Frente a los excesos izquierdistas retornan las derechas por José Brechner

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         Las elecciones del Parlamento Europeo marcan el comienzo del retorno a la cordura. Los primeros pasos hacia la derechización en Europa empezaron en Dinamarca en 2001, cuando los daneses eligieron su gobierno más conservador, hastiados de los excesos de sus inmigrantes musulmanes.

         Los árabes abusan del sistema que les otorga todo tipo de beneficios desde vivienda a comida, pasando por salud, educación y derechos civiles nunca recibidos en sus países de origen; y en retribución ellos prenden fuego a sus ciudades, asaltan sus negocios, violan a sus mujeres, y tratan de forzar sus barbáricas leyes y costumbres sobre la población escandinava.

         El mismo fenómeno con características más peligrosas y difíciles de resolver, debido al porcentaje de árabes en el vecindario, el terrorismo, la presión internacional, la prensa amarilla y las organizaciones izquierdistas antisemitas y anti sionistas, sucede en Israel.

         Eligiendo a Benjamín Netanyahu, 78 por ciento de los israelís dijeron ¡basta! a los excesos de los árabes y sus socios socialistas. Los musulmanes reciben del estado los mismos beneficios que les brindan los daneses, sin embargo no reconocen el derecho a la existencia del Estado de Israel, quieren aniquilar a los judíos, y apropiarse de sus ciudades.

         El gran desafinado en la orquesta mundial es Estados Unidos, que votó por la extrema izquierda, haciendo un giro sin precedentes hacia el desastre. La combinación Obama-Islam es mortal. El terrorista venezolano Carlos “El Chacal”, escribió: “Sólo una coalición entre marxistas e islamistas puede destruir los Estados Unidos”. Barack Hussein Obama lleva esa coalición en sí mismo.

         En la que ha sido la elección transnacional más grande de la historia, los conservadores de Europa han recibido un apoyo tan avasallante, que el escenario político va a modificar las posiciones globales dramáticamente. Exageradas han sido las estupideces cometidas por los progres que dominaron el panorama político por demasiados años. La nueva estructura muestra a las derechas con 263 escaños, mientras que las izquierdas obtuvieron apenas 161.

         Gracias a Dios, los votantes tomaron conciencia de la necesidad de retornar a los valores tradicionales, la sensatez capitalista y la defensa apropiada de sus países. El ejemplo redundará en el globo y llegará a Norteamérica, pero demorará por lo menos cuatro años; hasta que se le acabe el turno a Obama. No obstante cuatro años pueden ser fatales para la humanidad. A Hitler le bastaron cinco para devastar Europa.

         Un freno tan poderoso como el de la UE al intervencionismo de Washington, es vital para establecer el equilibrio de fuerzas en el planeta y empezar a tomar las medidas correctas para detener la incursión islamista. Los inmigrantes árabes en Europa tendrán que someterse totalmente a las leyes de la democracia occidental o deberán retornar a sus países.

         Las elecciones del Parlamento Europeo son el preámbulo de lo que sucederá en cada país de la Unión cuando les toque escoger a sus nuevos gobiernos, de ahí su importancia.

         Rodríguez Zapatero que estuvo apoyando con el PSOE a los dictadores latinoamericanos, puede decir adiós para siempre a su poltrona. Chávez, Morales, Kirchner & Cía., ya no serán recibidos con aplausos en el Viejo Mundo.

         Con Europa y Asia a la derecha, más la oposición interna que empezará a crecer a medida que disminuya el romance del primer año, el presidente norteamericano tendrá que cuidar su discurso y sus acciones antes de aventurarse a seguir promoviendo su socialismo y solidaridad pro islámica.

         Tal vez ahora Israel comience a recibir el apoyo que tanto necesita de Europa, aunque el antisemitismo de la extrema derecha, que también cobró fuerza en la votación, puede ser adverso para los judíos del continente y para las relaciones con Israel. De cualquier forma, no hay duda de que será menos influyente que el antisemitismo izquierdista, que se convirtió en políticamente correcto.

© José Brechner

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