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Año V Nro. 353 - Uruguay, 28 de agosto del 2009
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“Hay de todo en la viña del Señor”. Y, entre los “rara avis”, están los desesperados en ser distintos, listos, desconcertantes, contradictorios y otras tantas cosas. Algunos que alcanzaron éxito en una rama del saber creen que tienen dones ilimitados, y se los ve operar como combatientes de causas definitivamente perdidas. Así es que exponen lamentables tesis o interpretaciones ajenas a sus saberes, aventurándose en laberintos ideológicos. Por supuesto que hay intelectuales “superdotados” que porfían en ubicarse por encima de cualquier razón o evidencia. Cuanto más radicales –siempre ensayan poses, impelidos por un desmedido afán de figuración- mejor; especialmente si se ubican presurosos en el extremismo. Y si de extremismo se trata, están del lado del actual izquierdismo radical, negador de las libertades individuales.
Y hete aquí que el mismísimo Hugo Chávez acaba de recibir el espaldarazo de un “emérito profesor” del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Se trata del lingüista estadounidense Avram Noam Chomsky. Este señor, tiene un bien ganado prestigio en trabajos de su especialidad. Pero es de los que también ensaya poses políticas, con “una visión fuertemente crítica de las sociedades capitalistas y socialistas, habiéndose definido políticamente a sí mismo como un anarquista”. En un boceto equilibrado de este personaje se dice: “...pese a su enorme contribución a la ciencia del siglo XX, fuera del ámbito académico es mucho más conocido por su activismo político y sus duras críticas la política exterior de EE.UU. y de otros países, como el Estado de Israel”. Ya entrado en años, Chomsky busca notoriedad y pretende influir, con su visión política que no la tiene clara, en cualquier país. Eligió, entonces, como paradigma de su pensamiento sobre Latinoamérica el seguido por el chavismo, y aplaude y aconseja. Y también se equivoca. Este personaje acaba de viajar a Venezuela para ensalzar al populismo y encuentra una cálida recepción del comandante Chávez. Simultáneamente, obviamente buscando aplausos fáciles, criticó a su propio país, Estados Unidos, que siente la animadversión de la ‘entente’ Caracas – Teherán, es decir de la alianza entre un desorbitado populista y una eclesiocracia anacrónica, negadora de las normas de convivencia internacional y embarcada en programas que ponen en peligro la paz. Chomsky, al criticar a Estados Unidos, se refiere a Colombia. Dijo: “La justificación de EE.UU. para la instalación de bases militares en Colombia es la lucha contra el narcotráfico, sin embargo, esta justificación es poco seria”. Y agregó: “Existe una actitud de intervención bajo el pretexto del narcotráfico” (BBC, 25.08.2009). Así se hace ostensible su mala fe, porque todos saben que el narcotráfico, no es un pretexto; es una lacerante realidad, más aún si está coludido con una vieja y cruel guerrilla extremista. Resulta imposible creer que este comedido comentarista ignore esto, que corresponde a la verdad ampliamente difundida. El lingüista, menciona la “instalación” de bases norteamericanas en territorio colombiano, lo que coincide con la distorsión tantas veces repetida por Chávez, Correa y Evo Morales. No se da cuenta –o no quiere, lo que es más probable– que lo de la instalación de nuevas bases no corresponde a la verdad, cayendo así en la posición del mero agitador y, en este caso, imitando el estilo del presidente venezolano. Parece necesario recordar: Estados Unidos y Colombia tienen en ejecución convenios de cooperación entre los dos países, conocidos como “Plan Colombia”, cuyo objetivo es disminuir el narcotráfico y resolver un largo conflicto armado interno. El Plan fue concebido en 1999 por el presidente colombiano Andrés Pastrana y por el estadounidense Bill Clinton. A los convenios colombo – estadounidenses, ahora se trata de incluir una necesaria adición: el uso de siete bases militares colombianas, ya instaladas, por un limitado número de técnicos y militares de Estados Unidos que seguirán en los planes de cooperación para combatir a la narco –guerrilla. Hurgar en el cajón de la mentiras, es el conocido estilo de irresponsables espontáneos. Chomsky, ya en junio pasado, aseguró que considera que Chávez puede ser “una influencia positiva” para Latinoamérica. “Muchos de los programas –dijo– que ha iniciado (el presidente venezolano) me parecen bastante prometedores, como las misiones (programas sociales), los esfuerzos para reducir la pobreza...”. Y añadió: (Chávez) “...ha impulsado los esfuerzos de integración en Sudamérica... Todas estas cosas son muy positivas”. Este profesor debería estar enterado que no es responsable calificar las amenazas, los insultos, las tropelías, la injerencia en asuntos internos de otros países, la conculcación de las libertades democráticas, como “muy positivas”. Esto ya es una demasía culpable. Hubiera sido más positivo que este Chomsky, el intelectual de la lingüística, siga usando su talento en lo que sabe: “desarrollar conceptos de la gramática generativa, que situó la sintaxis en el centro de la investigación lingüística cambiando programas y métodos de investigación en el estudio del lenguaje”. Porque este “genio”, comentando la política, no escapa de la deshonestidad. © Marcelo Ostria Trigo para Informe Uruguay ![]()
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