El Frente no quiere investigadoras
por Oscar Almada
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La escandalosa operación por la cual el partido de Gobierno –viejo enemigo de las “privatizaciones” cuando militaba en la oposición- asoció PLUNA a una empresa privada en condiciones absolutamente inadmisibles, ha sido el motivo por el que el Partido Nacional realizó una larga y violenta interpelación a los Ministros de Obras Públicas y de Economía, este último en la persona de Astori “minutos antes” de su renuncia para dedicarse a la campaña electoral.
Varios motivos exigían una amplia y clara explicación (no “defensa”) de esa oscura negociación por los que los otrora campeones de la transparencia hacían recaer en el Estado, vg. la ciudadanía, la garantía pecuniaria de la operación en un 100 % en tanto los presuntos beneficios se adjudicaban privilegiadamente a la empresa privada. Por otra parte, el negocio no marchó nada bien, las pérdidas mensuales se han ido acumulando en millones de dólares, y la última perla fue la necesidad de suspender lo que era una especie de orgullo para el país, o sea, el vuelo directo de Carrasco a Madrid.
Como en todas las interpelaciones, los legisladores oficialistas cerraron filas en la defensa de los ministros sin argüir otros elementos que sus votos, y como estaba previsto, la ciudadanía se volvió a quedar a media correspondencia. Incluso, luego de la pobre exposición del Ministro Rossi, se aguardaba que la de Astori mejorase el nivel, lo que no fue ni mucho menos así, ya que la intervención de éste fue breve e insignificante. Todo eso ha sido objeto en su momento de amplias crónicas, y el episodio se cierra con una nueva victoria a lo Pirro del oficialismo.
Pero lo que queremos en este momento poner de manifiesto es que, una vez más, el Frente Amplio, cuyas disidencias internas en muchos y graves temas son notorias, y que en particular en lo relativo a la economía muestra dos visiones totalmente opuestas, la del astorismo y la del mujiquismo, logra en cambio una monolítica unidad cuando se trata de ocultar errores o irregularidades (que las hay y de sobra en esta negociación de PLUNA) y de evitar que la luz del día llegue a todos los ángulos y a todos los personajes. Lo que antes, siendo oposición, señalaba irritada, practica ahora con fruición desde el gobierno. Con la diferencia de que pocas veces los gobiernos de otrora disfrutaron de mayoría absoluta, lo que frecuentemente ponía en riesgo a los ministros impugnados y obligaba a explicaciones mucho más profundas, mientras que ahora la automática gestualidad de una mano levantada alcanza para impedir investigaciones y profundizaciones que la ciudadanía bien merece y exige. Hasta el propio senador Mujica, que refunfuñó sus propias reservas, se abstuvo de facilitarle a la población, en la que tiene tantos inexplicables apoyos, una investigación sobre cómo se invierten sus dineros.
Esta deshonestidad política, esta impúdica malversación de la voluntad ciudadana, claramente denotativa de su vis totalitaria, hace que se continúe por la ruta de los disparates y las improvisaciones, mientras la realidad económica universal, que hasta ahora abría sobre este Gobierno una manto protector, presenta ahora ominosas sombras. Y demuestra además que el Frente, debajo de esa cháchara permanente acerca del pueblo y de la participación, tiene un real desprecio por la gente y sólo se aprovecha de ella. Es de esperar que finalmente ésta abra los ojos y rectifique su monumental error de los comicios del 2004.
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