La Unión Europea dice Stop
por Graciela Vera
Periodista independiente
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La Unión Europea se quiere poner las pilas para terminar con lo que llaman ‘avalancha de inmigrantes ilegales’.
El Ministro del Interior de España, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba considera que no se puede mostrar flojera en este tema y ha dicho que ‘si somos laxos con la inmigración ilegal no hay quien la pare’.
Y esto mismo parece ser el pensamiento común de los Estados miembros, aunque no les resulte muy fácil ponerse de acuerdo en todos los puntos referentes a la inmigración en Europa.
Después de tres años de idas y venidas ha vuelto a fracasar la intensión de aprobar una única ‘Directiva comunitaria sobre los inmigrantes indocumentados’ y se ha aplazado para la semana próxima una nueva votación de Los Veintisiete. Se trata de la primera Directiva sobre inmigración que se aprobaría por el procedimiento de co-decisión entre el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo.
Contra todo pronóstico, cuanto más tiempo transcurre más parece endurecerse la posición de los distintos Gobiernos y la Directiva que busca ser sancionada es, actualmente, más dura que el proyecto inicial elaborado por la Comisión hace dos años y medio.
La nueva norma dejaría en libertad a las autoridades administrativas de los países en detrimento del control judicial, para acordar los internamientos de los inmigrantes ilegales
En la esfera más polémica se encuentra la propuesta por la que se permite a los Gobiernos retener a los inmigrantes en espera de expulsión, recluidos en centros de internamiento, hasta 18 meses.
En este aspecto existe una división de criterios, ya que mientras los representantes franceses tienen sus reservas en lo que se refiere al periodo de retención - y no porque lo consideren demasiado- , la mayoría de los representantes españoles apoya la iniciativa.
Dentro de quienes dan su consentimiento están el PP y el PSOE que, en palabras del eurodiputado Javier Moreno, advierte que no aceptarán que este punto pueda hacer naufragar la nueva Directiva.
Es desde el grupo de los Verdes y algunas organizaciones civiles como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) que se levantan voces discrepantes. Raúl Romeva, eurodiputado de Iniciativa per Catalunya señaló que de ser aprobado se ‘da carta blanca a la vulneración de los derechos fundamentales’.
España se mantiene en el grupo de países dispuestos a sacar adelante la Directiva tal como se encuentra redactada, mientras que Alemania, Francia e Italia se encuentran entre los países que están en el otro bando.
Otros aspectos polémicos de la norma radican en la prohibición por cinco años de readmisión de los expulsados en cualquier país del territorio comunitario; la posibilidad de detención a familias y menores no acompañados o a solicitantes de asilo.
Once de los 27 países que conforman la UE rechazaron el texto acordado por la presidencia con representantes del Parlamento Europeo; diez de ellos porque pretenden que se endurezcan aún más algunas de las medidas establecidas en el proyecto, especialmente la que establece el período máximo de retención de seis meses ampliables a 18 en casos excepcionales.
Actualmente en nueve de los países comunitarios - Reino Unido, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Grecia, Irlanda, Malta, Países Bajos y Suecia - no hay una legislación al respecto y el periodo de retención es indefinido, por lo que los que abogan a favor de lo establecido en el texto consideran que fijar un tope sería un gran avance. En la actualidad en España ese límite está establecido en 40 días y una vez finalizado ese plazo, los inmigrantes que no han sido expulsados quedan en libertad.
INMIGRANTES DE ÉLITE A LA ESCUELA
Inglaterra se ha puesto a la cabeza en la obligatoriedad de conocer el idioma para acceder a trabajar en su territorio.
En su nuevo sistema inmigratorio por puntos que entrará en vigencia en octubre, el Gobierno británico ha considerado que en Inglaterra se debe hablar inglés y no se salva en este orden que comienza por limitar el ingreso de trabajadores cualificados de fuera de la UE y vetar el de los que no lo son, otro orden de inmigrantes a los que generalmente no se considera que son tales, nos referimos a los jugadores de fútbol.
Hasta ahora y según su habilidad con el balón, más que inmigrantes se les consideraba ‘extranjeros de élite’ y muchas veces, más que integrarse a la sociedad donde paraban, era ésta la que animaba sus modas.
Sin embargo desde ahora todos aquellos deportistas que quieran jugar en la Premier League deberán conocer el idioma de Shakespeare y no importará que se trate de los mejores del mundo, porque ahora para fichar por el fútbol inglés deberán saber hablar inglés.
Anecdótico resultan las dificultades que el argentino Carlos Tévez (Manchester United) y el brasileño Denilson (Arsenal) han tenido para aprender el idioma, lo que de llegar ahora a Inglaterra hubiera significado el veto para su entrada.
Y aquellos deportistas originarios de países de fuera de la UE que actualmente están jugando en la Premier League no tendrán más remedio que rendir un examen que demuestre que pueden entender y usar expresiones y frases básicas en inglés, claro está que quizás sean los más favorecidos para aprender porque según lo considerado por el secretario de Estado de Inmigración, Liam Byrne, ‘los futbolistas ganan suficiente dinero para pagarse clases profesionales’.
¿Cuánto demorarán los demás países en exigir lo mismo respecto a sus lenguas madres?
Desde Almería, en el sur del norte, a 9 de mayo de 2008
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