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Cómo piensan los asesinos
por Julio Dornel
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En estos días de tanta violencia y dolor para los habitantes de esta frontera, debemos coincidir en que los mismos serán recordados por la criminalidad que se abatió sobre varias familias, demostrando que hemos fracasado rotundamente en el empeño de vivir unidos y en paz con nuestros vecinos.
Hoy sobresalen en forma dramática los actos vandálicos y criminales haciéndonos pensar que la situación está fuera de control, pese al esfuerzo que vienen realizando las autoridades.
Reconocemos que la frontera ha sido siempre un territorio fértil para la delincuencia con una problemática muy complicada y una normativa legal de muy difícil aplicación. Nos encontramos en la frontera con Brasil y ello supone un contexto táctico y cultural muy especial.
En efecto los valores manejados son muy diferentes; tan es así que lo que en la conciencia de otros ciudadanos es un delito, aquí en la frontera constituye un medio de vida aceptado por la mayoría de los habitantes y tolerado por las autoridades.
En este contexto existe una situación que implica que muchas personas trabajan, circulan y transitan de uno a otro lado de la línea fronteriza. Esto significa que sin perjuicio de que se domicilien en uno y otro lado aprovechen y utilizan un territorio común que pertenece a estados diferentes.
Esta realidad ha sido reconocida por Uruguay y Brasil en el acuerdo sobre Cooperación Policial en la Integración, Prevención y Control de hechos delictivos entre ambos países lo que nos parece un acierto en procura de solucionar problemas de vieja data en este enclave fronterizo.
Sin embargo esa línea divisoria también esta facilitando el auge delictivo y el viejo razonamiento de cometer un delito y cruzar la principal avenida en busca de la impunidad.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los delincuentes y prófugos de la justicia que llegan a la frontera proceden de las ciudades de Pelotas, Río Grande y Porto Alegre, es fácil advertir que debe existir por encima de los tratados un eficiente intercambio de información entre las autoridades afincadas en la frontera para agilizar los procedimientos.
Una señal de los nuevos tiempos
El año pasado el influyente diario brasileño O GLOBO publicó un extenso reportaje a Marcos Camacho, más conocido como “MARCOLA” jefe de la banda criminal de San Pablo, denominada Primer Comando de la Capital. Al comenzar la nota “Marcola” señalaba que era “una señal de los nuevos tiempos, ya no hay solución, la propia idea de solución ya es un error. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal, municipal y federal y todo eso costaría millones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. No hay solución. Ustedes tienen miedo de morir, yo no. Aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos una nueva especie. La muerte para ustedes es un drama cristiano, para nosotros es la comida diaria, tirado en una fosa común. Yo leo mucho; leí 3000 libros, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país. No hay más proletarios, infelices ni explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. La miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet y armas modernas. Nosotros somos una empresa moderna y rica. Si el funcionario vacila es despedido y colocado en el microonda. Ustedes Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes en tierra extraña. Nosotros no le tememos a la muerte, ustedes se mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados, ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque, ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miserias, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Les doy una idea, aunque sea en mi contra. Agarren a los “barones del polvo” cocaína, hay diputados, senadores, hay generales, y hasta presidentes del Paraguay en el medio de la cocaína y las armas.”
El reportaje a “Marcola” es muy extenso, por lo cual les ofrecemos solamente partes sustanciales que dan para la reflexión.
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