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Cumbre de Trinidad:
¿Duelo de artillería o reseteo?
por Carlos Malamud
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Entre el 17 y el 19 de abril próximos se celebrará en Trinidad y Tobago la V Cumbre de las Américas. Será el momento adecuado para que Barack Obama entre en contacto con la práctica totalidad de los dirigentes hemisféricos y haga evidentes las líneas maestras de la política de su Administración hacia América Latina. En los últimos meses, las distintas partes implicadas han ido tomando posiciones y han realizado algunos movimientos significativos de cara a la Cumbre, pero en Trinidad no quedará más remedio que poner las cartas boca arriba.
La IV Cumbre se celebró en Mar del Plata y en ella se produjo un fuerte enfrentamiento entre George Bush y Hugo Chávez. Con el auxilio y la cooperación de Néstor Kirchner, y otros figurantes secundarios como Diego Maradona o Hebe Bonafini, Chávez montó su contracumbre y se despachó a gusto contra el imperio y el imperialismo. Probablemente en esta ocasión no se repita un esperpento semejante. No sólo porque Obama no es Bush, sino también porque el fervor que provoca el nuevo presidente de Estados Unidos en la población afroamericana seguramente emergerá en Trinidad.
Cuba es el único país que oficialmente no está invitado a participar en dicho evento, pero está claro que el tema cubano estará presente en todas las discusiones. Los países latinoamericanos dieron el primer paso cuando en diciembre pasado, en las Cumbres de Costa do Sauípe, decidieron incorporar a Cuba al Grupo de Río y abogaron por ampliar su participación internacional. En román paladino esto significa apoyar un posible retorno de La Habana a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a las demás instancias hemisféricas.
Chávez convocó una Cumbre extraordinaria del ALBA en Caracas para el próximo 16 de abril, lo que despeja la duda sobre su presencia y la de otros líderes bolivarianos en Trinidad. Por eso, la cuestión de fondo es cuál será la estrategia de este grupo de países frente a Obama y en relación con Cuba. Como señaló Chávez a mediados de marzo pasado: “La artillería nuestra se está preparando, va a haber buena artillería” para preguntarse después “¿Con qué moral voy a ir yo a una cumbre en la que estén Estados Unidos y Canadá, pero no Cuba?”.
Si bien Chávez había llamado “ignorante” a Obama y le dedicó algunas de sus otras lindezas habituales, estos días ha señalado que Trinidad puede ser un buen “escenario para resetear las relaciones de todo tipo entre los Estados Unidos y Venezuela”. Ahora bien, dado el carácter imprevisible de sus reacciones el rumbo que se adopte puede ser cualquiera de los mencionados o, inclusive, ninguno de ellos.
Mientras tanto Obama ha dado algunos pasos importantes en relación con su política hacia Cuba. A las medidas adoptadas para flexibilizar los viajes de los cubanoamericanos a la Isla y el dinero que pueden gastar en ella, se añaden las señales emitidas para reducir los efectos del embargo, especialmente en lo relativo a la venta de alimentos, y también la gira de algunos parlamentarios a La Habana. El tema Cuba se trató en el encuentro que mantuvo Obama con Lula en Washington y probablemente lo aborde con Felipe Calderón en la escala que haga en México camino a Trinidad.
Éste es quizá uno de los elementos centrales en torno a la próxima Cumbre. ¿Cuán efectiva será la apuesta de Obama por México y Brasil en detrimento de la tradicional política hemisférica de Estados Unidos? ¿Podrá el liderazgo emergente de Lula eclipsar el deseo de protagonismo de Chávez? ¿Habrá un duelo de artillería entre Venezuela y Estados Unidos por Cuba o habrá llegado el momento del reseteo? Estas y otras cuestiones se despejarán en poco más de diez días. Mientras tanto habrá que esperar a que se levante el telón."
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