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Demasiadas expectativas
por Alberto Medina Méndez
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No importa mucho el nombre que pretendamos utilizar. Pacto de gobernabilidad, acuerdo político, o como prefiera llamarse. La sociedad ha manifestado claramente su intención de sentar las bases de una nómina de consensos imprescindibles que puedan acotar la discusión doméstica solo a aquellos aspectos procedimentales o a temas en los que existen claros puntos de vista contrapuestos.
En el discurso electoral no parecen existir tantas diferencias de visiones entre los partidos locales. Sin embargo, los gobiernos pasan y mucho sigue igual. Hasta en lo que parecemos estar todos de acuerdo, no hemos dado ni siquiera el primer paso, el de sentarnos a conversar respecto de cómo instrumentar lo obvio.
Está claro que las prioridades de la política y la gente, no van de la mano. No hay que profundizar mucho para arribar a una conclusión que por evidente surge irremediablemente en todo el país. Corrientes no es la excepción a esa regla.
La política partidaria tal cual la conocemos se ejerce con mezquindad, con poca grandeza, con dirigentes del montón y una cada vez más desesperante ausencia de estadistas. Si algo de todo esto fuera parte de nuestro presente, la sociedad no tendría motivos suficientes para reclamar ningún acuerdo. Surgiría de esa misma generación, como ya ha ocurrido en otros momentos, lejanos por cierto, de nuestra historia patria.
Abundan en Corrientes los antecedentes. Tuvimos un acuerdo de gobernabilidad hace algunos años, en el medio de una gran crisis local. Esa impronta no surgió de la dirigencia política, tampoco nació en los partidos. Fue un reclamo a gritos de la sociedad civil, que se organizó, se articuló, discutió civilizadamente y seguramente con muchos aspectos por corregir, estableció los pilares de ese acuerdo, al que la política no tuvo más que adherir mansamente.
Algo de aquello se cumplió. Otro tanto pasó al olvido. Nuevamente la política hizo de las suyas. Y si algo no terminó de concretarse, probablemente haya que revisar por el lado de una sociedad que se durmió en lo logrado y que pensó con los códigos de la gente de bien, esos que dicen que hay que honrar los compromisos. Habrá que decir que la política se mueve con otras reglas, no escritas, y poca importancia le da a lo que ya se acordó. En todo caso se mueve con el pulso del corto plazo que gobierna su agenda.
Un poco mas cerca en el tiempo, en el 2009, en un año electoral, un grupo reducido de organizaciones de la sociedad civil lograron convocar a un foro de candidatos previo a la segunda vuelta electoral. La idea nació en esas instituciones, en ciudadanos de a pie. La política de los partidos, solo accedió, nuevamente, sin mucho entusiasmo, pero con el pragmatismo que les indica que no se pueden ignorar tan burdamente los reclamos de la sociedad, y un desaire hubiera sido inoportuno para sus urgentes estrategias electorales.
Sin embargo y pese a las sobradas demostraciones que confirman que la política no mueve un dedo sin una sociedad motorizada por sus propias convicciones, en este 2010, volvimos a hablar del tema, y repetimos la candidez de rutina, esa que espera que sean los dirigentes partidarios los que movilicen estos acuerdos.
Eso no ocurrirá. Si los correntinos queremos un pacto de gobernabilidad, un acuerdo político, habrá que arremangarse como comunidad, y organizarse desde la sociedad civil para consensuar un documento que nos pueda nuclear a todos, que sea inclusivo desde lo sectorial y social, desde lo político y religioso.
El trabajo previo es patrimonio exclusivo de los ciudadanos debidamente organizados. Lo otro, eso de esperar gestos espontáneos de la política, además de constituirse en una nueva ingenuidad, va a contramano de las irrefutables pruebas que tenemos a mano. Mientras tanto, suponer que los partidos tomarán la posta es tener demasiadas expectativas en quienes ya demostraron no tener interés en recorrer estos caminos que pretendemos los correntinos, esos que estamos preocupados en el futuro de nuestros hijos.
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© Alberto Medina Méndez (Existe otro camino) para Informe Uruguay
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