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Año I - Nº 45 - Uruguay, 26 de Setiembre del 2003

La Reunión de la OMC en Cancún
Ojos Uruguayos en el Brasil
Aquí Lascano
Sucedió en España
Noticias del Brasil
Hurgando en la Web
Salvavidas de plomo para la causa palestina
Anécdotas Bancarias
Recuerdos del Ayer
Parar la mano y administrar la esperanza
El Interior También Existe
Rincón de Sentimientos
Olvidémonos de las Pálidas
Correo de Lectores
El Marinero
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 


ANECDOTAS BANCARIAS

Mil cosas han sucedido durante toda una vida de trabajo.
Sucesos jocosos, de irresponsabilidad, tonterías, en fin, momentos que palpitan sentimientos y actitudes.
En una anécdota nos toca ser héroe, y en la historia siguiente somos infractores, representamos la inocencia y al instante conformamos el personaje que ha transgredido disposiciones superiores.

El anecdotario debe ser así, no con ánimo de sobresalir, sino con ánimo de ser sincero. Las cosas sucedieron y así las contamos. Aquí van mis historias, muy sencillamente narradas, en las que me tocó intervenir en todo el espectro de actitudes.
Los personajes que en ellas intervienen son reales, a veces son nombrados pero muchas veces he preferido dejarlas en el anonimato o
con nombres supuestos, totalmente seguro de que al leerlas, cada uno de ellos verá y comprobará la sinceridad de mis narraciones.- Adelante!

EL DIA QUE EL BANCO PERDIO UN CLIENTE POR MI CULPA

Era un argentino qu tenía sus ahorrillos en la Agencia Centro. Mostrando una simpatía fuera de lo común, se acercó a mi caja para efectuar depósito de U$S 34.000 en su cuenta de depósito a Plazo Fijo, todo en billetes de U$S 100. A medida que contaba se acrecentaba mi expectativa y mi asombro, porque había una enorme cantidad de billetes falsos. Me puse tan nervioso que al final no estaba seguro de saber definir cuáles eran los falsos y cuáles los auténticos. Separé 29 billetes falsos. El hombre, fuera de sí, se mesaba los cabellos, evidentemente muy nervioso y se resistía a lo que yo le decía: -

- Lamentablemente, estos billetes son falsos, señor, y deben quedar retenidos, debemos modificar el depósito...
- No, cajero, devuélvamelos que voy a tratar de recuperarlos donde los compré... decía, sin creer lo que yo le estaba diciendo.
- De ninguna manera, caballero, perdóneme, no tengo más remedio que proceder como he dicho.
Lejos de aceptar la reglamentación en vigencia, salió casi corriendo hacia la Gerencia, donde lógicamente recibió la misma respuesta. Volvió a la Caja y ya en otro plan, ofreció o de alguna manera
buscó la forma de recuperarlos, gestión en la que no tuvo ningún tipo de suerte.
- Señor, dije casi como una excusa, si fuera un sólo billete tal vez podría devolverlo...
- Es que…si fuera un solo billete no me haría problema porque es muy poca cosa, cajero, exclamó como implorando...
- Bien, si para Vd. un billete es poca cosa, aproveché rápidamente a contestar,- para mí, 29 billetes son muchos...
Y no hablamos más nada. Se preparó el documento respectivo y se retiró furioso, sin decir palabra...
Al otro día vino al Banco y canceló todas sus cuentas, que ascendían nada más que a U$S 900.000. No sé a qué banco dónde fueron a parar, pero no pude dejar de pensar que si yo tuviera esa cifra, no haría mayores problemas por tres mil dólares más a menos, máxime considerando que eran billetes falsos, y que había sido otra persona la que me había perjudicado.
Seguramente pensé así porque aquellos "pequeños" ahorrillos no eran míos.

RUBEN LOPEZ ARCE

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