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El destino del US dólar, del euro, del yuan y del colón
por José Joaquín Fernández

 
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         Existen periodos de crecimiento económico sostenido con salarios crecientes y bajas tasas de desempleo. Pero hay periodos donde la economía no crece mucho y, por ende, tampoco lo pueden hacer los salarios y es probable que aumente la tasa de desempleo. Estos son los ciclos económicos que han sido inevitables. Pero, ¿cómo responder cuando el crecimiento económico empieza a desacelerarse?

         Con el fin de atenuar los efectos de la desaceleración económica, algunos políticos recurren a la política monetaria o al Banco Central. Algunos políticos creen que imprimiendo más dinero habrá más riqueza, más inversión y más empleo. Cuando un Banco Central, como la Reserva Federal de los EE.UU. (FED) o el Banco Central Europeo (BCE), aumenta la cantidad de dinero en circulación lo hace reduciendo las tasas de interés. Este exceso de liquidez se canaliza primero hacia el sistema financiero, causando un exceso de crédito que obliga a las instituciones financieras a reducir o flexibilizar los requisitos de crédito a sus clientes con el fin de reducir sus reservas monetarias causadas por el exceso de liquidez originado por la política del Banco Central de “dinero fácil”. Sin embargo esta política de “dinero fácil” no puede mantenerse porque imprimir más dinero NUNCA puede generar mayor riqueza. Todo exceso de liquidez eventualmente se traduce en una “burbuja”, en una aceleración de la tasa de inflación o en ambas.

         Esto es lo que ha sucedido en los EE.UU. desde el 2001 cuando entraron en un periodo de desaceleración económica y el Gobierno reaccionó con una política monetaria de dinero fácil (o irresponsable) que se tradujo en una reducción de las tasas de interés del 6.50% en enero del 2001 al 1.00% hacia el 2004 y que se encuentran en este momento en 2.00%. El Gobierno deliberadamente indujo al endeudamiento a niveles que la economía de los EE.UU. no lo permitía y que ha causado la crisis inmobiliaria, la contracción del crédito y los problemas de entidades financieras como Bear Stearns, Fannie Mae, Freddie Mac y Lehman Brothers Holding, solo para mencionar algunos casos de los más sonados. Es decir, esta crisis financiera la ha creado la FED, y solo por la FED, por haber bajado la tasa de interés a niveles que ellos sabían insostenibles. Sin embargo, como es costumbre, el Gobierno no admitirá su culpa y por el contrario le echará la culpa al mercado aludiendo “falta de regulación”. Por otra parte, la emisión excesiva de dólares por parte de la FED ha causado su depreciación en todo el mundo. En enero del 2001 el US Dollar Index estaba en 119.11 y cayó a 71.98 a mediados de julio del 2008. En resumen se puede decir que la FED sigue un enfoque keynesiano que atribuye la desaceleración económica, no a un proceso natural de mercado, sino a una falla del mismo causada por una insuficiencia de la demanda agregada.

         Por su parte, la política monetaria del Banco Central Europeo ha sido contraria a la ejercida por la FED. El BCE sigue un enfoque de la escuela monetarista liderada por el pensamiento de Milton Friedman quien fuera galardonado con el premio Nobel en economía en el año 1976. El enfoque monetarista del BCE se desprende claramente de sus objetivos e instrumentos publicados en su página de Internet: “El objetivo de la política monetaria del Banco Central Europeo es mantener la estabilidad de precios. El BCE apunta a tasas de inflación por debajo, pero cerca, del 2% anual en el mediano plazo[1]. “… un banco central solo puedo contribuir al crecimiento potencial de la economía por medio del mantenimiento de un ambiente de estabilidad de precios. No puede aumentar el crecimiento económico expandiendo la oferta monetaria o manteniendo las tasas de interés de corto plazo a un nivel inconsistente con la estabilidad de precios. Un banco central solo puede influir el nivel general de precios.

         Ultimadamente, la inflación es un fenómeno monetario[2]”. En resumen, el BCE asume la responsabilidad que la inflación no depende de los precios del petróleo, ni del clima, ni de la especulación sino exclusivamente de la expansión de la oferta monetaria que ejerzan y saben muy bien que la expansión de la oferta monetaria no es, a la larga, ningún estímulo al crecimiento económico, a diferencia de la creencia de la FED.

         Los keynesianos han criticado recientemente al BCE por aumentar las tasas de interés a 4.25% el pasado 3 de julio porque, falazmente, dicen que el bajo crecimiento del área del euro se debe a la insuficiencia de demanda causado por poca liquidez. El BCE por el contrario dice que sube las tasas de interés para contraer la oferta monetaria con el fin de combatir la inflación que ha alcanzado niveles que superan el 4% en estos momentos.

         Otros bancos centrales han seguido políticas keynesianas con resultados nefastos. En Argentina, por ejemplo, la inflación de 1989 llegó a casi 5,000%. Como solución se creó en 1990 la caja de conversión y en menos de tres años la inflación llegó a 0% y se mantuvo así durante toda su existencia. Con una caja de conversión, la oferta monetaria depende del sector privado (como en Panamá) y no del capricho del político de turno. En el 2001, Argentina atravesaba una recesión económica que llevaba varios años y un grupo de economistas keynesianos creía que la causa de la recesión de ese país se debía a la existencia de la caja de conversión porque decían que esta creaba una camisa de fuerza para la expansión monetaria y abogaban por su abolición lo cual finalmente consiguieron el 06 de enero del 2002 con una devaluación del 40% (entiéndanse una expansión monetaria del 40%) y para finales del 2002 el PNB de la Argentina cayó en 12% en términos reales y la inflación superó el 40%. Esto demostró una vez más que la expansión de la oferta monetaria no es un estímulo saludable para el crecimiento económico y que la recesión se debió, y se debe, más a la poca libertad económica y al exceso de gasto público que estruja al sector privado y le impide crecer, invertir y generar empleo.

         En la actualidad, según la revista “The Economist [3]” China está considerando usar políticas monetarias de “dinero fácil” (al estilo de la FED) para estimular el crecimiento económico de su economía porque se espera que este caiga de un 11.9% en el 2007 a un 8.6% en el 2012. Dicen que para un buen científico no hay sorpresas sino sorprendidos. Que no nos sorprenda que una eventual aceleración de la política monetaria en China traiga consecuencias nefastas no solo para su economía sino al resto del mundo.

         Fue en 1967 cuando Milton Friedman explicó claramente en “The Role of Monetary Policy[4]” el por qué un banco central no puede afectar, a la larga, variables reales como el crecimiento económico, las tasas de interés, el tipo de cambio o los niveles de empleo. Friedman durante su vida se dedicó a explicar el por qué la inflación no depende de los precios del petróleo, ni del déficit fiscal sino solo de la política monetaria del Banco Central. El único rol natural de un banco central debe ser la estabilidad de precios y lo mejor y único que un banco central puede hacer por mejorar el crecimiento económico es controlar la inflación. Por décadas, el Deutsche Bundesbank siguió con éxito las recomendaciones de Friedman y tenía muy claro que la inflación no es receta para el crecimiento económico. “En el curso de los años setenta, si no antes, la evolución económica de los países industrializados del mundo occidental desvirtuó la suposición, a veces muy extendida, de que el nivel de empleo de la economía puede ser incrementado, de forma duradera, con el estímulo de una inflación más o menos rápida. Antes bien sucede lo contrario: la estabilidad de la moneda es, a largo plazo, un supuesto importante para el buen funcionamiento de la economía de mercado y, con ello, para un próspero crecimiento económico y un alto nivel de ocupación.[5]” Para un Banco Central fijarse una meta de inflación inferior al 2% anual es sumamente sencillo. Lo único que tiene que hacer es emitir (o poner a circular) el dinero apenas suficiente de acuerdo al crecimiento de la producción. Esto es una tarea facilísima dado que, por definición, todo Banco Central tiene el monopolio de la emisión de dinero.

         En Costa Rica, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) vive una crisis existencial porque no tiene ni idea de su razón de ser. El BCCR cree que su objetivo es fijar el tipo de cambio y vive de una ilusión omnipotente creyendo que puede afectar esta variable simplemente imprimiendo papel cuando en realidad el tipo de cambio es una variable real que depende del sector productivo ligado al comercio de bienes y servicios internacionales. El resultado ha sido una inflación esperada superior al 14% para el 2008, la tasa pasiva básica ha pasado de 15.25% en abril del 2006 a una tasa insostenible del 4.25% en abril del 2008 que no compensa la inflación, y un tipo de cambio mucho más volátil. Todo esto genera una incertidumbre tal que afecta seriamente el crecimiento económico. ¿Cómo es posible que siendo la inflación un fenómeno monetario tengamos inflaciones de 2 dígitos? El BCCR se fija una meta de inflación para el 2009 del 9%. Eso es como que un estudiante se fijara la meta de obtener calificaciones de 2 en escala de 1 a 10. ¿Por qué simplemente el BCCR no se fija una tasa de crecimiento de la oferta monetaria para el 2009 que nos lleve a una tasa de inflación inferior al 2% anual? Dado esta crisis existencial del BCCR es que muchos economistas, empresarios y público en general están pidiendo el cierre del BCCR y la dolarización de la economía.

         Por décadas, el Deutsche Bundesbank siguió con éxito las recomendaciones de Friedman y hoy en día, más de 40 años después, al parecer solo el Banco Central Europeo entiende el mensaje. En Costa Rica hay que poner más presión al BCCR para que leve la inflación a niveles inferiores al 2% anual antes de finales del 2010 o bien que mejor apague la luz y cierre sus puertas.

[1] http://www.ecb.int/mopo/html/index.en.html
[2] http://www.ecb.int/mopo/intro/role/html/index.en.html
[3] http://www.economist.com/research/articlesBySubject/PrinterFriendly.cfm?story_id=11916160
[4] Friedman, Milton (1968): “The Role of Monetary Policy”. En American Economic Review, Vol. LVIII, Nº1, Marzo.
[5] Deutsche Bundesbank (1994): Política Monetaria del Bundesbank. Frankfurt am Main, Alemania. Marzo. P.19

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Fuente: Fundación Libertad
 
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