Los culpables lo resisten, los inocentes lo exigen por Raúl Seoane

	Comentar Artículo Contactos Otros artículos de este autor Imprimir Artículo

Llegó sólo y se fue solo. Carlos Signorelli entró en la historia como el primer diputado en ser desaforado desde el regreso a la democracia. Sereno y sin quebrarse ni por un instante, el artiguense cree que lo de ayer fue un "linchamiento" electoral.

         Así inicia Sebastián Cabrera su artículo sobre el desafuero del diputado Carlos Signorelli, votado por la Legislatura de nuestro país, a pedido del Juzgado de Artigas en una causa que se le sigue por administración fraudulenta, según una denuncia realizada por el actual Intendente Julio Silvera.

         El desafuero del diputado Signorelli es el primero que se realiza luego del regreso del país a la democracia, y fue votado por 83 votos de un total de 91 presentes en la sesión, donde por lógica, y por un sentido de “camaradería” política, no votaron los legisladores del Partido Colorado.

         No es mi intención juzgar o defender la actuación de Carlos Signorelli, bajo ningún aspecto, pero lo que sí me interesa destacar varios aspectos de sus declaraciones y actitudes, las que no comparto.

         Más allá de la culpabilidad o de la inocencia de las actuaciones de Carlos Signorelli durante su actuación en la Intendencia de Artigas, es loable que la Legislatura Nacional permita el desafuero de un legislador que se haya sospechado de cualquier tipo de delito y que sea investigado por la Justicia, ya que esto engrandece a la democracia y transparenta a las instituciones políticas.

"Nunca más quiero pisar acá, a pesar de mi enorme cariño a esta casa", comentó en una improvisada conferencia de prensa.

         Es cierto que hay que vivir esa situación para sentir lo que sintió el diputado Signorelli en ese momento, pero también es muy cierto el viejo dicho popular “no hay que escupir para el cielo”, porque Signorelli está siendo investigado en una causa y no condenado, y si él está convencido de su inocencia debería ser el primero en pedir su desafuero y estar de acuerdo con ello, porque es la única forma de que, ante la Justicia, pueda demostrar su inocencia. Los culpables luchan contra el desafuero, los inocentes lo exigen.

"Fue una ejecución político electoral. Un linchamiento. Los tiempos políticos han hecho que decapitaran a Signorelli. Es una gran farsa. Salgo desilusionado, con una sensación de enorme amargura", apuntó el diputado, que habló de sí mismo en tercera persona, cual futbolista. También denunció una "decisión política" para "sacarlo" de la elección municipal de 2010 en Artigas.

         Si es cierto que, según sus dichos, fue una ejecución político electoral para sacarlo de la elección municipal del 2010 en Artigas, Signorelli debe probar su inocencia y luego accionar judicialmente contra los denunciantes para que paguen las consecuencias de sus actos, y no dejar piedra sobre piedra hasta que los verdaderos culpables sean enjuiciados, porque eso es lo que exige la democracia para que pueda ser transparente, y si es cierto lo que dice el diputado los propios partidos políticos deben erradicar de sus filas a aquellos que atenten contra la libertad individual en aras de un beneficio propio.

El caso fue denunciado por el actual intendente blanco Julio Silveira y la fiscalía cree que se configura el delito de fraude: se habrían recibido prestamos de particulares, bajo la modalidad de descuentos de cheques y sin respaldo documental.
Signorelli argumentó que la mayoría de los cheques fueron emitidos luego de que asumió como intendente Carlos Soria, procesado por la Justicia, y apuntó los dardos a esa gestión.
Signorelli acusó a los diputados de la comisión de Constitución de abrazarlo meses atrás y decirle que "acá no pasará nada". Sobre Abdala (que dijo que el fuero "no es una coronita), Signorelli disparó: "Sabe que nunca más en su vida será diputado". También le pegó a Pedro Bordaberry y contó que lo citó a su estudio hace quince días, en una reunión donde le puso a disposición a su equipo jurídico.

         Mala actitud. Si soy inocente “aprieto los dientes y me la banco” y no prendo el ventilador para ensuciar a los demás, sobre todo a los que comparten mis ideas políticas, porque sólo los culpables se sienten víctimas del sistema, los inocentes luchan por demostrar su inocencia.

         Más allá de todo esto, la actitud de los legisladores al votar por el desafuero de Carlos Signorelli enaltece a la institución legislativa y reafirma la esperanza de que se puede cambiar, y de que lo estamos haciendo. Pero esa misma actitud debe prevalecer cuando haya que desaforar a “los del mismo palo”. Espero que esto sea así.

» Arriba