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No preguntes lo que tu país te puede dar, sino lo que tú puedes darle a él.
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Año V Nro. 404 - Uruguay, 20 de agosto del 2010 |
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El descubrimiento de que un whisky encontrado enterrado bajo metros de hielo durante más de cien años se hallaba en perfecto estado, es sólo una parte de la noticia y quizás y a pesar de su peso científico ésta parte pierda interés mediático ante la que publicite la venta de un nuevo-viejo tipo de whisky surgido del análisis de una mezcla escondida durante un siglo de gélido estacionamiento. El descubrimiento y las pruebas recientes La caja conteniendo varias botellas de whisky escocés fue encontrada en el 2006 bajo varios metros de hielo antártico en el sitio donde el explorador irlandés Ernest Henry Shackleton instalara su base de operaciones hace más de un siglo. Los científicos neozelandeses que hicieron el descubrimiento estudiaron cómo, y lograron extraer las cajas utilizando excavadoras especiales para taladrar el hielo sin dañar el preciado tesoro. La caja fue llevada a Nueva Zelanda donde, en una habitación especialmente acondicionada del Museo de Canterbury en la ciudad de Chistchurch fue abierta después de un controlado proceso de descongelación. El contenido más que sorprendente por el estado en que se encontró: once botellas de la marca McKinlay Co. destilado en 1896, envueltas en el papel y paja con que se protegieron durante el viaje que Shakleton emprendió en 1907 al frente de la expedición Nimrod y a pesar de las bajas temperaturas de más de treinta grados negativos, en estado líquido. La primera muestra que confirmó el buen estado del whisky fue extraída con una jeringuilla a través del corcho. ¿Podemos pensar que ahora alguien saboreará un buen trago de esta reliquia? Pues no. No tendrá valor ninguna chequera ni la súplica del más empecinado catador. Este tesoro pertenece a la Sociedad para la Conservación del Patrimonio Histórico de la Antártida y sólo se sacarán algunas muestras más, obtenidas por el mismo procedimiento y que serán entregadas a la destilería Whyte & Mackay que distribuye la marca en cuestión y que tratará a partir de éstas, de duplicar una mezcla cuya receta original ha desaparecido. Quizás se brinde por estas botellas pero no con su contenido antes de que se devuelva la caja al mismo lugar en que fue encontrada, tal como obliga el Tratado de Preservación Histórica de la Antártida que han firmado los doce países co-administradores de la misma. Su origen y su pérdida El whisky formó parte del cargamento del Nimrod, embarcación con la que Shackleton llegó a la Antártida al mando de la oficialmente llamada Expedición Antártica Imperial Británica aunque no contara con apoyos ni del gobierno ni de instituciones. Ésta, popularmente conocida como Expedición Nimrod (1907-1909) fue la segunda expedición británica al continente helado en el siglo XX. Aunque el objetivo era llegar al Polo Sur, los miembros de la expedición, salvo su capitán, no tenían experiencia en viajes antárticos, lo que no fue impedimento para que alcanzaran el punto más al sur al que había llegado por entonces el ser humano: 88º23', apenas a 180 kilómetros del polo. No vamos a entrar en detalles de la odisea que vivieron aquellos hombres a inicios del siglo pasado y cuyo éxito quedó asegurado aunque no cumpliera su objetivo inicial. Nos centramos en dónde y cuando pudo extraviarse la famosa caja. El refugio construido para pasar el invierno de 1908 era una cabaña de diez metros de largo por casi seis de ancho, dividida en una serie de habitáculos para dos personas, una pequeña cocina, una cámara oscura, un almacén y un laboratorio y que, en su sitio más protegido no daba albergue a humanos sino a caballos. Las perreras estaban fuera... así que no pensamos que aquí ni en los establos se hubiera guardado el whisky... nos queda la opción de la cocina y descartamos la de la propia estancia de Shackleton porque él mismo había abolido todas las distinciones sociales: el grupo vivía, trabajaba y comía juntos y con seguridad también bebía juntos. Las cajas, porque aunque una se hizo famosa por su traslado y análisis existen otras tres de madera de pino, fueron halladas por el equipo de restauración del programa de conservación de las Islas Ross cuando se encontraban arreglando el piso de la vieja cabaña. Caja que permaneció enterrada por una capa cada año más gruesa de hielo y cuyo contenido tratará de ser reproducido fielmente por los técnicos de la Whyte & Mackay para que en el siglo XXI se pueda brindar con el mismo sabor con el que un día se levantaron las copas por el inicio del camino hacia los confines del polo sur. En 1907 la casa MacKilay suministró a la expedición doce cajas de la bebida y aún se conserva la carta de Shackleton confirmando el donativo. Cuando los periodistas preguntaron a Al Fastier, al frente del equipo de restauración que halló el tesoro si no había sentido deseos de probarlo, éste señaló que pensaba que era mejor imaginarlo para así conservar el misterio. Nosotros nos preguntamos: ¿Cuánto tiempo pasará antes de que sea develado el misterio de aquel sabor? Desde el sur del norte, provincia de Almería, agosto 2010 Compartir este artículo en Facebook © Graciela Vera para Informe Uruguay
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