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Año V Nro. 368 - Uruguay, 11 de diciembre del 2009   
 
 
 
 
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Las remesas siguen su descenso
por Javier Santiso

 
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          A mediados del 2009, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pronosticó una contracción de las remesas hacia América latina del orden del 11%. Los últimos datos publicados por México, a principios de diciembre del 2009, apuntan a que probablemente la contracción de estos flujos sea más elevada. Banxico apuntó así que las remesas continuaron su tendencia a la baja en el mes de octubre (-36% anual).

          Esto indica que en los 10 primeros meses del año las remesas registraron una caída cumulada anual de algo más del 16% en dólares. La contracción del mes de octubre es de hecho la más importante registrada en términos anuales desde 1996.

          Esta situación refleja el deterioro del mercado laboral en Estados-Unidos que afecta particularmente los emigrantes latinoamericanos y en particular los mexicanos, concentrados en sectores como los de la construcción o manufacturas, fuertemente golpeados por la crisis. De hecho, a finales del 2009, 13 de cada 100 migrantes mexicanos se encuentran desempleados. Si bien en el pasado se alabó el carácter contra-cíclico de las flujos de remesas en esta ocasión la crisis presenta unas características únicas debido a que se origina en el país de envíos de remesas y no, como en ocasiones pasadas, en el país de recepción. Por primera vez, tenemos a los principales países emisores de remesas latino-americanas, tanto Estados-Unidos como España, en crisis, ambos sufriendo recesiones importantes en 2009.

          Si bien el panorama para el 2010 pueda ser más alentador, conforme a se consolide la recuperación, la situación llama la atención. Cierto hay que matizar estas caídas: las caídas nominales de las remesas se registran en dólares y se ven por lo tanto compensadas parcialmente por la depreciación del peso ha permitido amortiguar la caída de los ingresos que están recibiendo las familias en México. Si se incorpora el efecto de la depreciación del peso y el hecho que la inflación se mantuvo en México estable, la variación de las remesas una vez que se traducen en pesos a sido nula.

          En términos de ingresos para las familias mexicanas receptoras las cifras no lucen tan dramáticas. No todos los países de la región están sin embargo en esta situación: Las remesas a Ecuador, por ejemplo, que represan el segundo ingreso del país, después de la venta de petróleo, cayeron un 16.4 por ciento en los primeros tres trimestres de 2009, en relación con similar período de 2008. En este caso, pore star Ecuador dolarizado, los efectos del tipo de cambio no compasan las caídas nominales.

          No dejan sin embargo de llamar la atención estas contracciones que sean en los casos de México o de Ecuador. Hay que remontar hasta finales del siglo XIX para presenciar descensos tan abruptos. Entonces España y Portugal eran países receptores y Argentina y Brasil países emisores de remesas. En 1890, la crisis de la Baring golpeó Argentina y ello provocó el año siguiente una caída abrupta de las remesas desde ese país hacia España (-22%). Lo mismo ocurrió con otra crisis que afectó esos mismos años Brasil, afectando también a la baja los envíos realizados por los portugueses asentados en Brasil hacia su país de origen (-23%).

          Como vine subrayando en el reciente informe LEO publicado por el Centro de Desarrollo de la OCDE (OCDE, Latin American Economic Outlook 2010, Paris, Centro de Desarrollo de la OCDE, 2009), presentando en el marco de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Estoril a principios de diciembre y luego en Madrid el pasado 2 de diciembre en Casa América (Informe OCDE Perspectivas económicas de América Latina 2010), el tema de las remesas y las migraciones es central para muchos países de la región. De hecho más de 20 millones de latinoamericanos residen fuera de su país. En algunos países tales fondos representan entre el 15% y casi el 40% del PIB, como Haití, Honduras, Jamaica, El Salvador, Nicaragua o Guatemala.

          De ahí que en esta ocasión LEO 2010 realice un estudio a fondo (de seis capítulos) sobre cómo puede la gestión pública en América Latina potenciar el efecto benéfico de su trabajo, de sus remesas. Para lograr este objetivo, varias acciones concretas pueden articularse como la necesidad de crear acceso legal y flexible al mercado de trabajo, extender la protección social y mejorar la portabilidad de las pensiones. También se pueden desarrollas varios instrumentos financieros innovadores para formalizar los envíos de remesas y expandir sus beneficios, como los "bonos diaspora" (practicados hasta la fecha sólo por Israel o India) o la titulización de los futuros flujos de remesas.

          Una acción concreta sería, por ejemplo, favorecer las migraciones circulares y extender en particular la portabilidad de las pensiones, es decir la posibilidad para un migrante de beneficiarse de su pensión en su país de origen y de migrar con los derechos sociales cumulados. Si bien algunos países como España han sido ejemplares en este sentido (tiene convenios de portabilidad con 20 países de la región), firmando acuerdos de portabilidad de las pensiones con prácticamente todos los países de América latina, esto no ha sido el caso de Estados-Unidos. De hecho los acuerdos en materia de pensiones y seguridad social entre Estados-Unidos y México siguen sin ser acordados y ratificados. En la actualidad sólo 4 millones de migrantes latino-americanos (15% del total) beneficia de convenios de seguridad social (contra 98% de los migrantes intra-OCDE).

          En materia financiera, también la región ha hecho prueba de innovación con programas como el Tres por Uno, desarrollado en México con la inversion conjunta de las organizaciones de migrantes y los tres niveles de gobierno para financiar obras de infraestructura básica con remesas colectivas. Una manera de compensar los efectos negativos de la crisis sobre las remesas sería también buscar abaratar los costes de envíos. En los corredores dónde remesas y bancos compiten estos costes han tendido a disminuir en el pasado. Una intensificación de la competencia induciría mayores reducciones, en particular vía la telefonía móvil. Se estima de hecho que la reducción de 1% de los envíos induce un aumento de casi 800 millones de dólares de envíos de remesas.

          Las propuestas exploradas en el informe todavía quedan por plasmarse. En este sentido no hay que desaprovechar esta crisis: tiene que ser un incentivo para reformar en un área importante para la región.

Fuente: Infolatam

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