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Invadir Bolivia y traer fuerzas militares rusas con capacidad nuclear
por Dr. Alberto Scavarelli
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Resulta muy preocupante la situación que vive Bolivia, sumada a la incalificable actitud del gobierno de Venezuela.
Si el presidente de Venezuela cree que por tener mucho petróleo a precios increíbles y por disponer de dinero a discreción en indebida ingerencia en otros estados o gastar sumas absurdas en inadmisibles equipamientos militares en medio de la pobreza, tiene capacidad para jugar a ser potencia desde otra divisional geopolítica, está profundamente equivocado. Somos naciones soberanas y rechazamos su pretensión de ingerencia y falta de respecto por los demás estados.
Pensar que Venezuela puede jugar en su territorio a la reedición de la guerra fría y aprovechando la inestabilidad puntual de Rusia y Estados Unidos, pretender incorporar a nuestra América, tensiones de la costosa guerra fría ya superada, es por lo menos una irresponsabilidad.
Traer a territorio venezolano aviones y naves militares rusas con capacidad y armamento nuclear en medio de una proto-tensión internacional, es mucho más que una irresponsabilidad.
Insultar groseramente a los Estados Unidos, amenazar con invadir Bolivia si cree que a su juicio omnipotente es necesario, es un error rayano con el absurdo del verborrágico presidente venezolano. El mismo que hace poco nos propuso fusionar nuestras fuerzas armadas, seguramente soñando con ponerlas bajo su mando.
Bolivia es un pueblo enclavado en el corazón de América, que aprendimos a conocer y respetar en su particularidad cultural, con una riqueza étnica que desde afuera puede llegar a confundir porque sus ritmos son propios, pero que es soporte de pasiones muy fuertes. Agitar el problema interno boliviano, desde la radicalidad de los planteos de su presidente y a la vez bajo la presión e injerencia indebida del presidente de Venezuela, es una grave ingerencia en una realidad soberana que no admite la intromisión de nadie y que orgullosamente los bolivianos se apresuraron a rechazar de plano.
Esa amenaza de Chávez de invadir Bolivia si cree necesario para lo que el siente son los intereses de Bolivia es realmente vergonzoso. Si se atreviera a hacerlo deberá recaer sobre el invasor todo el peso de la OEA y la condena internacional, sin perjuicio de otras acciones que por derecho internacional correspondan.
Pero si a esta extraña situación y amenaza, que por otra parte explica la razón de tanta compra de armamento solo aplicable en un conflicto contra ejércitos del tercer mundo en cuanto a nivel militar se refiere, se agrega este escenario de guerra de las galaxias con aviones y naves rusas con aroma a ex unión soviética que el gobierno de Venezuela trae a la región poniendo dola en innecesario riesgo, se genera un paisaje que nos llena de preocupación. Más allá de otras importantes reuniones regionales, la OEA deberá convocar a una reunión urgente al más alto nivel, para evitar situaciones derivadas de pretendidas acciones inadmisibles.
Sabemos todos que a esta intromisiva forma de pensar, poco le importa el derecho internacional, las Naciones Unidas, o la OEA, solo conocen su hemipléjica y dogmática visión de enemigos y amigos sin nada en el medio. Los ciudadanos de los demás países deberemos pensar en consecuencia que si al presidente de Venezuela se le ocurre que cualquier proceso interno de nuestros países le es contrario a lo que el cree mejor para todos nosotros o sus intereses, también enviará tropas para intervenir en nuestros territorios nacionales. Si así lo cree o piensa, más vale sepa desde ahora que está absolutamente equivocado. No pasará ni habrá de quedar impune.
Mientras tanto el dólar se fortalece en medio de una economía americana en crisis y el euro se debilita en medio de la prosperidad europea y su ritmo de vida casi galáctico.
Las cosas buscan un nuevo equilibrio, que en cuanto ala paz mundial no es mejor, sino mas comprometido. Una pena que tantos gravísimos errores de enfoque político y de visión, generen esta ignorancia funcional a intereses que están lejos de ser los que mejor sirven a nuestra América.
No necesitamos mesías políticos, ni circunstanciales prepotentes, diciendo groserías al mundo desde un estrado rodeado de gente inventariada o sobreexcitada. Ya estamos cansados de sus agravios, indebidas ingerencias, abusos de hospitalidad, falta sistemática de respecto a las personalidades del mundo y a sus ininterrumpidas series de pedidos de disculpas.
Necesitamos paz, comercio, aprovechar el precio de nuestras materias primas e invertir para desarrollarnos.
Necesitamos educación fuentes de trabajo y salud, y no escondernos detrás de la simplificación de la petro-interesada caridad de nadie.
No necesitamos ciudadanos con la mano extendida hacia el gobierno de turno pidiéndole una suma mensual solo por ser pobre mientras se condena a ser pobre para siempre por falta de inversión en desarrollo. Como tampoco precisamos que sumas increíbles producto de los recursos naturales de una nación, anden en ilícitas valijas por la región, o con feriados para apoyar una candidatura en otro país, procurando flechar a fuerza de dinero nuestros destinos democráticos nacionales, mientras van quedando por el camino los principios de no intervención, de autodeterminación y de consolidación de la paz desde el desarrollo humano sustentable.
Los gobiernos que en estos días emiten comunicados sobre la situación institucional de Bolivia, debieran agregar un párrafo repudiando las declaraciones intervencionistas del presidente de Venezuela. No hacerlo es una grave omisión, que en otros tiempos alentó males que lamentamos hasta hoy.
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