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Año V Nro. 338 - Uruguay, 15 de mayo del 2009
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Lo primero es señalar el respeto que tenemos por los profesionales que trabajan en el campo de las encuestas de opinión pública. No es buena cosa cuando se discrepa hacerlo a partir de la base de la mala intención del otro, sobre todo cuando no se tiene pruebas de intencionalidades. Pero además una cosa es discrepar y otra, muy distinta, es agraviar. Los encuestadores uruguayos son buenos profesionales. Hay excepciones, como en cualquier profesión, de esto no se escapa ninguna. Que las empresas encuestadoras cometen errores y algunos muy gruesos como cometieron en la elección pasada con respecto a la votación del Partido Nacional, que dieron sustancialmente menor de lo que fue, no hay duda. Por mencionar otro Partido alcanza con señalar lo que decían las encuestas en la interna colorada de 1999, donde la mayoría de ellas señalaba una semana antes que el ganador sería Luis Hierro y terminó siendo Batlle por destrozo. Nadie duda que tienen un papel importante en la conformación de la opinión pública. No son asépticas. Eso no habla de intención, aunque sea dicho de paso no sería novedoso ni lo es que se manipulen con ese objetivo. No creo que sea el caso uruguayo, pero lo es muy común en otros países. Veamos un ejemplo, muy reciente, de cómo a veces el resultado de una encuesta puede tener valor muy relativo, y hasta no tenerlo, si no se explica, con la misma fuerza que sus resultados, cómo fue hecha. Esta semana Canal 10 difundió la última encuesta de la empresa Equipos-Mori. Dio los resultados Partido a Partido y luego de la interna de cada uno. Los números generaron cierta sorpresa por diferir sustancialmente, por ejemplo en el caso de la interna nacionalista, con otras empresas encuestadoras. Recién el día jueves tomamos conocimiento en una nota del diario "El País" que los datos difundidos lo fueron "del universo de votantes de octubre, pero no sobre quiénes votarán en junio". El director de Opinión Pública de esta empresa, Ignacio Zuasnábar, a quien conocemos y respetamos, sostuvo según el diario "que lo hizo así por dos razones: en primer lugar, porque los que dicen que votarán en la interna son un grupo estadísticamente pequeño y, en segundo término, porque lo que la gente afirma ante el encuestador, termina no resultando un dato confiable por esa misma condicionante". Se presentó entonces un resultado probable para junio pero en realidad la pregunta fue sobre octubre. A los encuestados se les preguntó sobre qué votarían en octubre, pero se publicita como resultado de la interna, a la que no irán. Afirma el profesional que lo hace así ya que por razones estadísticas la contestación sobre junio, fecha de la interna, no es confiable. ¿Entonces todo el resto de las empresas encuestadoras están mal? Sin embargo entre junio y octubre media, además de cuatro meses, justamente una elección voluntaria, la interna, de la que no se pregunta, pero que es el paso previo e ineludible para que haya octubre. La primera es una elección interna y la segunda presidencial, son bien distintas. Así que tenemos la encuesta de octubre, pero presentada, como si fuera en junio. Será valido para la estadística, pero no para la política. Esto no fue explicado ni someramente cuando se difundió en televisión. Son resultados de una elección que no existe ahora, la de octubre. Es un ejemplo de cómo puede deformarse la opinión pública y cómo las encuestas hacen política.
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