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Vocación por el ridículo
por Lonjazo
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Hace unos días, iba a escribir sobre el último viaje del presidente, preguntándome a santo de que, entre los invitados, (pago por nosotros, obvio) iba un periodista deportivo, pero luego lo dejé de lado.
En realidad, imaginé que como Israel era parte del periplo, el presidente quiso llevar judíos entre los jerarcas e invitados, como una muestra absurda de lo poco discriminadores que son y de que no solo en tiempos electorales, se dejan ver por las sinagogas.
Sigo sin saber la razón de la invitación, pero, (Dios castiga y no muestra la guasca) resultó ser un éxito periodístico para Gorzy, y una gran macana para el gobierno.
"El periodista deportivo Sergio Gorzy viajó a Israel acompañando al presidente Vázquez y su comitiva. Los comentarios políticos no son lo suyo, pero Israel sí lo es por su sangre judía.
En su programa Buscadores que se emite por el canal estatal 5, mostró algunas filmaciones tomadas con su pequeña camarita de mano a modo de "paparazzi".
Pero además mostró (sospecho que desconociendo su verdadero valor periodístico) escenas registradas en un restaurante, pub o local nocturno al cual asistieron diversos miembros de la comitiva. La parte central de ese registro estuvo dada por nuestra Ministra de Salud Pública Dra. María Julia Muñoz, bailando encima de una mesa con sus infaltables zapatitos rojos (los de esta ocasión eran de taco bajo, seguramente para mayor comodidad)."
Es cierto que nuestra ministra de Salud Pública, tiene una seria inclinación a la música y el arte, por eso sale a cara descubierta en las llamadas, pero subirse a una mesa a bailar, ya mas inclinación al arte, parecería ser una vocación por el ridículo.
También otros miembros de la comitiva, se subieron a la mesa, con lo cual, la vergüenza llegó al colmo.
Jamás se supo de delegación oficial tan frívola y desubicada como esta. Uno se pregunta cual será el oscuro mecanismo mental, que lleva a una Ministra de estado a hacer semejante estupidez y no logra encontrarlo, por mas que piense.
Seguramente el alcohol jugó su partido en semejante despropósito, porque de otra forma, no se puede concebir que una señora mayor, abuela, ministra de estado, termine dando semejante espectáculo dantesco en el marco de un viaje oficial.
Obviamente, al ser invitados oficiales, estaban bajo la vigilancia formal de Israel, por lo cual puede pensarse que a los pocos minutos, la "fiesta" estaba en conocimiento de todo el gobierno anfitrión.
El gobierno de Israel debe estar meditando mucho, si hacer negocios con estos personajes, tan carentes de seriedad y autorespeto.
Lamentable, por decir lo menos.
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