Cristina en el país de las Maravillas
por Alfredo Durán
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Acontecimientos y problemas nacionales e internacionales se acumulan en compleja maraña sin obtener respuestas del matrimonio presidencial. A diferencia de Alicia, que por seguir a un conejo entró en la profunda madriguera que la condujo a sus “aventuras en el país de las maravillas”, Cristina Fernández ha caído en el engañoso pozo de “la agenda oficial” manejada por su esposo, causante de la mayor parte de sus desventuras.
Cada vez más enfrentada a la realidad y al periodismo que la refleja, sus monólogos diarios también contienen relatos fantásticos, personajes y anuncios increíbles y reacciones airadas. Pero producen efectos contraproducentes. No faltan expertos que, observando la evolución de las encuestas, sostienen que su alicaída valoración pública desciende cada vez que habla y sube un poco cuando guarda silencio.
Silencio que observa celosamente cuando se trata de denuncias de corrupción, los fondos viajeros de Santa Cruz, el financiamiento de la campaña electoral o las propiedades en El Calafate (ver en nuestra sección Prensa el editorial de La Nación “La extraordinaria renta de Kirchner”). Tales asuntos no aparecen en sus comentarios y cuando lo hizo se equivocó mal (el 13.12.07); atribuyó y hoy sigue atribuyendo a “una operación basura” el escándalo de Guido Antonini Wilson, Claudio Uberti y la causa judicial en Miami. La línea comunicacional K es clara: “relatar” lo que les gusta y conviene, callar lo que puede afectar la imagen y los votos. Pintar un panorama rosa e ignorar o tapar lo que no conviene a sus fines políticos.
Así lo prueban sus 220 discursos desde que asumió el cargo el 10 de diciembre del 2007, en los que últimamente ha hecho esfuerzos por moderar el estilo admonitorio y soberbio que tan caro le ha costado. Sólo en la Argentina se da el caso de que la imagen positiva del vicepresidente de la Nación supera ampliamente a la presidencial.
Un embrollo compartido
Corresponde reconocer que habiendo aceptado sin beneficio de inventario el embrollo político, económico y social armado por su esposo, elector y ex presidente, padece complicaciones y contradicciones que afectan su coherencia y credibilidad. Una vez más, la Real Academia Española ayuda a describir nuestra realidad: embrollo significa “enredo, confusión, maraña; mentira disfrazada con artificios; situación embarazosa y conflicto del cual no se sabe cómo salir”.
Los problemas actuales y la ausencia de respuestas son en buena medida consecuencia natural del continuismo hegemónico diseñado por el matrimonio como tapadera del pasado reciente – la gestión de Néstor Kirchner 2003-2007 –, de donde resulta un discurso que con frecuencia se aleja de la verdad y que presenta errores como aciertos, fracasos como éxitos y debilidades como fortalezas.
Desendeudamiento
Queriendo revertir el penoso traspié de la venta-compra de bonos de deuda a Chávez por U$S 1.000 millones nominales al 15 %, el martes 2 de septiembre Cristina informó con bombos, platillos y aplausos de pie de la claque de siempre, que había instruido al ministro de economía para que “cancele la deuda del Club de París”. El anuncio, que pretendía ser un shock de confianza, cosechó el efecto contrario. Todo un traspié comunicacional y una muestra elocuente de la imagen argentina que hemos sabido conseguir.
Algunos comentarios de la presidenta fueron llamativos: “Este es otro paso fundamental en una política que para nosotros debe ser una política de Estado, la de desendeudamiento… (si se cumpliera el anuncio el gobierno nacional pagaría endeudándose con el Banco Central). Pero fundamentalmente trasunta y reafirma una vez más la voluntad de pago de la Argentina en sus compromisos internacionales… Porque se pueden hacer fantásticos discursos desde el aspecto social, pero si el país no cuenta con recursos o con financiamiento, no queda nada más que en eso, en discursos, en objetivos y en voluntarismo.” ¿Por qué no lo pensaron e hicieron antes? Este año, para financiarse, el gobierno ya colocó letras del Tesoro por $ 5.950 millones en la ANSES (jubilaciones y pensiones) y $ 2.200 millones en la AFIP y otros organismos. ¡Endeudamiento!
Como se recordará, en el simulacro de conferencia de prensa del 2 de agosto, en Olivos, Cristina dijo que “el Tren Bala (del que no se conoce presupuesto cierto pero se ha proyectado financiamiento mediante emisión de bonos soberanos por u$s 3.900 millones) no detrae dinero del Presupuesto Nacional; es un préstamo – afirmó - financiado absolutamente y únicamente para ese proyecto, por un grupo de bancos franceses”. ¿Desendeudamiento?
La confusión inducida en esos casos por la Presidenta de la Nación no fue menor que otras de los últimos tiempos en las que dio a entender que la crisis energética quedó atrás (28.08.08 en Villa Paranacito), que la demora en construir el gasoducto del Noreste prometido por Néstor al comienzo de su gobierno es atribuible a “gobiernos antidemocráticos” que no lo hicieron antes (25.08.08, en Roque Sáenz Peña, Chaco), y que “no podemos privilegiar las exportaciones por sobre el estómago de los argentinos” (19.08.08, en la Municipalidad de Malvinas Argentinas).
El arte del anuncio
Algunos grandes “anuncios” son programados para restar espacio o importancia relativa en los medios a noticias que el gobierno considera adversas. La “conferencia” del 2 de agosto coincidió con el acto inaugural de la Exposición Rural en Palermo. Ahora, no obstante una larga parálisis del gobierno al respecto, el referente a la deuda con el Club de París “se anticipó” para contrarrestar el impacto de la venta de bonos a Chávez, el comienzo del juicio oral en Miami por la valija con u$s 800.000, los graves hechos locales de narcotráfico, drogas y contribuciones a la campaña electoral del 2007, nuevas demandas gremiales de aumentos de salarios, y el trabajoso tratamiento parlamentario de los proyectos sobre movilidad de las jubilaciones y reestatización de Aerolíneas Argentinas (con más deuda vieja y nueva).
Una semana después, durante una visita a Brasil, Cristina manifestó “envidia” por su desarrollo empresario y se anunció por enésima vez el propósito de lanzar en dos años la licitación para la construcción de la represa hidroeléctrica binacional Garabí, uno de los temas favoritos de Julio de Vido. No hace mucho tiempo el ministro de planificación federal, inversión pública y servicios debió desactivar otro proyecto hidroeléctrico en el que había puesto personal empeño: el de Aña Cuá, central complementaria de Yacyretá, cuando el gobierno y el periodismo de Paraguay, y denunciantes argentinos que llevaron el tema a la Justicia, señalaron que no se trataba de una iniciativa privada y que el presupuesto en dólares duplicaba el estimado en un intento anterior. Esta obsesión por anunciar obras públicas que no siempre se cumplen o, cuando se realizan, dan lugar a repetidos anuncios e “inauguraciones” de lo mismo, es una práctica característica del kirchnerismo bien conocida en Santa Cruz y criticada públicamente por el ex ministro de economía Roberto Lavagna (“anuncitis”). La principal fuente de inspiración es el extenso repertorio de proyectos prioritarios aprobado en el año 2000 por el Consejo Interprovincial de Ministros de Obras Públicas (CIMOP), pero últimamente tienen preferencia proselitista los del conurbano bonaerense, así se trate de la pavimentación de algunas cuadras. El problema es siempre el mismo: el financiamiento y cómo se licita y se contrata. La convicción K es que los anuncios de obras suman votos, aunque no se cumplan. Son un elemento más de la campaña que conduce Néstor Kirchner desde Olivos.
Un listado de confusiones y contradicciones sería interminable, pero tan solo la lectura del texto completo de la conferencia de prensa del 2 de agosto ofrece varias de envergadura, como las relacionadas con la continuidad de Guillermo Moreno, la inflación, el INDEC y la manipulación de los índices de precios, internacionalmente interpretada como el nuevo default encubierto de la Argentina.
Fugas informativas
Otros recursos de comunicación e imagen K son “las fugas” en el tiempo y hacia al exterior. Como la Reina de corazones del cuento de Lewis Carroll, Cristina es proclive a acusar, juzgar, condenar y ejecutar en un solo acto (“¡que le corten la cabeza!”) a quien se le oponga. En sus relatos suele manifestar resentimientos y distorsionadas miradas históricas que contrapone a una adolescente afirmación de que todo lo bueno de la Argentina ocurre a partir de los Kirchner, aunque el presente que debería administrar y el futuro que debería proyectar lo desmientan.
La fuga al pasado es un cínico recurso dialéctico utilizado para descalificar a los demás y distraer la atención pública de problemas reales. La recurrente referencia sesgada y parcial a “los derechos humanos” es empleada además para contener en el redil a la izquierda setentista y tener “alguna” imagen internacional. Pero ya encuentra resistencia de la dirigencia gremial: Hugo Moyano y Luis Barrionuevo acaban de reclamar que se investigue el crimen de José Ignacio Rucci perpetrado por Montoneros (25.09.73) como un caso de lesa humanidad, lo mismo que el de Augusto T. Vandor (30.06.69). “Si la Justicia no es para todos, no es Justicia, es parcial” – afirmó el secretario general de la CGT – y sostuvo que “deben ser juzgados todos los que asesinaron y mataron impunemente a esos dirigentes y a todos los demás”.
De manera que el artilugio revisionista K del pasado se complica. Tampoco prospera la fuga hacia adelante. Los vagos enunciados de Cristina sobre el bicentenario no encontraron eco. Las preocupaciones oficiales pasan ahora por el día a día, la inflación, el financiamiento, el desbande de aliados, la demanda de fondos de provincias y municipios, los vencimientos de la deuda…y Miami!
En cuanto a la fuga al exterior como herramienta de imagen interna, tampoco marcha bien. No avanza la designación de Néstor como secretario general de la UNASUR, proyecto latinoamericano que pretende imitar a la Unión Europea, y el viaje matrimonial a Caracas y Nueva York ha entrado en un cono de sombra. No habrá escala en Venezuela. El juicio de Miami concentra todas las miradas, aquí y en el exterior.
Tal vez el matrimonio presidencial termine de aprender que obtener buenos resultados en materia de comunicación e imagen no depende de fantasías, engaños y maniobras supuestamente astutas, sino de exhibir una buena administración, rendir cuentas con transparencia y demostrar una línea de conducta ética para poder recuperar la credibilidad y la confianza perdidas. Como Alicia en el país de las maravillas, Cristina debería despertar y volver a la realidad.
Al cerrar esta nota los Kirchner enfrentaban las revelaciones sobre el origen y el destino de la valija de PdVSA con U$S 800.000. Complejo problema de comunicación e imagen.
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Fuente: Fundación Futuro Argentino |
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