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Los viejos platudos
por Ernesto Martínez Battaglino
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Sin duda que ese 0,4% de jubilados que se señala, percibe jubilaciones por encima de la media, que ante las paupérrimas que mayoritariamente se recibe, alcanzan a ser –en su mayoría- sólo las dignas que todo el mundo merecería cobrar. Incluso las mayores, lo que hacen es recompensar a los que ocuparon más altos puestos de responsabilidad y conocimiento, por lo cual, son merecedores de percibirlos sin que por ello se les atribuya un "privilegio", ya que por estos ¡bien que se aportó al B.P.S. abultados montepíos durante todos los años trabajados, período que alcanza a 30, 35, o 40 años de servicios!
No es ningún privilegio -entonces- contar con una jubilación de 30, 40 o 50 mil pesos, luego de 30 o más años trabajados, si quienes las perciben, las han bien trabajado y dejado en la labor desempeñada su esfuerzo y su sapiencia, en forma correcta. Tales montos son sólo los básicos para poder alcanzar una vida más o menos digna y sin mayores dificultades, con un mínimo de confort. ¿O es que se pretende emparejar para abajo? No hay que olvidar que la Canasta Familiar Básica fijada por los propios organismos del Estado (siempre retacona), ronda los 35/40 mil pesos mensuales, monto que no alcanza a cubrir determinadas necesidades que hoy día, ya han dejado de poder ser consideradas prescindibles o suntuarias.
No olvidarse que una clase media bien remunerada es la que se convierte en el mayor y mejor generador de trabajo, dinamizando la economía de un país en todos sus rubros. Por eso, hacen bien los "privilegiados" en salir a defender sus sueldos y jubilaciones alcanzados, por bien propio y familiar, y por el bien de la sociedad toda, ya que al perder sustancial parte de sus ingresos en forma compulsiva y sin métrica de a quién y cómo, es lógico que se sientan estafados, al reducirles una forma de vida ya establecida en edades difíciles de adaptarse a cambios bruscos, y menos, si estos son frustrantes a poder conservar lo que se había acostumbrado, como necesario alcanzar.
Por ejemplo, impuestos como el IVA o el IMESI, que gravan productos o servicios, afectan distinto el bolsillo de cada uno. Un gasto así, uno lo puede dosificar según le vaya, pero el IRPF como fue estructurado por este gobierno "progresista", es como si un rapiñero, mensualmente, le metiera la mano en el bolsillo y le quitara una buena porción de su emolumento sin contrapartida de adquisición alguna, ni con posibilidades de contrarrestarlo por gastos imprescindibles deducibles en salud o enseñanza, por solo nombrar un par de las posibilidades sensibles para cualquiera que se ponga a pensar un poco sobre la barbaridad de este impuesto, que de lo que menos tiene, es que sea un Impuesto a la RENTA como es concebido doctrinariamente.
¡Festejen uruguayos, festejen!
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