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Año V Nro. 351 - Uruguay, 14 de agosto del 2009
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Pronunciado el cuerpo electoral en las pasadas elecciones internas, ha quedado definido el menú hacia octubre y noviembre. El gobierno reacciona frente a la una constatación de la realidad. El contendor al continuismo frenteamplista es el Partido Nacional. Reacciona en base a su instinto de supervivencia, y con un sentido de solidaridad partidaria, ajeno al deber de responsabilidad nacional del que está investido. Así reaccionó el gobierno durante toda su gestión, defendiendo a algunos de sus actores cuando era evidente la necesidad de relevo. Refugiado en sus mayorías, el gobierno se cierra en sí mismo. Para progresar el país necesita confianza y estabilidad. Condiciones éstas que no reúne la fórmula oficialista. La confianza es hermana de la coherencia y enemiga del doble discurso. Mensaje claro y firme. Lo que no tiene la fuerza de izquierda en su conjunto. Mientras su promocionado programa único establece que debe convocarse a una Constituyente el candidato oficial esgrime que el único sentido de la misma sería, en un país como el nuestro, discutir el derecho de propiedad. Ahora, luego de la advertencia del Partido Nacional para que se aclare este punto, se ha expresado que no hay interés en reformar a la Constitución. Nos preguntamos para qué discutieron un programa si luego no tienen interés en llevarlo a cabo, ¿lo eliminarán del programa del Frente Amplio entonces? Y así figura una larga cadena de contradicciones en el seno de la fórmula oficialista. Secreto bancario no pero sí, cotización en la Bolsa para las empresas públicas sí pero no, sólo por mencionar las más recientes. No puede haber confianza en un discurso que cambia continuamente. El otro extremo que vamos a necesitar es estabilidad. Como ya expresamos, el gobierno que asuma el primero de marzo no va a contar con mayorías en el Poder Legislativo. No tendrán vigencia los brazos enyesados para votar las iniciativas del Poder Ejecutivo. Luego vino la integración de los entes y servicios descentralizados, había acuerdo hasta que el propio gobierno modificó los términos –amenaza de renuncia del por entonces ministro de Economía Cr. Astori- haciendo impracticable mantener su mantenimiento. Los artífices de ese comportamiento, quienes fracasaron en el diálogo, son propuestos por el Frente Amplio como los que tendrán la responsabilidad de consensuar en el parlamento. No podemos seguir en zigzag permanente. Hay cambios urgentes que se reclaman, y los podemos cumplir, hay también cuestiones importantes que queremos atender, y para ello tenemos equipo, mujeres y hombres con ganas de trabajar por el país, ideas y propuestas practicables y además voluntad de diálogo, de reconstruirnos como proyecto nacional, en un Pacto Nacional que convoque a todos, venciendo las visiones maniqueas y exclusivistas de la realidad, haciendo un país para todos.
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