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Año V Nro. 333 - Uruguay, 10 de abril del 2009   
 

 
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Tabaré Viera Duarte

¿Políticas sociales o demagogia populista?
por Tabaré Viera Duarte
Intendente de Rivera

 
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         Uno de los temas que centra el debate nacional es el de las políticas sociales. Políticas para atender la emergencia y programas para disminuir la pobreza.

         Este gobierno, que se dice progresista y que prometió en su campaña electoral eliminar la pobreza, mejorando el reparto de la riqueza y haciendo que paguen más los que más tienen y menos los que menos tienen, lejos ha quedado de cumplir con el mencionado objetivo.

         En principio, como ha ocurrido con otros temas, escuchamos pretenciosas declaraciones que manifestaban que el Uruguay social comenzaba en 2005 con el gobierno frenteamplista. A partir de allí se montó un inmenso y costoso aparato burocrático en el nuevo Ministerio de Desarrollo Social, en manos de la dirigente del Partido Comunista transformada en Ministra, Marina Arismendi. Y se elaboraron planes y programas como el PANES o el actual Plan de Equidad, que fueron intentos de mitigar la pobreza, pero que de ninguna manera han resuelto el problema. Es más la pobreza en nuestro país y fundamentalmente la pobreza extrema no ha bajado o se ha reducido muy poco para los años de bonanza económica que hemos vivido. Con todas las consecuencias sociales que ello trae aparejado para toda la sociedad.

Las cifras

         La mortalidad infantil, uno de los principales indicadores del grado de desarrollo del país, bajó constantemente desde 1985 hasta 2005, sin embargo en 2007 subió un 13,75% respecto al año anterior.

         La pobreza, que se mide por el ingreso, había crecido por efecto de la crisis regional que golpeó a nuestro país en 2002, pero luego comenzó a bajar, conjuntamente a la recuperación económica, en cambio subió en 2007 un 1,4%, al igual que la indigencia lo hizo en un 0,4%

         El año pasado escribíamos en esta misma sección “…no resolveremos el drama de la pobreza solamente regalando dinero o cosas. De esa manera, a la vista están las cifras, lo único que hace el pretendido gobierno social del FA, es desarrollar un clientelismo político, más parecido a un populismo latinoamericano de república bananera, que a un país productivo de corte social como el que aspiramos”.

         Asistencia a las situaciones de emergencia siempre existieron. Es más ya hubo más de un “plan de emergencia” hasta con el mismo nombre. Lo que no existen ahora son planes de verdadero desarrollo social exitosos, programas que permitan y estimulen la movilidad en la escala social.

         Asistimos a un crecimiento de la marginalidad, situación que va más allá de la pobreza y que está teniendo repercusiones sociales enormes. Y como peor novedad constatamos el ingreso de drogas muy peligrosas como la pasta base, que hace verdaderos estragos en los jóvenes de esa población de riesgo, aumentando el delito y la violencia cotidiana.

         La pobreza y sobre todo la indigencia en el Uruguay son inadmisibles. Tenemos que solucionarlas. Por elementales razones humanas, las que no nos permiten tolerar que hayan compatriotas viviendo en tales circunstancias, pero también porque de lo contrario en poco tiempo no se podrá vivir con la relativa tranquilidad con la que lo hacemos aún en este bendito país.

Las propuestas

         Es un tema muy complejo. Tiene variadas vertientes. Nosotros no hacemos únicamente una crítica fácil y destructiva al gobierno del Dr. Vázquez. Queremos ser constructivos, como lo hemos sido a lo largo de nuestra vida pública. No pretendemos recorrer el camino del propio Frente Amplio en la oposición, es muy fácil tirar piedras desde la vereda de enfrente; sí reclamamos humildad a la hora de los balances.

         Reconocer que todos tenemos nuestro éxitos y nuestros fracasos. Que lo intentado por este gobierno ya casi finalizando su período constitucional, no ha resuelto el tema y que lo que se hizo en el Uruguay de gobiernos batllistas no fue tan malo. No seguir repitiendo que todo lo anterior estuvo mal y que ahora se van a hacer los cambios maravillosos, porque no es verdad. Y sobre todo darnos espacios para hacer nuestro aporte. Unirnos para elaborar políticas de estado en la materia.

Los menores y las drogas

         El INAU con los recientes cambios producidos a partir de la renuncia del Padre Mateo al INERJ, ha desnudado una realidad que ya no se puede ocultar. En medio de acusaciones de corrupción y malos tratos con los funcionarios, queda demostrado que el gobierno no tiene solución para la recuperación de los menores infractores.

         No existen centros de atención y rehabilitación de adictos a las drogas.

         Un enorme debe del Estado. Se habla de la prevención del uso de drogas, de combate al narcotráfico, pero no hay lugares o son absolutamente insuficientes los existentes, para tratar a quienes ya están enfermos. Un verdadero drama que viven miles de familias en el Uruguay.

La educación y los valores

         La educación es clave en cualquier proyecto social. En el período anterior, pese a la crisis vivida, se construyeron ciento cuatro escuelas de tiempo completo, ningún local escolar de este tipo fue inaugurado en el actual gobierno. La enseñanza está sumida en un debate por autonomías e intereses corporativos, más ocupados en la revisión “flechada” de la historia reciente, que en planes especiales para mantener más horas a los niños y adolescentes en situación de riesgo en ambientes más sanos y diferentes a su hábitat.

         Se han perdido valores que solo a través de una educación bien pensada y desarrollada se pueden restituir.

         La consigna debe ser: educar a los jóvenes para que se críen mirando hacia adelante, con paradigmas que despierten el deseo de superación, con la convicción de que con el esfuerzo propio en el estudio y en el trabajo, hay posibilidades de “igualar hacia arriba”, aprovechando las oportunidades de un país batllista como lo fue durante décadas.

         Fomentar el trabajo, como único medio digno para obtener una mejor calidad de vida. No se puede desarrollar como persona, alguien a quien se le regalan mendrugos que apenas le permiten seguir arrastrando su miseria a través de una penosa subsistencia.

         Trabajo en vez de limosnas.

         El actual sistema, bajo la pantalla de “gobierno social”, toma de rehenes a los más infelices, llevando adelante el peor clientelismo político, que lejos de sacar a nuestros hermanos de la miseria, los condena a la dependencia vitalicia de la limosna estatal.

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