Argentina cuesta abajo
por Jaime Daremblum (*)
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Argentina rápidamente se está haciendo tan conocida por el modo en que su gobierno arrebata el dinero ajeno como por sus maravillosos tangos. Hace pocos años inversionistas internacionales con bonos argentinos sufrieron un desproporcionado "corte de pelo" (pérdida en el principal), como suele llamarse en la jerga financiera. Ahora la voracidad del gobierno está infligiendo un "rapado" completo a sus conciudadanos, quitándoles el dinero invertido en fondos de pensiones privados.
Es el segundo intento del gobierno este año para llenar sus arcas incautando el patrimonio de los ciudadanos. En marzo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner quiso aumentar a niveles confiscatorios los impuestos a las exportaciones de soya. Tras meses de lucha con las poderosas organizaciones agrícolas y un alto costo político, el Gobierno perdió la batalla y pareció enmendar sus pasos –incluso decidiendo, hace solo un mes, pagarle al Club de París, con la esperanza de mejorar su posición ante la comunidad financiera.
Pero ahora quieren apropiarse del botín de $30 mil millones de los fondos de pensiones privados. Esto lleva a preguntarse: ¿por qué motivo el gobierno de Kirchner busca tan desesperadamente una caja fuerte para forzarla?
Descalabro fiscal
Argentina, sencillamente, está al borde del colapso fiscal. El gobierno ha gastado como un marinero beodo durante años. Para asegurar la elección de su esposa el año pasado, el entonces Presidente Néstor Kirchner empeoró las cosas aprobando fuertes aumentos del gasto. Esto fue irresponsable, claro, pero podía disimularse mientras las cosas iban bien. En particular, los impuestos sobre las exportaciones de productos básicos generaban miles de millones al fisco. Pero en los últimos meses el precio internacional de la soya cayó casi a la mitad, agravando el golpe fiscal que el Gobierno se autopropinó al desencadenar huelgas por parte de esos mismos productores de soya. Perdió, de esta forma, miles de millones de dólares en ingresos tributarios.
Al mismo tiempo, $23 mil millones de deuda pública vencen en los próximos dos años. Un gobierno normal no tendría mayor problema, pues podría refinanciar la mayoría de la deuda. Pero el brutal trato dado a los inversionistas internacionales ha tenido un efecto bumerán para los Kirchner. Los inversionistas desconfían y, lógico, ofrecen muy poco dinero, si alguno, a tasas de interés muy elevadas. De hecho, el único comprador de bonos argentinos ha sido Hugo Chávez, aunque su "solidaridad" tiene límites: también ha cobrado altos intereses y ahora, con la baja de precios del petróleo, afronta sus propios problemas fiscales.
Magia
Enfrentando tal estrechez fiscal, los Kirchner encontraron lo que debe parecerles una "solución mágica": tomando los $30 mil millones de los fondos de pensiones privados borrarán de golpe todas sus preocupaciones fiscales; y, además, intentan hacerlo so pretexto de "proteger a nuestros trabajadores y jubilados", como ya alegó la Presidenta.
Esta vez eligieron mejor la víctima. Los fondos de pensiones privados han sufrido problemas, algunos de ellos por su culpa, aunque la mayoría como resultado de años de intromisión gubernamental; y la crisis financiera mundial les generó pérdidas recientemente. En consecuencia, los fondos de pensiones privados no son populares y son menos capaces de defenderse que los productores de soya.
Pero a estas alturas ambos Kirchner deberían saber que es erróneo creer en soluciones mágicas, en lugar del trabajo de gobernar responsablemente, promoviendo políticas sólidas. La "solución mágica" de quitar gran parte de su capital a quienes tenían bonos le resolvió algunos problemas de corto plazo a Néstor Kirchner, pero ahora obstaculiza el acceso de Argentina a los círculos financieros para renovar su deuda.
En el corto plazo, la "solución mágica" de apoderarse de $30 mil millones propiedad de 9,5 millones de argentinos podría resolver problemas fiscales. Pero en el mediano y largo plazos dañará gravemente la economía. Tras el anuncio, en solo dos días, la bolsa bonaerense perdió la cuarta parte de su valor, y los inversionistas se deshicieron en tropel de los bonos argentinos, haciendo aún más difícil refinanciar la deuda. Los fondos de pensiones son los principales inversionistas en el mercado de capitales local. Su defunción hará más difícil financiarse para las compañías. Y el perjuicio causado a la economía acabará afectando a la ciudadanía, con mayor desempleo y pobreza.
Quizás los Kirchner estarán allí para sufrir las consecuencias políticas. Quizás no. Pero es una tragedia que los argentinos sigan siendo esquilmados por su gobierno. "Cuesta abajo" es un tango hermoso, pero es una pena que los Kirchner lo hayan convertido en su política.
* Director del Centro de Estudios Latinoamericanos del Hudson Institute, Washington.
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