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Otra vez reelección
por Javier García
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Hace un mes el Frente Amplio anunció que juntaría firmas para plebiscitar, junto a la elección del 2009, la posibilidad de votar desde el exterior. Hizo antes el intento de aprobar una ley que habilitara el voto consular, que no obtuvo las mayorías que se requieren. No obstante, ahora, se procura un nuevo intento, éste por vía plebiscitaria.
Esta semana, además, lo que era un pequeño grupo de militantes ignotos se transformó en un movimiento que pasó a tener una infraestructura propia de sostenes políticos mayores a los que esas personas pueden poseer, y con una sede en pleno Centro, lanzaron la campaña reeleccionista. Alguien, atrás, con más poder los empuja.
No es de sorprenderse que a las pocas horas varios ministros hicieran fila para empezar a firmar, todos de grupos ajenos al de Mujica y Astori. Los socialistas, que tienen oficio, le dieron la orden a los secretarios de Estado e intendentes de ese sector que firmen y por ello se apilan frente a las cámaras para apoyar la reelección.
El malestar de Mujica es notorio y amenaza con dedicarse al Senado que en su jerga es como dedicarse a tomar Sol, porque esa es más o menos la importancia que le da.
Una y otra jugada, la del voto consular y la de la reelección, son señales de debilidad. El Frente Amplio, que según decían había llegado para quedarse, se encuentra empantanado en problemas internos.
Como es un partido de burocracias políticas sus recambios y su renovación no se da por la vía natural que es el surgimiento de liderazgos que desafían y se plebiscitan en elecciones internas. Son, sí, fruto de pesada maquinaria donde importa más ser amigo del "secretario general" que recorrer, visitar y conquistar adhesiones en forma transparente.
Las mayorías absolutas y mecánicas que dispusieron en este período les hicieron creer que serían imbatibles y la soberbia los alejó de la gente. Encuestas y analistas dicen lo que todos saben: habrá segunda vuelta.
Como la mano viene complicada y la debilidad abunda, los manotazos de ahogado aparecen. Proponen que voten los de afuera, que entre otras cosas no sufren el IRPF, y la reelección.
Esto último en Uruguay se asocia indefectiblemente con dos personas, Pacheco y Bordaberry. Ya sabemos que Vázquez jugará el rol de Pacheco, la pregunta es quien hará el de Bordaberry, ¿Astori o Mujica?
El nacionalismo y parte del Partido Colorado se opusieron en 1971 a la reelección y también, con dureza, el FA. ¿Se imagina los discursos antirreeleccionistas de la entonces joven Daisy Tourné?, y ¿las de aquel joven camarada llamado Víctor Rossi? ¿Y los de la fogosa estudiante de medicina María Julia Muñoz? ¿Dónde están los tupamaros que enseñaban ética, valores y coherencia? Ahora, los tornillos del poder herrumbraron los principios. Se han vuelto añejos y conservadores.
El Frente Amplio dejó sus banderas por el camino durante el gobierno, y algunos valores democráticos también.
Esto recién empieza y quien se siente débil recurre a cualquier cosa para defenderse. Veremos juego sucio abundante y por desgracia.
Mientras tanto nosotros a no distraer el rumbo con el que logramos superar la más poderosa maquinaria de poder absoluto que gobernó en estos años.
Hoy larga Larrañaga en el Cilindro, luego lo harán los restantes compañeros y precandidatos del Partido Nacional.
Habrá que elegir entre la renovación o la reelección. Entre la Constitución y los que se ríen de ella.
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