|
Productos Químicos: Uso responsable
por Julio Dornel
|
|
|
Hace algunos años comentábamos desde esta columna la publicación brasileña denominada “La Mafia de los Agrotóxicos” donde se narraban horrores, historias criminales y envenenamiento a productores rurales del Estado de Río Grande.
Pese al tiempo transcurrido la situación se mantiene latente preocupando a las autoridades y grupos ambientalistas que trabajan en esta frontera. Para conocer detalles sobre la situación actual recogimos la opinión del profesor Pablo Acosta del liceo de esta ciudad quién señaló que “la utilización de ciertos productos químicos en cantidades excesivas y/o sin el debido cuidado constituye un grave problema en muchísimos países, inclusive el nuestro. Quizás los casos más conocidos en Uruguay sean la plombemia (plomo en la sangre) experimentada por niños de un asentamiento en el Barrio de La Teja (Montevideo) y los males causados por agroquímicos a trabajadores rurales. El plomo es uno de los metales tóxicos que tienden a acumularse en el cerebro, el hígado y los riñones. Según la OMS, altos valores de plomo en sangre pueden tener consecuencias irreversibles en los niños, incluyendo problemas de aprendizaje, de conducta y hasta retardo mental. El plomo sigue siendo muy utilizado en Uruguay: la producción de baterías, y su uso en algunas curtiembres son ejemplo de ello. Se han logrado algunos avances como la eliminación del TEP (tetraetileno de plomo), un aditivo para las naftas que producía ANCAP. De todas formas, el problema continúa.
Las plaguicidas han sido muy útiles en el aumento de la producción mundial de alimentos, necesaria para satisfacer la demanda de una población humana creciente. Existen plaguicidas naturales y otros artificiales. Entre los que más utilizamos están los insecticidas, herbicidas, fungicidas, nematocidas (exterminan gusanos nemátodos) y raticidas. Su uso muchas veces pone en peligro la salud del ambiente.
Los múltiples efectos que tienen sustancias como plaguicidas y fertilizantes en los ecosistemas y en nuestra salud son, en gran parte, ignorados. ¿Sabemos cuáles sustancias y en qué cantidad fueron utilizadas al producir los distintos alimentos que consumimos? Uso responsable de los plaguicidas
Leyendo un trabajo escrito por el Ingeniero Agrónomo Pedro Mondino, que integra parte de la obra “Perfil ambiental del Uruguay / 2002”, se extraen importantes informaciones. Algunas de ellas son:
- “Las condiciones climáticas (lluvias y temperaturas) de producción en Uruguay son especialmente favorables al desarrollo de plagas y enfermedades. El control de plagas, enfermedades y malezas en los cultivos se basa en numerosas aplicaciones de insecticidas, fungicidas, y herbicidas además de fertilizantes foliares y hormonas reguladoras del crecimiento entre otros.” Como ejemplo, se cita la producción de manzana. En ella, no son menos de quince las aplicaciones de distintos agrotóxicos durante el transcurso del año. Un productor promedio de 10 hectáreas de montes de manzana aplica más de una tonelada de fungicidas en cada temporada.
- Falta información y regulación apropiada para el uso de agrotóxicos en nuestro país. Cuando en otros países sólo es permitido aplicar sobre un cultivo los productos registrados para su uso en el mismo, en Uruguay suelen aplicarse productos no registrados. Muchas veces, productos formulados y registrados para su uso en determinados cultivos se utilizan en otros muy distintos. A saber, productos desarrollados para ser utilizados en cereales han sido aplicados en frutales.
- La información encontrada en las etiquetas de los productos puede ser diferente en Uruguay y en otros países como Estados Unidos. El tiempo de espera es el que debe transcurrir entre la última aplicación del plaguicida y el momento de la cosecha para evitar la presencia de residuos sobre los productos cosechados. En Estados Unidos la etiqueta del producto Mancozeb indica un tiempo de espera de 77 días para su uso en frutales, mientras que la etiqueta del mismo producto en Uruguay indica de 10 a 15 días.
- La categoría toxicológica de un mismo producto también puede variar entre Uruguay y Estados Unidos. Por ejemplo, un fungicida que en nuestro país es catalogado como de baja toxicidad aparece en Estados Unidos como de alta toxicidad.
- En nuestro país, no existen programas de capacitación a los aplicadores de plaguicidas, entonces, cualquier persona puede aplicar cualquier producto.
- En otras naciones existen programas para recolectar envases vacíos de agrotóxicos, productos vencidos y todo desecho de la utilización de plaguicidas. Esto, en términos generales, no es lo que ocurre en Uruguay. En la mayoría de los casos, los envases vacíos se acumulan en la propia quinta, o en basurales, se los quema o se los utiliza para otros fines.
- Los residuos de plaguicidas que permanecen sobre la fruta pueden afectar la salud del consumidor. La forma de evitar la existencia de residuos es respetando el tiempo de espera indicado en la etiqueta. El mismo se determina mediante el análisis químico de la fruta u hortaliza buscando detectar y medir la cantidad de residuos presentes. Estos análisis de residuos sobre la fruta no son realizados en Uruguay.
 |
|
|
En las últimas semanas algunos medios de comunicación de la República Argentina denunciaron la situación de muchachos que actúan como banderilleros durante la fumigación de pesticidas. Trabajan en los cultivos de soja. No tienen más de 16 años de edad. Se paran con una banderita actuando como postes indicadores del lugar donde hay que fumigar.
Frecuentemente, son rociados con herbicidas e insecticidas. “Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara” declaró uno de ellos a un periódico de Santa Fe. ¿Cómo es la situación actual en las plantaciones del Uruguay? Sabemos que el cultivo de soja ha tenido un aumento explosivo últimamente. De ocho mil hectáreas sembradas en 1995/96 se pasó a casi medio millón de hectáreas en 2004. ¿Ocurren situaciones similares a las de Argentina? Por ejemplo, se sabe que en el cultivo del arroz, casos como los de la Provincia de Santa Fe, se repiten en Uruguay. ¿Qué control hay?
Los plaguicidas suponen no sólo un peligro a la salud de aplicadores y consumidores (por ejemplo, aparición de tumores, malformaciones durante el desarrollo, etc.) sino también una importante fuente de contaminación del ambiente. Los riesgos incluyen la contaminación de aire, suelo y corrientes de agua, inclusive subterráneas, daños a la flora y la fauna, contaminación de alimentos o fuentes de agua utilizadas por el hombre.
Las sustancias tóxicas pueden llegar hasta el hombre directamente a través de alimentos que fueron tratados con agroquímicos o también en forma indirecta, al circular por las cadenas alimentarias.
En cuanto a los fertilizantes, ellos se van escurriendo hacia los cuerpos de agua, contaminándolos y en ocasiones, causan un proceso llamado eutrofización: La llegada de fertilizantes aumenta mucho la concentración de nutrientes en el agua. Esto, junto a una elevada temperatura y luminosidad, favorece el crecimiento explosivo de ciertas especies de algas, se originan así las llamadas floraciones algales masivas. Muchas de estas floraciones afectan nuestra salud, perjudican la pesca, el turismo y los ecosistemas acuáticos, dado que las especies de algas involucradas producen toxinas muy peligrosas.
En nuestras casas utilizamos una gran cantidad de productos químicos, muchos de ellos contienen sustancias tóxicas. Algunas investigaciones indican que tales sustancias llegan al cuerpo de los bebés a través de las madres. Un estudio, promovido por Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza, confirma que sustancias químicas peligrosas (o sospechosas de serlo) se encuentran presentes en la sangre materna y en la del cordón umbilical. Entre los efectos negativos que podrían causar se cuentan: trastornos en el desarrollo, en el aparato reproductor y problemas en el aprendizaje. Las sustancias químicas identificadas en las muestras colectadas son utilizadas en productos como computadoras, juguetes, colonias, calzados, por nombrar algunos.
Frente a este panorama, las siguientes actitudes me parecen muy aconsejables:
- Exigir a las autoridades o instituciones gubernamentales un control adecuado de la calidad de los productos químicos que se comercializan y del uso que de ellos se hace.
- Exigirles también que apunten a sustituir sustancias peligrosas por alternativas más seguras. Se debe estimular la investigación y la implementación de lo que se denomina “gestión integrada de plagas”. En ella se conjuga la introducción de plantas resistentes, la rotación de cultivos, prácticas de labranza, controles biológicos y una cantidad mínima de plaguicidas.
- Denunciar los hechos que constituyan amenazas hacia el ambiente o la salud humana.
- Demandar mayor y mejor información sobre los productos que consumimos y consultar la ya existente.
- Divulgar las consecuencias para los consumidores y para el ambiente del uso incorrecto de los productos químicos.
H\Com\Pablo Acosta
Comentarios en este artículo |
|
» Arriba
|