EL ULTIMO QUE APAGUE LA LUZ
Por: Walter Amaro - Sydney/Australia
Lamentablemente el aumento de la emigración de uruguayos hacia el exterior vuelve a ser noticia. Este fenómeno, que lejos de ser una novedad, vuelve a reiterarse, refleja la triste situación por la que atravieza el país.
Según la experta en demografía, Adela Pellegrino, la emigración de nuestros compatriotas aumentó un 24 por ciento en los seis primeros meses del año, señalando que entre 1 de enero y el 30 de junio de este año, dejaron el país 24.000 uruguayos. El estudio se publicó en el semanario Búsqueda de Montevideo, tomando como indicadores la situación paralela registrada en el mismo período del año 2002.
Las cifras estiman que la edad de los emigrantes uruguayos oscila entre los 20 y 29 años, aunque destaca que en los últimos años el desempleo provocó el aumento de pobladores mayores de 40 años que abandona el país y que usualmente lo hace junto a su núcleo familiar.
El informe nos recuerda una serie de vivencias que afectaron a millares de nuestros hermanos a través del tiempo. Podríamos ennumerar un sin fin de motivos que obligaron al uruguayo a buscar nuevos horizontes, variando su destino de acuerdo a la oportunidad de emigrar en su momento. Lamentablemente, como bien se indica en el estudio, las estadísticas no guardan registros para cuantificar este arcano fenómeno. Lo que si podriamos estimar, y a grandes rasgos, es la cifra de uruguayos en Australia, y tampoco en este caso, existe una certeza.
De todas formas es lamentable esta coyuntura utópica, donde la mano de obra especializada o profesional, luego de originar costos educacionales en nuestro país, termina siendo absorbida por otros sin ningún tipo de inversión, por la simple falta de oportunidades en territorio nacional. Y lo que es más lamentable, es el ver como nuestros hermanos se alejan sin tener en nuestras manos las herramientas necesarias para detener este flujo emigratorio de gente joven hacia diferentes destinos en el mundo.
¿Se imagina cuantos de nosotros, emigramos por motivos similares? No quiera ni pensarlo. Pero, paradógicamente, las cosas no han cambiado mucho que digamos. Como quien no quiere la cosa, nuestras maletas todavía no fueron desempacadas porque pensamos que la vuelta se produciría en poco tiempo; si es que cabe la metáfora. Sin embargo han pasado ya más de treinta y cinco años y todo sigue igual; o peor. ¿Qué sucede con la dirigencia política en Uruguay? Nos cuesta aceptar que no se pueda delinear una estrategia que nos permita salir del pozo de una vez.
¿Es que acaso la fuga de cerebros es mayor de lo pensado? ¿O será tal vez que los viejos caudillismos partidarios, comprometidos con determinados intereses, obstruyen el paso de figuras con iniciativas y capacidad para manejar situaciones de crisis?
El punto es que más allá de sentirnos impotentes y francamente doloridos ante esta situación de nunca acabar, poco podemos hacer desde tan lejos. Es más, a veces tememos levantar la voz por no ofender a nuestros hermanos en el territorio, sabedores de todos sus sufrimientos y pesares. Y como quien no quiere la cosa, seguimos siempre atados al consuelo de pensar que las cosas cambiarán alguna vez. No obstante, muchos ya se han hecho a la idea de echar raíces en este suelo debido a que el paso del tiempo no sólo ha erosionado nuestro optimismo, sino que además, nos ha quitado fuerzas como para seguir combatiendo con posibilidades.
Pero siempre queda algo positivo de por medio. Algunos de esos jóvenes valores que en algún momento se vieron obligados a emigrar, en este caso por razones de persecución política, edificaron su futuro en este país con brillantes oportunidades. Tal es el caso de Telmo Languiller, joven montevideano que en estos momentos es el único miembro del Parlamento del estado de Victoria, Australia, y ayudante de la ministro en las areas de Justicia Juvenil, Protección a la Infancia y Asistencia a Discapacitados. Es además motivo de orgullo de nuestra comunidad por ser el único parlamentario de habla hispana en el país y por sus orígenes uruguayos.
Telmo es una figura ampliamente respetada dentro de nuestra comuna y cuenta además con el total respaldo del electorado australiano, elementos que no sólo lo elevaron al sitial que representa, sino que por sobre todo, le afirman con mayor propiedad en el hámbito político nacional.
Paradógicamente, Telmo no ha sido invitado nunca a visitar el Uruguay en forma oficial, lo que ofertaría la posibilidad de cambiar expresiones sumamente provechosas.
Tal vez en próximas ediciones de Informe Uruguay podamos recabar sus propias impresiones.
Nos encontramos en siete días si así usted lo dispone. Por el momento, sólo me resta esperar, por el bien de todos, que algún iluminado, pensando de una vez por toda que su capacidad para gobernar debe canalizarse en favor del electorado, rompa con los viejos esquemas y piense en el bienestar de los uruguayos sin ningún tipo de compromisos. ¿Será esto posible?
Hasta la próxima...
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