Lógica de Apariencias
Política económica en EEUU
por Eduardo García Gaspar
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Las cosas son más sencillas de lo que parecen, pero eso no significa que sean simples. Lo más peligroso que tenemos es la tentación de sucumbir a la lógica aparente. Es esa lógica superficial la que más daño puede hacer.
J. B. Say (1767-1832), el economista francés, usó un ejemplo en 1803. Él se lamentó de la lógica aparente que usa el productor que enfrenta una baja de ventas atribuyéndola a la falta de dinero. Si hubiera más dinero, piensa él, las ventas subirían. Es falso, pero muy simple y fácil de creer. La verdad es que nunca falta dinero, lo que falta es producción en otras partes. El dinero es un medio y nada más.
Pero el error se mantiene, aún más de dos siglos después. Ahora mismo, en los EEUU, su gobierno está aplicando una política económica basada en el error que señaló Say. Para mejorar a la economía, la autoridad eleva su gasto: el déficit proyectado del gobierno es de 13 por ciento, dos veces más grande que cualquiera desde la Segunda Guerra.
A eso deben añadirse pasivos gubernamentales por pensiones y servicios de salud. No es todo, la base monetaria en los EEUU, ha sido elevada como nunca antes en los últimos 50 años, es 10 veces mayor que el más grande aumento. Los datos son de Arthur B. Laffer (WSJ, 11 junio 2009), en una columna que tiene un título terrible.
“Prepárense para Inflación y Mayores Tasas de Interés”. Según el autor la inflación de los años 70 en los EEUU será vista como benigna en comparación con lo que viene. Esto tiene lógica también, pero no es la lógica simplista, sino la razonable y que no pone atención en lo aparente.
Hace muchos años, un amigo, y empresario exitoso en México, enfrentaba una demanda reducida de los servicios que ofrecía en el mercado. La queja era real, sus ventas habían bajado y sus cuentas por cobrar crecían. Pero su análisis era erróneo de cabo a rabo. Argumentaba él que el problema era falta de dinero y que el gobierno debía emitir más para que él y otros pudieran elevar sus ventas.
Es fácil demostrar que eso es falso con un razonamiento negativo: si emitir dinero fuese el remedio a ventas menores, desde hace muchos siglos no se tendrían ese problema y todos seríamos ricos más allá de todo sueño. Habría bastado con declarar que el salario mínimo fuese de un millón de pesos al mes y México sería el país más rico del mundo.
En el caso de EEUU, donde también se tiene considerada esa medida de elevar el salario mínimo, el remedio que se aplica no tiene sentido: si un gobierno gasta más sólo puede hacerlo por la vía de más impuestos, presentes o futuros, y ese dinero no tiene otra fuente que el ciudadano.
Es decir, al final de cuentas, lo que ahora dice el gobierno de EEUU es que cuanto menos dinero tenga la persona mejor vivirá esa persona y otras en el futuro. Es absurdo. Además, la queja de que los préstamos al gobierno aumentan la demanda de crédito y por ello hacen subir las tasas, es cierta y significa creer que con tasas mayores se vivirá mejor. Otro absurdo.
Pero lo peor es creer que colocar dinero, de diversas maneras, en el consumo es lo que aliviará la crisis y creará prosperidad. Es falso, pero lógico en apariencia.
Se cree que si un consumidor tiene más dinero en la mano gastará más y que eso remediará todo mal económico. Es cierto, pero la clave está en considerar de dónde proviene ese dinero. Si el dinero proviene de fuentes artificiales creadas por el gobierno, como créditos blandos, salarios elevados por decreto, regalos y similares, se creará inflación sin remedio.
Pero si el dinero viene de ingresos derivados de producción de bienes, entonces sí se creará prosperidad sustentable.
En otras palabras, no tiene ningún sentido alentar el consumo en sí mismo. Hacerlo es un acto de miopía económica que sigue una lógica simple, aparente y... falsa. Si alguien quiere alentar el consumo, lo puede hacer con gran éxito, por una vía indirecta, la de facilitar la producción de bienes.
Esa producción de bienes es la que pone en manos del consumidor los medios para comprarlos. No es la lógica aparente, pero es la lógica cierta y sólida. El problema es grave: el gobierno de EEUU está haciendo lo que cree que es lógico y no lo es. No es posible predecir con exactitud lo que sucederá, pero sí es posible decir que se está jugando con fuego.
Post Scriptum
Obviamente estoy hablando de la Ley de Los Mercados, conocida también como la Ley de Say. La inflación futura es una consecuencia lógica de las medidas actuales y por eso puede ser pronosticada con certeza muy razonable. Lo que hacea la predicción sólo una probabilidad es la existencia de otras variables conocidas y desconocidas que alterarán el pronóstico.
El drama inherente a esta situación suele no ser bien comprendido: mucho del electorado guiado por la lógica aparente supone que es correcta la decisión de colocar dinero que fomente el consumo, que es lo que la autoridad hace y lo que la convierte en popular pues hace lo que la gente piensa que es lo correcto. Ambas partes están equivocadas.
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