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Cosas de la vida diaria
por Helena Arce
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Aquí estoy por comenzar escribir esta nota, mientras veo a mi marido intentando cansar a nuestra pequeña mascota de 4 meses, cruza de Gran Danés con Boxer, con tamaño de elefante La susodicha logró agotarnos a mi hijo y a mí, ya no sabíamos que hacer con ella mientras corría, con lo que solemos llamar la “caballería pesada”, es cuando este “bebe perruno” comienza a correr por toda la casa a todo lo que da, momentos en que agradecemos tener una casa grande…
Cansó también a la pobre “Tafi”, nuestra perra mayor, ahora que Juana se ha ido, una ovejera de 3 años, cansó a nuestra gata Varela, tan acostumbrada al respeto que las demás mascotas de nuestro hogar le tienen, y Cata, que así se llama la novel integrante familiar, la corretea, pensamos que para jugar, pero la pobre es tan bruta con esas tremendas patotas que casi no sabe manejar, que Varela huye. Nos agotó a mi Niño y a mi, llegó mi esposo de trabajar, tarde hoy, y se encuentra con la “caballería pesada” corriendo por todos lados, lo intimamos a cansarla y allí anda el señor de la casa corriendo con la perra, luchando por ganar el desafío que le tiramos nuestro hijo y yo. Parece que lo logró, según el por “Knock Out” técnico, ¡no pregunten como quedó él!
Alegrías de la vida familiar, donde compartimos momentos divertidos juntos, disfrutando las locuras con esta pequeña cachorra tamaño elefante, que juega como un bebe con el agregado de pesar nada menos que 20 kilos ya.
Una forma bella de terminar el día, olvidarnos de algunos sinsabores de la vida diaria, desde particulares a colectivos.
Gracias a ello no dan deseos de hablar del triste espectáculo de haber visto nuevamente a nuestros legisladores, peleando en el “altar de las leyes”.
No es posible amargarse, pues la victoria del padre de familia fue corta, pasaron dos minutos y se desató otra vez la “caballería pesada”, la pequeña de la casa se repuso del cansancio y arrancó a todo lo que da sus paseos, entra en un cuarto y sale por el otro. Imprevistamente aparece en el medio de la mesa Varela, la gata les había comentado, ¿verdad? Buscando refugio en nosotros, temiendo ser barrida ante las correrías de Cata.
Mientras en la televisión pasan el carnaval….
Debí cortar unos segundos pues Varela aprovechó pensando que la perrita estaba distraída e intentó irse al patio, no estaba distraída, estaba muy atenta, salió corriendo tras ella, la llamé y ni cinco me dio, debí pararme a buscarla, lo peor de todo es que le di un chancletazo en la cola, y ni lo sintió, al punto que me mueve la cola contenta. Eso pasa porque nos gustan los perros grandes, siempre hemos tenido ovejeros, pero cuando Juana nos estaba abandonando, nuestro bebe mayor, mi hijastro, me regaló esta perrita, que es un sol, por como nos divierte con sus locuras. No hay dudas, nos alegra la vida. .
Así entre carcajadas alegres, se nos terminó el carnaval en la pantalla chica, casi sin haberlo mirado, y aparece de pronto un informativo local. Al fin el Presidente está reconociendo que llegó la crisis al país, “un hermoso desafío al futuro” lo llamó. Si únicamente se hubiese ahorrado algo en estos tiempos de bonanza infinita, desconocida para nosotros, tal vez el Estado tendría resto para ayudar a quienes habitamos este bendito suelo a sufrirla un poco menos. Un duro invierno se nos viene, otra vez a abrocharse el cinturón y temblar por el futuro.
Pero mientras nuestra bebe sale otra vez con la “caballería pesada”, y a pesar de los pesares se nos ilumina la cara con la risa. Y aparece otra vez Varela buscando refugio, con la perra siguiéndola de cerca.
Nos enteramos que Rusia intenta armarse para hacer frente a la OTAN, quien se acerca a sus fronteras, mientras en USA le quitan importancia al tema.
Mi hijo tomó la sabia decisión de cambiar el canal, y puso una serie chistosa. Si hay que buscar motivos que alegren la vida, mirar de cerca los pequeños detalles que nos hacen una familia feliz. Soñar con ser imprudentes, cerrar los ojos e irnos en Turismo a recargar las pilas por allí, lejos de los teléfonos, las computadoras buscando recargar las pilas para lo que se nos viene.
Me comenta mi esposo que de casualidad descubrió una casa donde venden pantalones de vestir y sacos muy en cuenta, imprescindibles que deberán renovar este año los hombres de la casa, buena noticia pues estábamos comenzando a desesperar por ello.
De pronto estallamos en carcajadas, una broma en el programa de la televisión.
No nos podemos quejar, ha sido un buen día: tenemos trabajo y nos vamos a dormir con la sonrisa aun en la cara.
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