|
|
|||||||
|
Año V Nro. 343 - Uruguay, 19 de junio del 2009
|
|
Ayer me enviaron un video por mail, que increíble, antes, tener un video y un reproductor de videos era cosa de ricos, hoy, una pasadita por YouTube, y voilá, ici c´est ca!!! Para muchos puede ser banal o trivial, pero cuando llegó a mis manos, lo primero que quise fue compartirlo, y lo puse en mi feybu para ello, un video de Soledad Bravo, una de mis cantantes favoritas, bella como toda venezolana, cantando “Hasta Siempre Comandante…”, una de las tantas excelentes canciones de Carlos Puebla… No puedo escucharla y no transportarme, y se abre a mis espaldas un inmenso pozo vacío que me traga y me lleva años atrás, muchos años atrás, a nuestra tierna infancia, donde el Che era una más de las noticias de los diarios, junto con la guerra de Vietnam, la llegada del hombre a la luna y la marcha de los cañeros a Montevideo… Más de cuarenta años después, aun me sigue sacando lágrimas el recuerdo de su asesinato, el 8 de Octubre de 1967, cuando se convirtió en leyenda, y los niños solo nos percatamos del nuevo mural en el Hospital de Clínicas y en la Universidad, donde con juego de sombras pendía el rostro del Che, para unos, amenazante, para otros, una promesa con la cual viviríamos y creceríamos, la promesa del Hombre Nuevo!!! Pocos años después, primero a instancias del Pachecato y luego sostenidas por un sistema político degenerado y servil, comienzan las medidas prontas de seguridad, antesala de una dictadura feroz, y la vida nos cambió, en el suelo se mezclaban las chibolas de los pibes con los casquillos de bala, y en las calles había que diferenciar las manchas de aceite de las de sangre… La represión, la tortura, la muerte, el sacrificio, la cárcel, el exilio, lejos de coactar ideas, de cambiar destinos, generaron consciencia, consciencia nacida de la brasa misma de la lucha cotidiana, clandestina un tiempo, a pecho publico después, y como todos los latinos, románticos empedernidos, anidados en las canciones y poemas revolucionarios de miles de artistas de consciencia, artistas revolucionarios que inflamaban nuestras almas y nuestros corazones. El Ché era un símbolo, la garantía de una promesa, de una meta que no se nos antojaba ni utópica ni quimérica…. Ah juventud… cuando la sangre hierve, cuando no entramos en razones, cuando pensamos que todo y todos puede y pueden ser… cuando traición es una palabra demasiado fuerte y amar la vida es cosa de todos los días… En el fragor de la lucha cotidiana, ya como dirigentes estudiantiles, marea alta de una savia nueva, de una estirpe que iba a barrer y lavar este mundo cochino, surge Nicaragua, hoy mi hogar, y Nicaragua fue nuestra bandera, el Che, Cuba y Fidel nos quedaban demasiado lejos para la mente cortoplacista y vehemente de los jóvenes, Nicaragua era, nos demostraba que si se podía, y en cada son de los Mejía Godoy nos abrazábamos henchidos de esperanza… Hoy, llegando casi casi al medio siglo, he visitado a Cuba mas de siete veces, vivo en Nicaragua, fui a Uruguay a dar mi voto para que Tabaré llegara al poder, tenemos a Lula, Evo, Chávez, Correa, Ortega, Funes y tantos otros, y?.... y?... y?... podemos preguntar mil veces, gritar recogiendo ecos vacíos, y solo llenaremos un poco mas nuestro saco de promesas rotas, un camino recorrido cargando utopías y quimeras muy pesadas para cualquiera… un corazón que ya no se inflama con la palabra revolución, un oído que ya no quiere escuchar mentiras… ya no… ya no más… Y donde está el hombre nuevo? Ya no me importa, me preocupa ese campesino que ara la tierra con sus manos, que siembra una libra de frijol para matar el hambre de los suyos, que ordeña su vaquita con las manos sucias, un par de litros diarios, no más, si la vaca y el tienen la misma hambre, la misma miseria, la misma maldita vida generada por todos aquellos que los traicionamos, que no seguimos de pie, que nos cansamos, ya todo ha perdido sentido… ese campesino que no sabe lo que es el internet, ni el celular, ni que el mundo está globalizado, que solo hace la fila para conseguir su urea o su lámina de cinc, y no tiene tiempo de leer babosadas por más que lo alfabeticen, su tiempo es oro, y se divide entre la siembra de primera y de postrera, el aporque del maíz, el venteo del sorgo y del arroz, la cosecha de leña a punta de machete, curtiendo su piel bajo este sol ardiente, llegando a su casa por la noche a lavarse pies y manos, antes de sentarse con su mujer e hijos a comer sopa caliente hervida en fuegos fatuos… ese es mi hombre nuevo, y lucho día a día por conseguirle asiento, que descanse, que mejore su vida y la de todos!!! Que fue del hombre nuevo? Me siento traidor y traicionado, y quedo como un niño con sus promesas rotas, de a ratos lloriqueando, con un nudo en la garganta, sin saber a qué o a quien reclamarle por mis sueños perdidos, por mis horas muertas, por no haber podido… Ya estoy en el siglo XXI y sigo sin ver al hombre nuevo!!! Que ha pasado, que nos ha pasado, es que estos iconoclastas de pies de barro que hoy nos gobiernan no se dan por enterados? Sigo escuchando la canción y digo cuando? Como nos habremos equivocado tanto? Es que nada tuvo sentido? Es que los muertos y la sangre se derramó en vano? Ya no sé si creer o si creerles, solo hago mi parte, en silencio, y a veces me siento culpable… Pero si queda una esperanza, si queda un atisbo de que aun puede ser posible, si queda solo una brasa con que provocar el incendio esperado, puede ser esa lágrima que cuelga en mi mejilla, ardiente como brasa, ese nudo que apreta mi garganta sin pesar ni lástima, ese escalofrío que me recorre la espalda, terminando de cantar como un saludo, militante, fresco, lleno de ganas… hasta siempre comandante!!!© Dr. Enrique Rimbaud para Informe Uruguay
|