El Plan Ceibal y su Talón de Aquiles
por Dr. Marcelo Gioscia Civitate
|
|
|
Cuenta la mitología griega que al nacer Aquiles, fue tomado del talón por su madre (la diosa Tetis) y sumergido en el río Estigia, cuyas aguas con propiedades mágicas, le confirieron a lo sumergido, una fortaleza y una resistencia inigualable, transformándolo casi en inmortal.
Al leer con preocupación los recientes informes sobre la utilización que hacen los escolares del maravilloso recurso tecnológico que se ha puesto en sus manos, con la instrumentación del “Plan Ceibal” y el bloqueo que debe hacerse de algunas páginas “inconvenientes” por parte de nuevos censores públicos, y observar por otro lado, algunos muros de la capital y del interior de nuestro país, en los que -con brocha gorda- se trasmite: “un niño, una computadora” como un “logro del gobierno progresista” que hay que “profundizar”, no puedo dejar de asombrarme.
Es que, si bien resulta extraordinario y plausible el esfuerzo realizado por la sociedad toda al asignar estos recursos para la distribución de estos instrumentos (que permiten en teoría “igualar el acceso a la sociedad de la información” al mayor número posible de estudiantes de las escuelas públicas), el crédito político de tal distribución pretenden recogerlo quienes desde el gobierno nacional o departamental, intentan repetir su victoria en primera vuelta. Cuando en razón de verdad, han quedado muchos aspectos sin abordar ni resolver en su real dimensión.
Por ello, esta propaganda tiene mucho de demagógica. Y en su pretendida simpleza, no es real.
Sabemos que la mentada “igualdad” que se pregona, no es tal en los hechos, puesto que, si bien los instrumentos son iguales, la capacidad y el criterio de cada uno de los operadores es en la realidad, muy distinto. Así, será diverso el resultado obtenido, según sea la aplicación del usuario y el entorno familiar en que el niño se esté formando. Hasta aquí todo bien pues, habrán de ser “los talentos y las virtudes” los que nos debieran distinguir de otros compatriotas.
Pero también sabemos que, las desigualdades en puridad, provienen desde el mismo seno materno y de la insuficiente alimentación que pudo haberse padecido desde la gestación y en los primeros meses y años de vida. Luego vendrán otras, que hacen a la familia de origen, al tipo de estímulos recibidos y a la escala de valores que habrán sido trasmitidos paulatinamente por los progenitores, en la medida que, ellos mismos hayan tenido las herramientas apropiadas y las oportunidades de desarrollarse humanamente.
En esta formación, influirán también y cómo, los límites que se les haya impuesto desde la cuna y la coherencia en mantenerlos luego, para desde allí, obtener poco a poco, y desde la adolescencia la manifestación del criterio de cada uno, en el uso de la Libertad. Nada menos.
Cuando vemos que la mortalidad infantil no ha descendido, que la deserción escolar llega a límites alarmantes, que ha aumentado el uso de la pasta base y que el rendimiento de los educandos deja mucho que desear, estamos ante una sociedad donde la brecha social se ha profundizado y donde son muchas cosas las que no funcionan.
Cuando advertimos que, no existe o es insuficiente la comunicación a nivel familiar y la permisividad paterna no controla el acceso de nuestros escolares a las páginas del mundo virtual que se pone en sus manos y se deben disponer funcionarios para que cumplan la tarea de “censurar” ésta o aquella página, es que algo no anda bien.
¿Cuáles son los valores que se trasmiten? ¿Se está educando para ejercer a conciencia la libertad?
Ahora resulta que, en el ámbito escolar, esos contenidos inconvenientes son inaccesibles, pero: ¿Ocurre lo mismo en las plazas públicas? ¿Qué ocurre en el ámbito de sus hogares? ¿Cuál es el contenido al que acceden nuestros pequeños beneficiarios? ¿Qué tipo de ciudadano estamos formando? Aquí se ubica -a mi modesto entender- el más preocupante “talón de Aquiles” del proyecto en cuestión. Debiera instrumentarse una solución integral. No es tarea sencilla y siempre queda la sensación de haberse dado un gran paso, pero que, lejos de los bombos y platillos del oficialismo, el mismo no alcanza.
No olvidemos que, la computadora personal con acceso a la “red de redes”, cuya entrega celebramos, debiera ser un formidable complemento en la formación de los niños (la más de las veces provenientes de hogares con problemas no sólo económicos, sino de integración social y afectiva) y no un fin en sí mismo (a utilizar alegremente en campañas electoreras). Porque estos jóvenes usuarios que hoy nos preocupan, y la sociedad en su conjunto, merecen el mayor de los respetos.
Comentarios en este artículo |
|
» Arriba
|