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Año V Nro. 363 - Uruguay, 06 de noviembre del 2009
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El domingo 29 de noviembre se juega una nueva etapa en este largo torneo que es el recambio de gobierno en nuestro país. No hay duda que es un proceso largo y caro en tiempo y dinero. Sin embargo es sin duda un proceso que intenta darles todas las garantías a los uruguayos en cuanto a transparencia y legalidad se refiere. Por suerte lo logra. Este es un privilegio que no todos los países tienen, especialmente en nuestro continente. El hecho es sin embargo que el 29 de noviembre se juega la segunda fecha del torneo electoral. Este partido es sustancialmente distinto al anterior. En esta fecha se enfrentan y disputan la preferencia de los votantes, básicamente los candidatos a presidente. No es un enfrentamiento entre fórmulas como pretende el Frente Amplio, seguramente tratando de disimular la elemental pobreza de su candidato, sino una justa entre los candidatos a la presidencia precisamente. Se deberán enfrentar sin ambages las figuras del Luis Alberto Lacalle y José Mujica Cordano. Uno abogado, padre de familia, abuelo, ex -presidente de la república y el otro… guerrillero, senador mediocre, ministro inoperante, sin mayores compromisos familiares -con la estabilidad que eso conlleva-, ni con la sociedad que lo cobija. Más bien al revés, un hombre comprometido con destruir las bases mismas de nuestra sociedad y nuestra convivencia. Los nacionalistas deberemos maximizar nuestros esfuerzos para que Mujica Cordano y los que lo rodean no lleguen a la presidencia de la república. Deberemos convencer uno a uno a nuestros amigos y conocidos, a nuestros familiares, a nuestros contactos sociales, profesionales y de la vida cotidiana de la inconveniencia de que este hombre llegue a la primera magistratura del país. Nuestro partido deberá dedicarse a que este mensaje, razonado, objetivo y claro llegue a todos los rincones de la república. Nuestra audiencia no son los adherentes a nuestro partido, no son esos 750,000 mil uruguayos que votaron a nuestra colectividad el 25 de octubre. Nuestro público objetivo son los demás, el resto de los uruguayos, muy especialmente aquellos que tuvieron la madurez e inteligencia de no apoyar las absurdas reformas constitucionales propuestas por la izquierda. El tema entonces pasa por despejar la cancha – siguiendo la analogía futbolera- y que la gente pueda decidir lo que hay que decidir, entre Lacalle y Mujica. Nada más pero nada menos. Los demás es justamente eso, lo demás, acá la cosa ese entre la libertad y el despotismo colectivista. Los uruguayos siempre han demostrado una veta de practicidad y sentido común por arriba de la pirotecnia propia de las campañas políticas. Esperemos que en esta oportunidad hagamos lo mismo. La cuestión es entre la seguridad de un buen gobierno sólido y eficaz y la filosofía de boliche, ideas perimidas y la más absoluta seguridad de la más absoluta inseguridad. ¿La alternativa? más vale ni pensarla. © Michael S. Castleton-Bridger
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