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Año II - Nº 70 - Uruguay, 19 de marzo del 2004

No al horror
Los desafíos de los ganaderos en relación a la salud animal
Sueño o Realidad
Expectativas por la política de emigración del nuevo gobierno
Sergio Sánchez y los "Domingos Uruguayos"
Ojos uruguayos en Brasil
Anécdotas Bancarias - Quien siempre miente...

España, caos, espíritu, "mozárabe" y antídoto

Chairando Ideas
España también vivió su 14 M
Hurgando en la web
Rock uruguayo sí, rock uruguayo no
Con un pueblo con cojones no se jode
¿Ganó la democracia o ganó Al Qaeda?
Rincón de Sentimientos
El Interior también existe
Olvidémonos de las Pálidas
Las Locuras de El Marinero
Correo de Lectores

 

Debate en la prensa mundial sobre la valentía o cobardía del 14-M
¿Ganó la democracia o ganó Al Qaeda?



La prensa internacional analizada por El Mundo

Jean-Marie Colombani, en Le Monde, y Patrick Sabatier, en Libération, han publicado sendos vigorosos artículos de opinión con tesis muy semejantes: si los electores españoles querían alejarse de la Guerra de Irak y evitar cualquier nuevo atentado brutal de los terroristas islámicos, están muy equivocados, porque nadie en el mundo democrático está a resguardo de Al Qaeda, sea cual sea su política frente a Irak o a Oriente Próximo. Ahora bien, lo que sí está justificado es reaccionar como han hecho los españoles frente a la «mentira de Estado» perpetrada por José María Aznar.

Escribe Víctor de la Serna en El Mundo que, en la prensa europea y en parte de la americana, la «mentira» es un tema recurrente, con tesis semejantes a las difundidas por el grupo Prisa en España. El convencimiento inicial -que el Gobierno compartía con todos los servicios de espionaje europeos- de que ETA era responsable se ha convertido en «la gran mentira».Ninguno de estos periódicos publica, por cierto, una cronología de las sucesivas apariciones del ministro Acebes portelevisión, que fueron las fuentes de información por las que los españoles fueron conociendo la aparición de la cinta en árabe, la detención de tres marroquíes o el vídeo de reivindicación. Pero la ominosa -aunque imprecisa- tesis se impone como un mantra mil veces repetido.

Así, el Financial Times dictamina: «Los políticos necesitan más que convencimiento para enfrentarse a una crisis de [la magnitud de los atentados de Madrid]. Necesitan gozar de un nivel excepcional de confianza por parte de su pueblo. Claro que las bombas influyeron en el resultado de las elecciones. Pero se puede argumentar que más importante fue que Aznar, que dio la impresión de ocultar o minimizar pistas que llevaban al terrorismo islámico, no vasco, perdió esa confianza.

Por su parte, The Guardian habla de «brutal lección para Blair», y matiza que el primer ministro británico podría salvarse de la suerte de Aznar porque en Gran Bretaña no hay nadie que personifique intensamente el sentimiento antibélico.

En la línea de que no ha ganado Al Qaeda, sino la democracia, se sitúa el editorial de The New York Times, que apunta: «Es posible respaldar de todo corazón la lucha contra el terrorismo y a la vez oponerse a un partido que abraza esa misma causa».Pero, por si acaso, advierte al vencedor: «Zapatero no puede considerar su victoria como un mandato de aislacionismo».

El NYT publica una selección de cartas de los lectores que, generalmente, comparten su punto de vista e incluso van más lejos: «El pueblo español ha enviado un mensaje claro a líderes como Tony Blair, Silvio Berlusconi y George W. Bush: lejos de erradicar el terrorismo y protegernos de él, sus acciones insensibles han aumentado, de muchas maneras, las probabilidades de atentados terroristas islámicos».

En el mismo diario, dos columnistas se desmarcan claramente, incluido Edward N. Luttwak, del Center for Strategic and International Studies: «La propuesta [de retirada de las tropas de Irak, en el programa electoral] de Zapatero no era tan sólo para evitar más bajas, sino para afirmar que la Guerra de Irak fue un acto de agresión imperialista que España nunca debería haber respaldado.Hasta los que consideran la Guerra de Irak como un error estratégico de Estados Unidos (y estoy entre ellos) no pueden tomarse en serio a los zapateros de Europa, que parecen decididos a ratificar las más bastas caricaturas de la cobarde decadencia de la vieja Europa».

Dentro de los grandes medios de impacto internacional, The Washington Post se muestra particular e inesperadamente duro con Zapatero (declara que «la Guerra de Irak fue un desastre, pero no explica cómo el retirar tropas va a mejorar la situación») mientras que The Wall Street Journal aporta su particular e inesperada nota de equilibrio entre ambas interpretaciones: «En su sabiduría, los votantes españoles echaron al Partido Popular y eligieron a los socialistas. Sólo tres días después de que 10 bombas matasen a 200 personas en Madrid, este ejercicio de la libertad de elección muestra la diferencia entre terrorismo y democracia. Pero no se puede negar que los terroristas del mundo sacarán una conclusión distinta y más peligrosa de la votación española: que asesinando a inocentes han logrado derribar uno de los pilares de la alianza antiterrorista occidental».

La prensa internacional analizada por El País

Al castigar al Gobierno de José María Aznar por su temeraria e impopular participación en la guerra de Irak y por intentar manipular políticamente los atentados del 11-M, los electores españoles se han convertido en protagonistas activos en la escena política internacional. Escribe Javier Valenzuela en El País que por quinto día consecutivo, los grandes diarios del planeta consagraron ayer sus portadas a España. Destacaban dos elementos. Uno, el anuncio de Zapatero de que retirará las tropas españolas de Irak a partir de junio si la presencia militar extranjera en ese país no es asumida antes por la ONU. Otro, las reflexiones sobre el precio que pueden terminar pagando los gobernantes por sus mentiras.

El prestigioso diario económico británico Financial Times consagraba su editorial al 14-M con este rotundo titular: "España nos da una lección de democracia". Saliendo al paso de las interpretaciones interesadas que están efectuando sectores conservadores de EE UU y Europa vinculados con el Gobierno de Bush, el editorial afirmaba: "La elección del domingo puede parecer una victoria de Al Qaeda. Pero esta descripción no es convincente. No se puede concluir que España se acobardó ante el terrora gran escala (...) No cabe duda de que los españoles se alzaron frente al terrorismo, con 12 millones de personas manifestándose el pasado viernes".

Ésa fue también la opinión expresada por The New York Times en su editorial. "El resultado [de las elecciones españolas] podría verse como una victoria para los terroristas. No compartimos esta opinión". El más influyente diario generalista norteamericano señalaba que el 14-M ha significado "un golpe importante a la estrategia de Bush", pero rechazaba que sea una derrota de la democracia y de la lucha contra el terrorismo islamista. Al contrario, para este periódico "ha sido un ejercicio sano de democracia, donde un cambio de Gobierno es simplemente eso: un cambio de Gobierno, no un cambio del carácter nacional".

Como otros medios británicos y de EE UU, The New York Times hizo una lectura nacional del 14-M y denunció los "deseos de la Casa Blanca de convertir la elección [la presidencial estadounidense del próximo otoño] en un asunto de miedo y seguridad nacional". Será "una opción entre dos hombres y dos políticas, no un referéndum sobre el terrorismo". Tradicionalmente derechista en su línea editorial, The Wall Street Journal aseguró en su editorial: "Los terroristas van a sacar una conclusión de las elecciones españolas: matando a unos inocentes han sido capaces de derrocar a uno de los pilares de la coalición occidental contra el terror". El diario económico neoyorquino quiso jugar a los profetas y afirmó: "La ola de emoción que ha elegido al señor Zapatero se esfumará pronto, pero la sabiduría que motivó al señor Aznar ante el terrorismo permanecerá".

Diversos comentaristas siguieron esa senda en periódicos conservadores europeos. Un enrabietado Mark Steyn aseguró en el británico The Daily Telegraph que "los españoles han deshonrado a sus muertos" y "los terroristas han derrocado un Gobierno europeo". En el italiano Corriere della Sera, Angelo Panebianco, bajo el título "Europa y el riesgo de ceder al terrorismo", afirmó que "el espíritu de Múnich sopla sobre Europa". Los europeístas de cualquier nacionalidad celebraban el 14-M como un triunfo. El británico The Independent le leyó la cartilla a Downing Street con este titular de primera página: "El primer ministro español [Zapatero] acentúa la presión sobre Blair: 'No puedes organizar una guerra con mentiras".

Pero de nuevo fue la prensa progresista francesa, que el lunes atribuyó explícitamente en sus portadas la derrota del PP a sus mentiras sobre Irak y sobre los atentados del pasado jueves, la más entusiasta con el 14-M. En Le Monde, Emmanuel Négrier escribió que los resultados de las elecciones españolas significan "una reacción moral ante el uso del drama madrileño con fines electorales". En ese mismo diario, Claire Tréan afirmó que los votantes españoles han modificado "de forma irresistible" las relaciones entre EE UU y Europa. "George Bush", según Tréan, "ha perdido mucho más que el apoyo indefectible de Aznar. Se han desatado las lenguas".

El también francés Libération hizo una interesante reflexión. "Aznar", dijo en su editorial, "ha sido un adepto entusiasta del credo que confunde el antiterrorismo como tarea urgente que debe ser llevada a cabo de forma implacable con el antiterrorismo como ideología". Nunca desde la Guerra Civil de 1936-1939 una tragedia española, como lo fue el 11-M, ha sido vivida con tanta intensidad y tanta solidaridad por el resto del mundo. Y nunca desde entonces una reacción del pueblo español había influido de tal modo en los debates políticos de muchas naciones y en los asuntos internacionales. Con su participación en la guerra de Irak, Aznar decía desear que España "contara en el mundo". Pero se negó a escuchar al pueblo español, que no quería pesar en la arena internacional con una guerra que mayoritariamente consideraba ilegal y peligrosa. Ahora el pueblo español ha hablado libremente y su opinión cuenta en el planeta