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Año V Nro. 350 - Uruguay, 07 de agosto del 2009   
 
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Visión Marítima

 
Marcelo Ostriga Trigo

Los cuatro problemas de Chávez
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)

 
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         No es sólo la crisis de Honduras lo que preocupa. Otros elementos ponen en evidencia que Hugo Chávez y sus socios de la ALBA están frustrados porque ven frenados, por ahora, su designio de inducir en otros países, que surjan gobiernos populistas, empeñados en su perpetuación en el poder. Por esto, según un lúcido análisis del corresponsal en Washington de El País de Uruguay, Daniel Herrera Lussich, la región “vive horas extremadamente tensas, muchos alarmados ven la llegada de serios conflictos entre países vecinos o descabelladas guerras civiles”.

         Por otro lado, ahora hay, por lo menos, cuatro asuntos que causan el paroxismo de Chávez que, ciertamente, puede desatar esos conflictos:

         Primero:
         El bloque chavista ha perdido un gobierno aliado, cuyo presidente –Manuel Zelaya, de Honduras– se pasó de listo y fue destituido. Por eso se armó la de San Quintín en la OEA, convertida en un circo para el chavismo y sus aliados de la ALBA, mal reforzados por la aporreada presidenta argentina. Pero sus acciones colectivas no han tenido el éxito que esperaban, es decir cercar a un pequeño país centroamericano y doblegarlo.

         Aunque el gobierno del presidente Obama también condenó la destitución de Zelaya, pronto impidió que Chávez tenga el principal papel de componedor, quizá porque, además de su tradicional aversión a todo lo estadounidense, desde el inicio de esta crisis amenazó con una intervención armada venezolana. Tampoco confió esta tarea al parcializado secretario general de la OEA, José Miguel Insulza. Pidió, en cambio, al moderado presidente costarricense Oscar Arias que desempeñe ese papel.

         A medida que pasa el tiempo, aumenta la frustración de los socialistas del siglo XXI. No es probable que lo de Honduras se resuelva como Chávez espera. Tendrá que darse una fórmula equilibrada, lejos del estilo del sátrapa. Entretanto Ortega, también desenfrenado, induce a “Mel” Zelaya a amagar desde Nicaragua, contra Honduras, en una calculada provocación para desatar un conflicto violento, extendido internacionalmente.

         Segundo:
         La Oficina de Supervisión del Congreso de Estados Unidos denunció que Venezuela “se ha convertido en un importante centro de distribución de drogas en el continente”. "Un alto nivel de corrupción –añadió–  dentro del Gobierno venezolano, los militares y otras fuerzas policiales y de seguridad contribuye al ambiente permisivo"; “…la mayor amenaza proviene de la Guardia Nacional de Venezuela porque responde directamente al presidente Chávez y controla los aeropuertos, puertos y fronteras" (The Wall Street Journal, 17.07.2009). La respuesta del autócrata de Caracas estuvo marcada por su habitual violencia verbal. Pero ya se sabe que el populismo venezolano ha convertido a su país en un narco-estado. Este es un antecedente grave.

         Tercero:
         Chávez tiene como objetivo la caída del gobierno de Colombia en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Un triunfo militar –poco probable– de la narcoinsurgencia extendería el dominio del socialismo del siglo XXI. Por esto se esforzó en favorecer la imagen de la cruel guerrilla. Propuso que la comunidad internacional la reconozca como beligerante, y que se la quite de la lista de las fuerzas del terrorismo internacional.

         La cooperación norteamericana a Colombia para combatir la narcoguerrilla, no facilita estos planes de expansión del populismo.

         La irritación del autócrata venezolano llegó al límite cuando supo que bases militares colombianas contarán, por acuerdo bilateral, con cierto personal estadounidense. Esto contribuyó aún más a la frustración del “bolivariano” y a su reacción furiosa que, sin embargo, no parece que le servirá para bloquear el acuerdo. Menos aún lo logrará con la torva actitud de su aliado Rafael Correa, financiado por la organización terrorista.

         Cuarto:
         Las fuerzas militares de Colombia, en una de las persecuciones contra ‘Jhon 40’ y sus hombres (de las FARC)... encontraron que en una caleta estaban escondidos varios lanzacohetes AT-4, fabricados por la empresa sueca Saab Bofors Dynamics. “Los proyectiles tenían… números de serie. Esa información fue entregada a la embajada sueca en Bogotá y a las autoridades en Estocolmo”. “…llegó la respuesta oficial para confirmar que los números de serie de los lanzacohetes… correspondían a un lote que había sido vendido hace algunos años por la firma sueca al Ejército de Venezuela”. “La pregunta obvia es: ¿cómo salieron esas armas de los cuarteles venezolanos a los campamentos de las FARC?”. Esto complica al gobierno de Chávez y aumenta su histeria. Su reacción superó todo lo esperado. Se enfureció cuando fue descubierta su tropelía. Atropelladamente, ordenó “congelar” las relaciones de su país con Colombia. No dejó margen. Se puso en evidencia que el gobierno “bolivariano” se había  lanzado a una intervención que le va a salpicar.

         En estas circunstancias, asoma nuevamente el siniestro Insulza, que pretende mediar entre Colombia y Venezuela, aunque no haya nada que mediar. Un gobierno –el venezolano– probadamente se involucró con la banda armada subversiva que opera en Colombia. Lo que corresponde a la OEA –no a Insulza– es conminar al gobierno “bolivariano” al inmediato e incondicional cese de su cooperación a las FARC.

         Así las cosas, aun reconociendo que se viven horas extremadamente tensas, parece también que ha comenzado, por sus desmanes, el fin del malhadado episodio chavista en la historia de América Latina. Esta puede ser una nueva oportunidad para recuperar democráticamente la libertad, la justicia y el derecho.

© Marcelo Ostria Trigo para Informe Uruguay

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