Parásitos, C.A.
por Carlos Machado Allison
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El gobierno funciona mal: muestra de ello, la basura, fallas eléctricas, aguas negras, vialidad en mal estado, severas deficiencias hospitalarias, escuelas desmanteladas y la falta de un sistema de seguridad pública. Con 1 millón era ineficiente, diez años después con 2.000.000 nada ha mejorado, aunque muchos intentan cumplir con sus obligaciones. Bienestar, sólo para los parásitos, los incapaces de producir, prestar servicios y generar riqueza con dedicación o inventiva.
Algunos empresarios aplauden las limitaciones y violaciones a los derechos fundamentales de las 26 nuevas leyes. Otros, los pusilánimes o los que andan buscando algo bueno en alguna ley, pues ya saben a que atenerse. ¿Quiénes aplauden el nuevo estado de cosas? Pues los que obtienen beneficios del proteccionismo exacerbado, del bloqueo al libre comercio, de la pletórica lista de sanciones, de los favores del gobierno, de todo aquello que hace caro lo que debería ser barato. ¿Quién se beneficia con el elevado precio de la comida? ¿Quiénes lucran cuando los ciudadanos tienen que pagar el doble o más del precio internacional de un vehículo, una refrigeradora o un televisor y cinco veces el de un repuesto?
Pues la nueva burocracia, de militantes del partido de gobierno, cuyo trabajo es elaborar inventar y elaborar planillas, supervisar mercados, clínicas, colegios y empresas, aplicar multas, detener vehículos con alimentos para mirar si poseen el nuevo pasaporte interno requerido para llevar comida. Luego por quienes bajo condiciones de libertad, serían incapaces de sobrevivir a la libre competencia, bien por producir a costos excesivos, bien porque su calidad es tan baja que serían barridos por los más eficientes.
Cada nueva ley castiga al consumidor por partida triple: primero porque demanda más impuestos para pagar a los nuevos empleados; luego con más inflación ya que las nuevas normas causan aumento en los costos de producir, transportar y distribuir. Además porque inducen a la escasez, bien por el retiro de los productores, bien por la imposibilidad de importar. Los venezolanos son atracados y aterrorizados por el hampa común, por el gobierno y por los oportunistas de siempre.
El estato-populismo autoritario tiene buenos ejemplos en Venezuela y Argentina, la PDVSA rojita duplica su nómina y produce 20% por ciento menos. En Argentina, que produce comida para 300 millones de personas, los impuestos equivalen a lo que se comerían 150 millones, es decir que el precio internacional de la soya y el trigo están inflados en 50% gracias al parasitismo gubernamental. Aquí ¿acaso le consultaron a los dueños de PDVSA, que dicen que somos todos, sobre el incremento en la nómina?
Obviamente no lo hicieron y menos cuando nacionalizaron a la CANTV, la Electricidad de Caracas, SIDOR, Lácteos Los Andes, CEMEX, textileras, papeleras y demás empresas. Tampoco cuando nos madrugaron con las 26 nuevas leyes. Menos aún cada vez que les regalan nuestro dinero a los parásitos satelitales. ¿Saben quién pagará la factura si baja el precio del petróleo? Pues todos los habitantes de Venezuela, en particular los más pobres. Ese es el socialismo del siglo XXI.
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