestment Act de 1977, que impide a los prestamistas hipotecarios “discriminar” en contra de solicitantes, no ayudó a tomar sanas decisiones financieras. En cada etapa de una decisión financiera, algún regulador está al acecho.
El sistema financiero americano está fuertemente regulado. Creada en 1934, la poderosa Securities and Exchange Commission (SEC) impone regulaciones de todo tipo a las transacciones financieras, desde el registro de valores hasta la difusión de información corporativa.
La Sarbanes-Oxley Act de 2002 extiende el alcance de la intervención de la SEC. El Departamento de Justicia fiscaliza a los funcionarios de las empresas y los declarados culpables suele soportar largos períodos de prisión. El jueves pasado, el fiscal general de New York, anunció que comenzó “una amplia investigación sobre ventas en descubierto en el mercado financiero”.
Cuando el Secretario del Tesoro Hank Paulson dice “No creo en un capitalismo sin regulación” no está revelando ningún hallazgo. Está reiterando lo que ha sido la política oficial americana del último siglo. Ya sea que el resultado final sea un socialismo financiero con cara de capitalismo humanitario, o un capitalismo de estado con un fuerte sabor socialista, es solo cuestión de elegir entre el vaso medio vacío o medio lleno.
La exportación del intervencionismo americano a otros países ha dado lugar a una especie de estatismo financiero global.
Otra fuente del desorden financiero reinante ha sido el brusco incremento en la oferta monetaria provocado por la banca central americana, el Sistema de Reserva Federal, resultando en una inflación creciente y en artificiales bajas tasas de interés.
Por muchos años, economistas de la Escuela Austríaca de Economía (siguiendo al premio Nobel Friederich von Hayek y a Ludwig von Mises) nos advirtieron sobre la amenaza del desastre pendiente si la moneda continua siendo bombeada en la economía para ignorar y/o postergar los necesarios ajustes. En su opinión, este preceder solo provocará empeorar la crisis.
No hay ninguna razón esencial para creer que el estado intervendrá o regulará eficientemente. El estado esta compuesto por hombres (políticos y burócratas) que responden a sus propios incentivos e intereses. Si hay una conveniencia política en expandir las hipotecas y en posponer la crisis para que la afronten otros políticos en el futuro, esa política será implementada.
A pesar de lo anterior, se ha desarrollado una falsa expectativa en la capacidad del estado para garantizar la estabilidad. Algunos inversores llegan a creer que cualquiera sean los errores que cometan, tienen derecho a beneficios, y que las autoridades los garantizarán.
El rescate de Bear Stearns, las dos GSEs (Fannie Mae y Freddy Mac) y AIG estimulan esa creencia. Pero si algunos han hecho malas inversiones y son relevados de su responsabilidad por sus propios errores, sólo significa que el costo será transferido a otros, probablemente a través de una crisis aún peor.
Más aún, como muchos comentaristas lo han marcado, el salvataje a las grandes firmas financieras provocará la necesidad de mayores regulaciones. Esta es la vieja historia de que intervenciones políticas del pasado crean justificativos para nuevas intervenciones.
La actual crisis financiera constituye, realmente, una falla del estatismo global. El Socialismo ha fallado una vez más. Probemos el capitalismo.
Nota del Editor
Una buena demostración de que los mercados financieros no son libres es que la fijación del precio del dinero es un poder del banco central, más o menos equivalente a tener un mercado de otro tipo con precios fijados centralmente. Si una autoridad fijara el precio de los carros, por ejemplo, se estaría en un mercado intervenido. El interés es el precio del dinero y es fijado por la Federal Reserve en los EEUU, difícilmente puede hablarse de un mercado libre. A lo anterior deben agregarse la existencia de grandes regulaciones y de empresas gubernamentales. En una entrevista por televisión, 29 de septiembre de 2008, John Kerry atribuyó la crisis a una alta desregulación del mercado financiero: obviamente el senador ve una realidad distorsionada y partidista.
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Gentileza de: ContraPeso.info |
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