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El País de los Pasos Perdidos
por Raúl Seoane
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COMUNICADO DE PRENSA
Comisión Directiva del Circulo Policial del Uruguay
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Ante una nota periodística que denuncia el malestar del personal policial de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, frente a la decisión de los mandos de retirar el nombre del histórico ex Director de la misma Inspector General (F) Víctor Castiglioni, del Salón de Honor de dicha Dirección, (hecho confirmado y según la nota) ante presiones de las autoridades políticas del Ministerio del Interior, HACE SABER A LA OPINION PUBLICA:
1- Que repudia dicha acción, que lesiona la memoria de un respetado Sr. Oficial General de la Policía Nacional hoy fallecido.
2- Que se solidariza con el personal policial de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, en cuanto a su malestar y repudio a dicha medida.
3- Que la misma al parecer fue tomada en respuesta a presiones políticas inadmisibles.
4- Insta a los mandos policiales a no hacer "mandados políticos" y a mantenerse dentro de los parámetros profesionales y prescindentes de toda acción política partidaria, como así de cualquier uso de la Institución con fines personales.
5- Recuerda que la Policía Nacional pertenece al Estado Uruguayo, y no al partido político de turno que solo la administra.
5- Reclama el reintegro inmediato del nombre del Inspector General Víctor Castiglioni al Salón de Honor de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia.
La Comisión
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El comunicado del Círculo Policial, recibido a último momento en nuestra sala de redacción, al principio me causó sorpresa, luego enojo y al final terminó en una profunda tristeza al comprender que el partido que nos gobierna está intentando dividir a los uruguayos.
Este hecho no es aislado. Sin entrar a analizar las conductas policiales en forma individual porque ese no es el objetivo de este artículo, la persecución sistemática que determinados sectores del gobierno vienen realizando sobre la fuerza, la falta de apoyo y de medios, son una constante desde que se inició la desgraciada etapa progresista en nuestro país.
Todo se comenzó al principio de la gestión cuando se abrieron las puertas de las cárceles y cientos de delincuentes volvieron a las calles a aterrorizar a la ciudadanía. Las estadísticas confirman que la gran mayoría de los “soltados” reincidieron en los delitos y, lo que es peor, con su experiencia carcelaria adquirieron nuevos métodos para cometerlos.
Volver sobre los pasos perdidos
Muy sabiamente los presidentes de Argentina y Uruguay, Raúl Alfonsín y Julio M. Sanguinetti promulgaron sendas leyes de Punto Final en el vecino país y de Caducidad en Uruguay. El 16 de Abril de 1989, en un referéndum convocado por el Frente Amplio para derogar la Ley de Caducidad, el 57 % de los uruguayos le otorgó su respaldo con el objetivo de no mirar hacia atrás y poder proyectarse al futuro, en un intento de pacificar el país y el descontento de muchos sectores.
Ya desde el reinicio de la democracia los partidos de izquierda se opusieron a esa ley, y cuando se votaba la postulación de Tabaré Vázquez a la presidencia, uno de los grandes problemas con los que tuvo que luchar fue precisamente la pretensión de las bases frenteamplistas de derogar la ley. En el pasado mes de diciembre, el Congreso del Frente Amplio que le dio un espaldarazo pírrico a la candidatura de José Mujica, votó los lineamientos programáticos para un nuevo gobierno figurando en los primeros lugares del mismo la derogación de la Ley de Caducidad, totalmente a contramano de la decisión mayoritaria del pueblo uruguayo. La tesis de la persecución
SINDROME DE PERSECUCION
Debe ser terrible para todo aquel o aquella, sentir que quienes le rodean buscan perseguirle o hacerle algún daño. Ello tiene diversas manifestaciones.
Se da el caso de la persona que en un simple escrito ve una ofensa o una amenaza. No soporta escuchar o leer alguna propuesta que se asemeje a algo que estaban pensando realizar o impulsar. Quien a ello se atreva es el malo o la mala, y no solo se lo imagina sino que lo concreta en manifestaciones http://roseca58.blogspot.com/2008/09/sindrome-de-persecucion.html
Sin ser un docto en psicología he llegado a la conclusión de que es muy probable que a diferencia del Síndrome de Estocolmo, según el cual la víctima de un secuestro se enamora de su captor, el síndrome de persecución genere todo lo contrario y los delincuentes que intentaron subvertir el orden institucional en nuestro país y que fueron perseguidos por las fuerzas armadas y policiales lo estén padeciendo. De esta manera se explicaría que consecuentemente exista la persecución sistemática a policías y miembros de las Fuerzas Armadas.
Lo cierto es que con síndrome o sin él, las huestes progresistas nuevamente intentan dividir el país entre buenos y malos, entre ellos “los iluminados” y los “fachos” que no concuerdan con sus ideas. Entre los que son beneficiarios de los “Derechos Humanos” –ellos- y los que son proclives a carecerlos totalmente -los que no concuerdan con ellos-.
Si nos tomamos el trabajo de leer los comentarios en algunos artículos de opinión publicados por este semanario, veremos la forma en que muchos disidentes, probablemente simpatizantes del partido gobernante, se expresan con insultos e intentando descalificar al articulista, lo que me lleva a la conclusión de que la izquierda intransigente frenteamplista padece de Mobbing “En su significado original más simple, se llama mobbing al ataque de una coalición de miembros débiles de una misma especie contra un individuo más fuerte”. (Ver El síndrome de acoso institucional)
Si bien ese estudio se refiere a las relaciones laborales, sus conclusiones y el estudio de los casos, si lo extrapolamos a la forma de operar de los frenteamplistas, muestran algo que es normal en los ataques que estos grupúsculos de izquierda generan contra sus opositores:
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Las maniobras principales que el mediocre inoperante activo utiliza para el acoso psicológico de su víctima son las siguientes:
a) Someterle a acusaciones o insinuaciones malévolas, sin permitirle defenderse o expresarse.
b) Aislarle de sus compañeros, privarle de información; interrumpir o bloquear sus líneas de comunicación.
c) Desconsiderar e invalidar su trabajo, distorsionar o tergiversar sus actividades y comentarios, atribuirle motivaciones espúreas o vergonzantes.
d) Desacreditar su rendimiento, dificultar el ejercicio de sus funciones, ocultar sus logros y éxitos, exagerar y difundir, fuera de contexto, todos sus fallos, tanto reales como aparentes.
e) Comprometer su salud, física y psíquica, mediante una constante presión estresante que favorece las alteraciones depresivas, psicosomáticas, y actos de huida que pueden llegar hasta la renuncia brusca al puesto laboral o al suicidio.
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Más allá de que estos mediocres puedan estar aquejados por el síndrome de persecución o por mobbing, no podemos, ni debemos, permitir que continúen con su satánica decisión de dividir a los uruguayos en buenos y malos para su propio beneficio y con el único objetivo de lograr el poder y subvertir nuestros valores tradicionales como Nación, porque más allá de casos puntuales de excesos, violaciones a los derechos humanos o torturas, toda sociedad que se precie debe tener fuerzas armadas y policiales responsables, homogéneas y respetadas por toda la población decente, y la pretensión de esta izquierda alienada pretende desarticularlas y reducirlas a simples robots de sus oscuros caprichos. Impidamos que lo logren.
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