Estaban dos hombres en el cielo y uno le pregunta al otro:
- ¿Y vos de qué moriste?
- Congelado, ¿Y tú?
- De la risa.
- ¿Cómo que de la risa?
- Sí, es que yo pensaba que mi esposa me estaba engañando con otro hombre, entonces un día le dije que iba a salir por 2 días, pero cuando me fui, regresé ese mismo día para ver si la atrapaba con el otro hombre. Cuando llegué, busqué por toda la casa y no encontré a ningún hombre. Dándome cuenta del error que había cometido empecé a reír y reír hasta que morí.
- ¡Bruto, si hubieras buscado en la nevera nos hubiéramos salvado los dos!
Una monja y un sacerdote cruzaban el desierto del Sahara montados en un camello. Al tercer día, una tormenta de arena los atrapó y se vieron obligados a buscar un refugio para guarecerse de ella. Cuando acabó la tormenta, ambos religiosos se percataron que el camello estaba muerto.
Entonces el sacerdote dice a la monja:
- Hermana, esto se ve muy mal, difícilmente sobreviviremos dos días aquí y el campamento más cercano se encuentra a una semana de camino. Así que ahora que sabemos que no sobreviviremos, quiero pedirle un favor.
- ¿Cuál?
- Nunca he visto los senos de una mujer. ¿Podría ver los suyos?.
La monja, un poco sorprendida, le responde:
- En las circunstancias en que nos encontramos, no veo ningún problema. Y mostró sus senos al cura.
Este, entonces, le dijo:
- Hermana, ¿le importa si los toco?.
La monja no puso ninguna objeción y se los dejó tocar. Después de unos minutos, con una picarona sonrisa, le dice la monja al cura:
- Padre, ¿puedo pedirle yo ahora un favor?.
- ¡Claro! - Nunca he visto el pene de un hombre. ¿Me dejaría ver el suyo?.
- Pues... en las circunstancias en que nos encontramos, no veo el posible daño, madre.- Y se lo mostró...
- ¿Lo puedo tocar?, preguntó la monja.
- Pues... tócalo!!!
Después de varios minutos de tener la atención de la monja, el padre ya 'armado' no puede contenerse y acercándose a ella, le dice al oído:
- Hermana... ¿Sabía que si lo inserto en el lugar correcto, puedo crear vida?.
- ¿De verdad?!!! Pregunta sorprendida.
- ¡Por supuesto que si!!!.
-Qué bien, Padre!!! ¡¡¡Metáselo al camello y vámonos de aqui.
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