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Montevideo cambia
por Javier García
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Búsquese ejemplo más claro de ineficiencia en la gestión pública y no se encontrará otro mejor que el de la Intendencia de Montevideo.
Ya no es que deje de cumplir con sus funciones esenciales de limpieza e higiene de la ciudad, arreglar calles y veredas, de ordenar su tránsito y asegurar un transporte colectivo accesible por barato y por eficaz, o mantener iluminada calles y plazas, sino que ahora agrede al vecino.
Los nuevos valores de la contribución inmobiliaria han significado aumentos de consideración para miles de hogares. El intendente comenzó diciendo que no aumentaría el valor más del 15%, más tarde se olvidó de la promesa para aplicar muchos, en miles de padrones, que multiplican varias veces esa cifra. Se han contactado con nosotros de decenas de barrios, algunos muy humildes, denunciando este abuso impositivo.
Cuando el golpe empezó a cursar efecto en la población, la IMM adujo que “sólo” pagaría más el 40% de los contribuyentes. Como si esta cifra, que se acerca a la mitad de los mismos, no significara por sí misma un enorme ajuste fiscal. Aplican aumentos a casi la mitad de los padrones y para los nuevos recaudadores esto parece insignificante. Ante esto, grupos de vecinos se han organizado para ejercer el derecho de petición y recolectar firmas para presentar al intendente, en acción que ha contado con el respaldo de legisladores y ediles del Partido Nacional.
Veremos si es verdad el discurso de la participación, o si esto es sólo una pantalla que sirve cuando el que participa es el amigo del comité de base.
Los montevideanos están cansados de ser rehenes de ADEOM y de ver la pasividad de una intendencia que no ajusta sus cuentas, pero si las de los contribuyentes.
Por otro lado se ha salido a perseguir autos matriculados en el interior. Este tema no tiene, a nuestro juicio, una solución fácil. A la vista está. Ojalá el proyecto de ley que en el Partido Nacional se está articulando contribuya a hacerlo. Mientras tanto sería bueno avisarle al Intendente Ehrlich que por más inspectores que ponga en las calles, los mismos que deberían ser enviados para prevenir accidentes y no sólo para perseguir autos, este tema no se arreglará por la sencilla razón que a nadie le gusta que lo roben. Y la patente en Montevideo es un robo, liso y llano. Póngale a la patente precio justo, como dijimos en la campaña municipal, y verá como los más de cien mil autos que circulan por Montevideo con chapa del interior matriculan en la capital. O cree que algún montevideano lo haría en otro lugar pudiéndolo hacer aquí por el mismo precio.
Lo que pierde de ingresos por disminuir su valor lo ganará, con creces, por aumento de la cantidad de patentes. La gente defiende sus pesos y no está dispuesta a que se los roben. Está en la naturaleza de las cosas, y no es recomendable ir contra ellas salvo que se practique masoquismo.
Montevideo empezó a cambiar y hasta las encuestas que contrata el gobierno ya lo dicen.
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