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No preguntes lo que tu país te puede dar, sino lo que tú puedes darle a él.
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Año V Nro. 394 - Uruguay, 11 de junio del 2010 |
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Los nuevos tiempos han terminado borrando huellas y costumbres de nuestro pasado que en la primera mitad del siglo XX representaban la verdad absoluta para nuestros abuelos.
El estado del tiempo y las previsiones futuras estaban relacionados con la entrada del sol, la salida de la luna o la dirección de los vientos. Sin embargo en la actualidad sofisticados aparatos nos indican con antecedencia sobre los fenómenos meteorológicos que se avecinan. Salvo raras excepciones, para muchas poblaciones, estos anuncios han culminado en verdaderas tragedias, con muertos o desaparecidos y millones de dólares de pérdidas materiales. Resulta muy difícil analizar el alcance de estos fenómenos que vienen creando un clima de nerviosa expectativa entre la población. Existen comunidades que han sido muy castigadas por las inundaciones y necesitan obras urgentes para normalizar algunos servicios públicos y ofrecer mejores condiciones para sus habitantes. Tras los temporales o posibles crecientes vienen luego los operativos de salvataje y auxilio no siempre bien planificados, desbordando las posibilidades de los damnificados creando algunos inconvenientes de difícil solución.
Hace algunos años, los habitantes de los barrios más afectados por las crecientes sabían hasta donde podían llegar las aguas, rehusándose a dejar su casa por un simple temporal. En la actualidad la lluvia mansa y hasta placentera suele transformarse repentinamente y sorprender a confiados vecinos, que nunca hubieran pensado en una evacuación. En la actualidad nadie duda de que los cambios climáticos son los responsables de las últimas catástrofes naturales que vive la humanidad. Durante una entrevista realizada por diario EL MUNDO, el catedrático español Antonio Ruiz de Elvira, afirmaba que “los fenómenos aumentaran notablemente en los próximos años, con sequías, inundaciones y temperaturas muy altas seguidas por intensos fríos. Los huracanes se sucederán semanalmente desde junio a octubre y todos los meteorólogos conocen las consecuencias. Sin embargo cuando llegó el Katrina hasta el señor Bus estaba en su hamaca en el rancho tejano, demasiado ocupado en dormir la siesta para que se molestara por algo tan nimio”.Compartir este artículo en Facebook © Julio Dornel para Informe Uruguay
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