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El Estado Aspirina
por Rodrigo Blás
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¿Cuantas veces un gobernante en el Uruguay debe decidir entre esto o lo otro?
En un país de frazada corta como describe Ignacio De Posadas la peor y más común tarea de los que gobiernan es seleccionar la prioridad. En Uruguay no da para todo, los recursos son limitados y en elegir el buen o mal destino de estos le va la suerte a los gobiernos (que es lo de menos) y también a los uruguayos que sufrimos o gozamos de la decisión según su grado de acierto.
No es la intención de este artículo señalar cuando o como se decidió bien y cuando o como se decidió mal sino plantear hacia donde entendemos que se debe decidir.
Casi siempre se ha optado por disponer las prioridades a las soluciones inmediatas bajo los motes de “emergencia”, “urgencia” “salvataje” “necesidad” o cualquier otro nombrete que de la idea de que se hace por que no hay más remedio y no por que este bien.
El estado uruguayo una y otra vez da prioridad a lo aparentemente urgente que quizás por la misma velocidad que la urgencia conlleva desaparece en sus efectos velozmente. Igual que la aspirina las ayudas estatales, no curan el mal, simplemente quitan el dolor que volverá ni bien se vaya el efecto del analgésico.
A esta altura del artículo usted ya me dibuja como un monstruo neoliberal que va a pedir que se deje toda a las buenas de Dios y que cada cual se salve como pueda aplicando la ley del más fuerte; pues se equivoca, hablamos de prioridades mal elegidas y no de plantear la necesidad de un Estado ausente ni mucho menos .Por el contrario somos defensores de la intervención real y por obligación natural, del Estado en el aseguramiento del buen desarrollo de los individuos que lo integran.
Cuando advirtieron que lo que daban hoy desaparecía mañana los países escandinavos optaron por una teoría que si la traducimos se llamaría “ Estado de empoderamiento” , que es ni más ni menos que otorgar la prioridad de los recursos a distribuir a aquellas cosas que construyan chances de desarrollo de vida mejor para los ciudadanos , de generarle a estos armas, no para que salgan de la pobreza sino para que no sean pobres , no solo eliminar la pobreza sino evitar que exista, apostando fundamentalmente a la formación y a la educación en la etapa de la vida que sea, para “darle poder a ese ciudadano” y que tenga mejores chances de desarrollo .Para eso el estado debe invertir en lo permanente, atender el mal de fondo y no quedarse en la Aspirina .
Apuntar a lo permanente y no a lo efímero, buscar el desarrollo futuro y no el voto a los 5 años.
Saliendo de la teoría, como se traduce esto: pues muy fácil: entre la caña de azúcar y las escuelas, pues las escuelas, entre Pluna y más liceos, más liceos, entre el plan de emergencia para quedarse en casa y una ayuda estatal a cambio de asistir a algún curso de formación, este último. Es decir las prioridades deben ser destinar dinero en aquellas cosas que mejoren a la persona que la hagan más apta para competir con chances en la vida y buscar un mejor desarrollo individual y colectivo con la formación del individuo en su concepto más amplio como meta principal así como asegurar la mejor calidad de vida posible aún al más desposeído.
Buscar darle más “poder” a la gente para salir al mundo con mejores chances, será más poderoso si está preparado y formado para algún arte u oficio, será más poderoso si duerme bajo techo, será más poderoso si es bien curado si se enferma.
No lo ayudan en nada 2000 pesos por mes que se terminan antes que el mes, 40 millones de dólares en aviones que llevan nuestra bandera pero a los que nunca subirá, o una bolsita de azúcar que dice con orgullo ser uruguaya y cuesta 80 millones de dólares por año.
En el Gobierno de Lacalle se construyeron viviendas, escuelas, liceos, hospitales, es decir, se “empoderó” a la gente para mejorar sus chances de vida otorgando y mejorando servicios estatales para igualar las condiciones de todos los uruguayos en una profunda y acertada búsqueda de justicia social sabiendo que esta sólo es alcanzable en la igualdad de oportunidades y no en la igualdad de resultados como se pretende desde izquierdas ya aplastadas en la mayor parte del mundo.
Hoy, sacando el Plan Ceibal que va en la filosofía que planteamos, el resto de este gobierno es Aspirina, cuando pase el efecto volverá el dolor.
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