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Año V Nro. 368 - Uruguay, 11 de diciembre del 2009
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Estas palabras cumplieron esta semana 25 años, fueron en la explanada el día de su liberación. Valen hoy más que nunca porque la derrota es un estado que sólo le cabe a quien voluntariamente lo acepta. No ganamos, que era lo que buscábamos, pero de ahí a que nos hayan derrotado media una distancia que no vamos a recorrer. El Partido Nacional es más que una elección. Mucho más doloroso fue en 1984 que nos ganaron con Wilson preso, o mejor dicho metido preso para ganarnos la elección y sin embargo amanecimos con la grandeza del caudillo que nos decía lo que arriba recordamos. Nada sucede por casualidad y por eso con tranquilidad analizaremos las causas de los resultados, que las hay, y es de un Partido serio tener madurez para hacerse la autocrítica con el objetivo de corregir los errores. Lo haremos sin prisa y con profundidad, pero con serenidad. Se lo debemos no a los dirigentes, sino a los miles de militantes nacionalistas y especialmente los más jóvenes que el domingo, con lágrimas en sus ojos, nos daban una lección de cariño y compromiso. Vamos a enfrentar un período complejo, pero lo debemos hacer desde las enseñanzas que deja el resultado electoral, con un Partido que deberá modernizar su discurso, interpretando mejor los fenómenos culturales y sociológicos que explican buena parte del resultado. Comprendiendo de una buena vez y por todas que las sociedades contemporáneas no se explican sólo desde la política, sino que también la integran un montón de organizaciones intermedias donde la gente participa, las que se han transformado en sectores formadores de opinión que el FA ha sabido atender y penetrar: desde el Carnaval a las organizaciones barriales, pasando por el sistema educativo. Allí suele haber mucha gente y pocos dirigentes. Es de seres inteligentes reconocer estas cosas. Los partidos modernos no rehúyen estos desafíos, ni se quedan revoleando el poncho como única convocatoria. Está muy bien la tradición, pero no alcanza. Los uruguayos nos dieron otros dos mensajes: por un lado que están hastiados de la política en tono de campaña. Son dos años largos que cansan, distraen y agotan. Hay que acortar el período electoral y juntar elecciones. Y por otro, reclaman diálogo político como nueva forma de relacionamiento entre los partidos. Lo que fue coincidencia en campaña electoral debe serlo en tiempos de gobierno. Coincidimos, por ejemplo, en crear una Universidad pública en el interior, en crear la Guardia Nacional y en atacar el veneno de la pasta base; ahora llegó el tiempo de concretarlo. No fue posible lograr el objetivo pero la actitud será una sola: que al gobierno le vaya bien porque será el gobierno de nuestro país, donde viven nuestros hijos y los hijos de todos los uruguayos. Estaremos para construir, muchas veces aportando ideas, pero también señalando los desvíos de rumbo cuando lo creamos equivocado o cuando la libertad pueda dañarse. Un Partido Nacional moderno y nuevamente popular, leal con el país, pero también consigo mismo. Como decía Wilson…"Este es un episodio más de la pelea… para nosotros la lucha comienza todos los días de nuevo y por lo tanto, comienza hoy". © Javier García para Informe Uruguay
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