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Año I - Nro. 27 - Uruguay, 23 de mayo del 2003

Un País sin Gente
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¿Y si exigimos un proyecto país y una conducta cristalina?

Por Helena Arce

Hoy es 17 de mayo del año de nuestro señor 2003, sentada en mi computadora al lado de la ventana en este sábado gris, lluvioso, con las hojas de los árboles moviéndose al compás del viento, miro, el paisaje, de a ratos. Este mismo paisaje que miraba hace muchos años, casi veinte, antes de mi niño incluso, desde una ventana del apartamento del tercer piso del edificio de al lado. Cosas del destino, después de haber recorrido varias ciudades de este país, siempre atrás del trabajo, este mismo nos trajo de vuelta a Montevideo, y a la casa de al lado. Es el mismo paisaje, o casi, algo cambiado desde que nos fuimos, la calle flechada, con luces a mercurio, todo efecto de que al fin construyeron la Terminal de ómnibus. Al fin sí, quienes aquí, vivimos en esa época, sabemos lo que eran las casas expropiadas, abandonadas y con intrusos. La casa de enfrente perdió su murito, hay más tránsito, paradas de ómnibus, más rejas, tal vez más autos en la calle que hace casi dos décadas. Sin embargo los vecinos son casi los mismos, los dueños del almacén de la esquina convertido en autoservicio, los jóvenes son los niños chiquitos que aquí vivían, y las personas mayores somos los jóvenes de aquella época. Claro falta algún vecino que se ha mudado, el que vivía en mi casa de ahora, por ejemplo, algunos también han partido al mundo del nunca jamás, Me asaltan los recuerdos y veo aquella joven pareja con un niño chiquito, que partía con las bicicletas la perra y el mate a pasar la tarde los sábados en el Parque, o los domingos de mañana a esperar el ómnibus para ir a comer a lo de los padres, un fin de semana con uno, un fin de semana con otro. La visita matinal de mi padre para tomar un café, cinco minutos antes de irme a trabajar. Mi padre... Su visita diaria e infaltable, siempre los bolsillos llenos de caramelos para los nietos, y su sonrisa, su sonrisa amable, que siempre, volvía los problemas menos importantes. Y se trabajaba y mucho, pero había también ratos de no hacer nada, de solo charlar, o mirar una película, de leer un libro, de juntarse con amigos.
Ahora es diferente, claro la situación es otra, uno está el día entero, "craneando", imaginando, que hacer, como traer más dinero a casa, como pagar la cuenta que quedó sin pagar, como usar menos luz, no usar el teléfono más que por una "máxima necesidad", tiene auto pero no lo usa, en vez de tomar ómnibus camina, todo se ha vuelto prohibitivo. La crisis nos ha dejado presupuestos altos y muchas deudas.
Es esto, parte de mi historia? , Si sin duda, pero es también la historia de tantos uruguayos, uruguayos "clase media", que hemos quedado con las ruedas para arriba, que han tenido que entregar autos, casas que habían comprado con esfuerzo y tuvieron que perder por no poder seguir haciendo frente a las cuotas, que han tenido que aprender a sentir el gusto ácido de correr atrás de las facturas sin pagar y dormir con ello.
El país se reactivará sin duda, sin importar cual sea el gobierno que haya, por la inercia de la rueda de los ciclos económicos, pero como dicen por allí crisis significa cambio. Si esta sirviera para que los uruguayos hayamos aprendido la lección? La lección de no correr con el consumismo de plástico, con las ilusorias financiaciones baratas, con especular en vez de invertir.
Las leyes del mercado frías del capitalismo salvaje son tan dañinas, como el inflexible estado comunista que marca que hacer, que pensar y que consumir. Los países pequeños deben salvaguardarse, deben siempre cuidar, antes que nada, el trabajo de su gente.
Qué nos debemos los uruguayos? El exigir a nuestros futuros gobernantes, antes que nada, sean quienes sean los que accedan a ello, un proyecto país. Nos hablan de programa, de presupuestos, etc.., etc.. Pero, por que de una vez no exigimos que nos digan todo eso: a qué país apunta? Cuál es la idea de país al que llegar en el futuro, que cada uno nos muestre cual es la visión del país que tienen para dentro de dos décadas.
Que nos digan si en esa visión del país hay cabida para el trabajo de la gente. Y a partir de allí, nos expliquen cual es el programa que respalda esa visión del país, pero además en palabras fáciles, que las entendamos todos. No quiero más discursos, quiero que nos muestren que analizaron realmente que es necesario hacer, para que este país florezca, más allá del vaivén de los males de afuera. Analizado y detallado pero al mismo tiempo flexible, para adecuarse a los embates inflexibles, a los que nos someten, de los países más grandes, con sus fluctuaciones económicas. Un estudio detallado de lo que le sirve al país, y que medidas tomar para que éste vaya hacia allí. Medidas orientadoras, no proteccionistas, medidas negociadoras, medidas que fomenten la inversión privada uruguaya, y la extranjera con alicientes, pero también con exigencias. Un análisis minucioso de cuales son realmente las riquezas claves del país y fomenten su explotación protegida; y que al mismo tiempo, busque la forma más eficiente de acceso a los recursos necesarios con que no contamos.
Pero además, nos debemos, el exigir el acceso a la información sin restricciones, una transparencia feroz que nos devuelva la confianza, porque más allá, de casas, autos y cuentas sin pagar, lo que hemos perdido los uruguayos junto con la tranquilidad, es la confianza.
Nuestro país necesita un gobierno con políticas orientadoras, no intervencionista, que fomente la sana competencia, combata los monopolios y por sobretodo con una conducta cristalina.
Cómo me fui de la contemplación del paisaje a la conducta cristalina? Es que en medio de ello me llegó, desde el cuarto de mi niño el sonido de las guitarras y las voces alegres, de él y sus amigos, Y me descubrí pensando, qué futuro le espera a todos estos muchachos? Que estudian, que salen y cantan, con la misma inocencia que nosotros lo hacíamos, muchos más concientes ellos por cierto de la situación económica, pero tanto más descreídos.