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Año V Nro. 368 - Uruguay, 11 de diciembre del 2009   
 
 
 
 
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Manda a todos a volar... Yo no fui
por Ricardo Valenzuela

 
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Al acercarnos al primer aniversario de la presidencia de Barack Obama, la economía de los EE.UU. continúa en estado comatoso. Esta situación provoca ahora que las huestes de Obama pasen de; “aquí llega el Chapulín Colorado”, a la clásica “Yo no fui, fue Bush, o, era más grave de lo que pensamos”.

         Y es que vivimos en una sociedad en la cual el lema de los años 60; “Si se siente bien, hazlo”, lo hemos cambiado por uno más letal: “Yo no fui”.

         En 1962, cuando la resistencia cubana trató de invadir la isla resultando en el gran fracaso de Bahía de Cochinos al no recibir el prometido apoyo de la fuerza aérea norteamericana puesto que Kennedy se había “rajado” al último minuto; se levantó una ola de indignación nacional en contra del Presidente Kennedy, sin embargo, esa misma noche apareció en TV explicando sus motivos, pero más importante, en cierto momento de su discurso afirmó: “Esta fue mi decisión, de nadie más, y asumo toda la responsabilidad”.

         En esos momentos reclamó la autoridad presidencial que tanto se cuestionaba debido a unas elecciones sospechosas, y que años después se sabría infiltradas por la mafia. Casi 30 años después, asumía la misma responsabilidad alguien que se le conocería como el mago del “yo no fui;” Bill Clinton. Este hombre llegaba a la Casa Blanca portando un interesante sobre nombre: “The comeback kid; el chamaco que siempre se recuperaba”. Tristemente años después, el mundo descubriría el que tal apodo que se colgaba con orgullo, era consecuencia de su falta de honestidad para asumir responsabilidad por sus actos siempre utilizando de forma magistral el “yo no fui”.

         Pero ahora cabalgando por el nuevo siglo, hemos complementado el nuevo moto con el “yo no fui, fue Teté”. Es decir, no solo no asumimos responsabilidad, sino que se la asignamos a alguien más. Estamos viviendo en estos momentos este interesante fenómeno a nivel político. Cuando los países están en bonanza, sobran los padrinos del chamaco, todo mundo se cuelga las medallas, pero cuando las cosas se tornan tenebrosas, de inmediato surge el “yo no fui, es el nuevo, fue el anterior”. En los negocios es lo mismo, el caso más patético en estos momentos es GM. Ahora su ex Director General se desliga del tronido afirmando; “no sabía, yo no fui, el despacho de contadores etc”.

         Los EE.UU. está viviendo una grave recesión y ahora el nuevo deporte es preguntar; ¿Quién fue? los demócratas esgrimen una serie de motivos para culpar a la administración de Bush siendo que la masacre se iniciaba ya durante el último trimestre de la de Clinton. Si le preguntan a Greenspan, culpa a la exagerada exuberancia los errores cometidos por empresarios, obreros, inversionistas, consumidores etc, por lo cual tuvo que actuar bajando 11 veces los intereses. Entonces, como el FED piensa nada tuvo que ver con este problema, acude a la excusa clásica inventada por los malos economistas; un ajuste significativo del “ciclo económico”.

         Ya es hora de que los políticos regresen a los cimientos del problema. La recesión que vive los EE.UU. es el resultado de malas políticas de parte de las administraciones de los últimos 60 años, y sin duda el FED. Ya lo dijo Henry Hazlitt hace más de 50 años: “La persistente tendencia de observar solamente los efectos inmediatos de una política o sus efectos sobre algún grupo especial, y olvidarse de los efectos en el largo plazo no solo para ese determinado grupo, sino para toda la sociedad”. Cuando Reagan embarcó al país en su programa Supply—Side, el maestro Laffer lo dijo muy claro; “sus efectos los veremos en el largo plazo y serán sólidos y duraderos…si no lo sabotean”

         Después de sufrir la cirugía que lo curaría de la malise de Carter, EE.UU. inició el periodo de prosperidad conocido como los 7 años gordos. Fue tal el éxito de sus políticas que permitieron la elección de Bush Sr. sepultando el sueño de los demócratas de recuperar la Casa Blanca. Sin embargo, los expertos del “corto plazo” le preparaban la emboscada cuando lo hicieran renegar de su promesa; “lean mis labios, no más impuestos”, al tiempo que provocaban un pequeño bache que, al grito de “es la economía entupido”, llevaría a la Casa Blanca al came back kid.

         Fue tal la ceguera de Bush I, que no contra atacó con datos reales que indicaban ya una gran expansión económica en el último trimestre de su administración; es decir, las políticas de los años 80 nivelaban de forma automática el avión luego de una turbulencia. Clinton asumía el poder ya en el centro de un huracán de prosperidad que para su buena suerte duraría toda su administración. Era tal la fuerza del torrente de prosperidad, que le permitió encadenar al país con un nivel record de impuestos en relación al PIB, y de esa forma sentaba las bases—para en el largo plazo—asesinar el proceso.

         No hay que “agarrar monte” para explicar las causas de la actual recesión. No es el ciclo económico que tanto les gusta a los ciegos analistas. Es la consecuencia en el largo plazo de las malas políticas de administraciones desde Hoover hasta Bush, combinadas letalmente con las erróneas decisiones de política monetaria del FED que ha inundado al mundo de dólares sin respaldo. Si a eso le agregamos los obstáculos impuestos por los orates grupos de ambientalistas que convocaron la crisis energética, y los burócratas mentalmente retrasados que hirieron de muerte la creatividad de la alta tecnología con sus ataques a la mayoría de empresas del NASDAQ; tendremos el potaje ideal para entender lo que sucede “hoy”. 

         Es tan obvio, que basta leer los indicadores económicos al momento que Bush II asumía la Presidencia y nos daremos cuenta de que el largo periodo de prosperidad había ya sido destruido; el país ya estaba en recesión y cuando el Presidente “electo” lo informa al pueblo, el came back kid y su equipo de magos del surrealismo, de inmediato se atrincheran con el “yo no fui, es el nuevo que con esas declaraciones la está provocando el “apanicando” del mercado vía las expectativas racionales”.

         Sin embargo, después de la inyección sin precedentes de los trillones de dólares a la economía mundial de parte de los Bancos Centrales, como el alcohólico sufriendo su tremenda cruda para luego escalar al paraíso con la primera cerveza de la cura, el mundo iniciará pronto esa fatal ruta de la euforia que producen las soluciones al corto plazo.

         Los políticos entonces asumirán la paternidad de una engañosa recuperación que, como al tembloroso crudo, solo se le acumula bacteria de la grave enfermedad en el subterráneo de la irresponsabilidad. Es cuando la vida de los países se convierte en una puerta giratoria que nos atrapa conduciéndonos siempre al mismo lugar y no aprendemos…”.pero el que venga atrás que arree”.

Fuente: America's Daily

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