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¿Algo nuevo?
por Gustavo Penadés
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Finalmente el gobierno parece haber caído en la cuenta de que el tema de la inseguridad pública es algo más que un fenómeno mediático o de simple sensación térmica. En consecuencia, después de, seguramente, sesudos análisis, las autoridades anunciaron nuevos planes para abordar el problema.
A decir verdad quedamos sorprendidos por las resoluciones adoptadas, ya que en absoluto colman las expectativas.
Hasta donde conocemos, las medidas pasan, fundamentalmente, por aumentar el número de efectivos asignados a las comisarías, la incorporación de algunos vehículos al servicio de Radiopatrulla; y una mayor presencia policial en la represión del tráfico de drogas.
Todo el asunto merece dos planos de análisis. Uno, que podríamos llamar político tiene a su vez dos vertientes claras: una la incapacidad del Frente Amplio y, en especial del Partido Socialista, para situarse frente al instituto policial después de tantos años de predicar desde siempre a la Policía como el “brazo armado de la oligarquía”. El otro aspecto a tener en cuenta es el persistente error de creer que es posible abordar cuestión tan compleja en solitario, con abstracción de la participación de la oposición; de la que, no solamente se prescinde, sino que se desliza aquí y allá que es la que está atizando la sensación de descrédito que el Gobierno tiene en la materia a los ojos de la población.
El otro plano de análisis pasa por interrogarse acerca de si las medidas anunciadas se ven como suficientes.
Aumentar el número de personal en las comisarías es de por sí una buena decisión. Según algunos cálculos se trataría de unos 6 funcionarios por turno. Teniendo presente las bajas por enfermedad, el personal asignado a tareas administrativas que son imprescindibles y las ausencias motivadas en otras razones, el número de personal parece seguir siendo insuficiente. Además: ¿se incorpora la dotación de vehículos que se requieren?, ¿Y los medios de comunicación? ¿Y la puesta a punto del 911 que registra los mismos problemas que hace tres años?, etcétera. Pero, la gran ausencia refiere a las medidas para dignificar al personal policial a nivel de oficialidad y personal subalterno. En la materia está claro que el capítulo de mayor trascendencia y que no es abordado, radica en aumentar las retribuciones para ir terminando con la prestación del servicio 222. Tampoco se aprecian políticas tendentes a abrir los escalafones para ampliar el horizonte de ascensos de la oficialidad; eliminando las diferencias que al respecto existen entre diferentes unidades ejecutoras; y que conllevan en algunos casos a largos años de servicio en comisarías sin perspectiva alguna de ascenso. En el mismo sentido, se desconoce la situación de trabajo de los oficiales, que en la práctica –por una razón u otra- implica que quienes están al frente de una comisaría trabajen los 365 días del año
Puede deducirse de estos comentarios hechos a vuelo de pájaro que, mas allá de anuncios, las cuestiones de fondo siguen sin tener principio de solución; con el agravante, de que el gobierno persiste en el error de suponer que nadie mas que él tiene derecho a opinar.
Lamentablemente, como en tantas otras cosas, tres años perdidos. Mientras tanto, la sociedad espera.
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