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Año V Nro. 351 - Uruguay, 14 de agosto del 2009   
 
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Jorge Larrañaga

El Estado en campaña
por Jorge Larrañaga

 
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         Pronunciado el cuerpo electoral en las pasadas elecciones internas, ha quedado definido el menú hacia octubre y noviembre.

         De ese escenario, el Partido Nacional destaca por su propuesta seria, responsable y segura.

         Lo que debiera ser consecuencia natural de la actuación política adquiere una relevancia más notable frente al contraste que ofrece la postulación oficialista.

         Nuestra colectividad política, con 173 años de vocación de servicio a la patria, se erige como expresión de ilusión y esperanza nacional.

         El mismo 28 de junio, tras el veredicto de nuestro colectivo partidario, transitamos por camino del deber y la responsabilidad, y resolvimos acompañar en la fórmula presidencial al Dr. Luis Alberto Lacalle, conformando una fórmula que se complementa, se suma y no, como en la oficialista, está prendida con alfileres.

         Esa condición de la fórmula oficialista, ha obligado a que sea el gobierno el que deba salir en auxilio de un proyecto que ha dejado de ser político para ser un proyecto de poder. El mantenerse en el gobierno es el único objetivo del Frente Amplio, el para qué ha dejado el primer plano de consideración para rebajarse al como sea.

         El costo ya no importa.

         Es así que las figuras del gobierno comenzaron a intervenir en la disputa electoral, lo que es de por sí grave, sin embargo, lo más infame es que se recurra al aparato estatal para dejar de gobernar y pasar a “electoralizar” su gestión.

         Esta modalidad, de moda en algunos otros países latinoamericanos, donde lo público y estatal se confunde con los intereses del gobierno de turno, incomoda al ciudadano uruguayo.

         El gobierno reacciona frente a la una constatación de la realidad. El contendor al continuismo frenteamplista es el Partido Nacional. Reacciona en base a su instinto de supervivencia, y con un sentido de solidaridad partidaria, ajeno al deber de responsabilidad nacional del que está investido.

         Así reaccionó el gobierno durante toda su gestión, defendiendo a algunos de sus actores cuando era evidente la necesidad de relevo. Refugiado en sus mayorías, el gobierno se cierra en sí mismo.

         Eso no podrá ocurrir en el próximo ejercicio. No habrá mayorías parlamentarias propias, habrá que acordar. Ese será uno de los desafíos para los próximos cinco años.

         Para progresar el país necesita confianza y estabilidad. Condiciones éstas que no reúne la fórmula oficialista. La confianza es hermana de la coherencia y enemiga del doble discurso. Mensaje claro y firme. Lo que no tiene la fuerza de izquierda en su conjunto. Mientras su promocionado programa único establece que debe convocarse a una Constituyente el candidato oficial esgrime que el único sentido de la misma sería, en un país como el nuestro, discutir el derecho de propiedad. Ahora, luego de la advertencia del Partido Nacional para que se aclare este punto, se ha expresado que no hay interés en reformar a la Constitución.

         Nos preguntamos para qué discutieron un programa si luego no tienen interés en llevarlo a cabo, ¿lo eliminarán del programa del Frente Amplio entonces?

         Y así figura una larga cadena de contradicciones en el seno de la fórmula oficialista. Secreto bancario no pero sí, cotización en la Bolsa para las empresas públicas sí pero no, sólo por mencionar las más recientes.

         Programa único, pero estuvieron una semana discutiendo la conformación de la fórmula, documento y exigencias de por medio, y sin llegar a un acuerdo político, sólo electoral.

         No puede haber confianza en un discurso que cambia continuamente.

         El otro extremo que vamos a necesitar es estabilidad. Como ya expresamos, el gobierno que asuma el primero de marzo no va a contar con mayorías en el Poder Legislativo. No tendrán vigencia los brazos enyesados para votar las iniciativas del Poder Ejecutivo.

         Diálogo, acuerdo y negociación serán palabras que deberán imperar en el sistema político por los próximos años para mantener un rumbo claro y firme como país. El Frente Amplio no pudo hacerlo, no supo conjugar el plural, se quedó con el “yo”.

         En febrero de 2005 se firmó el acuerdo multipartidario en tres áreas fundamentales: educación, economía y política exterior. El Gobierno los ignoró.

         Luego vino la integración de los entes y servicios descentralizados, había acuerdo hasta que el propio gobierno modificó los términos –amenaza de renuncia del por entonces ministro de Economía Cr. Astori- haciendo impracticable mantener su mantenimiento.

         El Frente pudo tener consenso en muchos temas, pero no quiso, no tuvo voluntad política de hacerlo. Se salteó el Parlamento como ámbito de discusión para reducirlo a una suerte de autenticador de la voluntad del Poder Ejecutivo.

         Los artífices de ese comportamiento, quienes fracasaron en el diálogo, son propuestos por el Frente Amplio como los que tendrán la responsabilidad de consensuar en el parlamento.

         Lo han dicho más de una vez, quieren ganar en primera vuelta, porque quieren seguir en el país de una mitad contra la otra.

         Frente a ello, se erige el Partido Nacional, el Partido que ofrece confianza y estabilidad, coherencia y seguridad, certeza y diálogo.

         Tanto nuestro candidato, el Dr. Luis Alberto Lacalle como nosotros mismos, le proponemos al país una hoja de ruta, un camino de certidumbre, de coherencia entre el discurso y la acción.

         No podemos seguir en zigzag permanente.

         Hay cambios urgentes que se reclaman, y los podemos cumplir, hay también cuestiones importantes que queremos atender, y para ello tenemos equipo, mujeres y hombres con ganas de trabajar por el país, ideas y propuestas practicables y además voluntad de diálogo, de reconstruirnos como proyecto nacional, en un Pacto Nacional que convoque a todos, venciendo las visiones maniqueas y exclusivistas de la realidad, haciendo un país para todos.

© Jorge Larrañaga

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